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Me estoy mirando en el espejo revisando que todo esté en el lugar correcto, llevo un vestido largo de color azul que se amoldaba perfectamente a su cuerpo, con los hombros descubiertos y cuello halter alargando aún más su figura, un corte que iba desde los pies a la rodilla dejando a la vista un poco de su pierna. Me seque e hice ondas como peinado, unos zarcillos de plata redondos y un pequeño brazalete en mi mano derecha, el maquillaje lo deje clásico un poco de sombra acentuando mis ojos, mucho corrector y lápiz labial. Termino mi inspección cuando me pongo los tacones Louis Vuitton que me quedaron de mis días de modelaje.

Sentí un cosquilleo en mi espalda y al levantar la mirada veo a Daniel mirándome fijamente.

-Te ves espectacular – saca las manos de sus bolsillos del pantalón y se sienta a mi lado en la cama.

-Tú también estas muy guapo con este traje.

Daniel no aparto su mirada de mi cuerpo por un intenso momento, su mirada claramente me hizo dar cuenta que estaba pensando en nuestro encuentro de la noche anterior, sentí tal intensidad que un rubor se extendió por mi piel.

Daniel está vistiendo un traje y corbata negra con una camisa blanca, zapatos de vestir negros y muy brillantes, un aspecto muy sofisticado sin disfrazar su aspecto usual de chico malo. Aunque debo decir que lo prefería sin nada de ropa encima.

- ¿Cómo entraste? - preguntó cuando salgo del trance en el que estaba.

-La puerta estaba sin seguro, deberías ser más cuidadosa al respecto – agarra mi mano y le da un beso – debería instalar un sistema de seguridad.

-No tienes porque hacerlo, ya me encargare yo de eso. - respondo.

-Lo hago porque quiero Lena, y porque me preocupa tu seguridad.

Bajamos agarrados de la mano las escaleras camino a la puerta, agarro mi chal, llaves y mi sobre cuando noto el pétalo de una flor en mis cosas que estaba segura no estaba ahí antes, indiferente salgo y esta vez no me olvido de cerrar la puerta con llave.

Daniel abre la puerta para mí y mientras abrocho el cinturón de seguridad da la vuelta y entra por el lado del conductor, ajusta su cinturón y revisa los espejos antes de encender el auto. Noto que la dirección a la que vamos es hacía un reconocido salón de fiestas.

El trayecto al lugar fue agradable, con bromas de parte de Daniel y el contacto de su mano en mi pierna, cuando llegamos al lugar Daniel le da las llaves al valet parking e inmediatamente rodea mi cintura con su brazo pegándome a su cuerpo.

Caminamos juntos y el calor y roce de su cuerpo me recordó a sus caricias, besos y tacto, una mirada a la sonrisa de Daniel me dijo que él estaba pensando en lo mismo, respondo su sonrisa con una propia y entramos a la fiesta.

El salón está lleno de gente bien vestida, camareros con bandejas en su mano llevando bebidas, bocados de comida y ofreciéndoselas a los invitados.

Una banda al fondo toca una melodía baja que armoniza el lugar sin ser una interrupción para las conversaciones que estaban teniendo todos. Daniel se detuvo a saludar a la mayoría de los invitados, salude a todos cordialmente y haciendo comentarios ingeniosos en el momento perfecto, mientras caminábamos por el salón sentí como que alguien me moraba fijamente, un camarero pasa a nuestro lado con la bandeja llena de bebidas y cada uno de nosotros agarra una copa con champaña, doy un trago y siento el burbujeante, dulce y seco sabor de la bebida al mismo tiempo.

Las conversaciones giraban en torno al trabajo de Daniel y otras constructoras de la zona, así que no logre entender todo por lo que la mayor parte del tiempo solo escuche o hable con las esposas de temas triviales.

-Disculpen – digo al grupo en el que estamos – voy al tocador. - Le digo al oído. - no es necesario que me acompañes, ya vengo.

Detengo a Daniel antes de que empiece a caminar conmigo, mira alrededor antes de soltarme.

Inicio mi camino evitando chocar con la gente en dirección a los baños, dejo la copa en la bandeja de un camarero que pasaba cerca. Entro al baño y está casi vacío soló hay un cubículo ocupado. Me miro en el espejo y saco mi teléfono para ver las notificaciones.

Un mensaje de Mags.

"El plan está en marcha. ¿Cómo estas tú?"

Respondo con un simple "Estoy bien, suerte", nada más requiere mi atención y guardo mi teléfono. Entro en un cubículo cuando escucho que la otra persona sale, suspiro cuando termino salgo y lavo mis manos, seco mis manos y retoco mi maquillaje.

Salgo del baño y me volteo al escuchar una voz llamándome por mi nombre.

-¿Lena?

-Anthony, que sorpresa ¿Qué haces aquí? - es un poco incomodo encontrármelo aquí. - ¿Estas bien? - veo que camina un poco incomodo afincando más un pies que el otro.

-Creo que la pregunta es ¿Qué haces tu aquí? -

Que grosero el tono con el que me está hablando, no se parece en nada al Anthony que siempre va a la librería.

-Vine con mi novio – realmente no se en que página exacta estamos Daniel y yo, pero no me iba a presentar como la conquista del día.

-¿Daniel Calgary, En serio te presentas como su novia? Te creía más inteligente – una mueca adorna sus labios. - Te va a usar y después te va a dejar como lo hizo con todas antes de ti.

-¿De qué estas hablas?

-Lo hizo con mi hermana, con sus amigas y las amigas de sus amigas, lo hace con todas las mujeres que se consigue.

- Estoy sorprendida por cómo me está hablando más que por lo que me está diciendo.

-Oye, no me gusta cómo me estás hablando ahora, que seamos conocidos no te da el derecho de tratarme así - me estoy empezando a enojar un poco, siento como el calor en mi cuello sube a mi cabeza – Lo que hizo Daniel con su vida sentimental o sexual antes de salir conmigo está en el pasado.

-Recuerda esto, te vas a arrepentir – dice alejándose de mi vista antes de que pueda reaccionar.

Su última frase me provoca un escalofrió que recorre mi cuerpo y eriza el pelo de mis brazos y cuello, como se atreve a hablarme así cuando siempre he sido cortes con él, además Daniel y yo apenas nos reencontramos no puedo esperar que durante estos diez años que han pasado me haya sido fiel y menos cuando yo tampoco lo fui.

No voy a dejar que el pasado se interponga entre nosotros, regreso con Daniel con ese pensamiento en mente.

Trato de sacudirme la sensación de molestia y ambos caminamos en dirección a las mesas para ocupar nuestros asientos para la cena.

La mano de Daniel encuentra la mía debajo de la mesa, entrelaza nuestros dedos y me da un apretón de ánimo.

-¿Está todo bien? - pregunta Daniel en mi oído, suelta mi mano y aplaude a lo que sea que dijera a la persona en el estrado, estoy distraída.

-Si, claro todo está bien. - evidentemente no me saque del todo la incomodidad que me causo Anthony.

-¿Segura? - Daniel vuelve a preguntar con su cara a centímetros de mi rostro, pone su mano en mi muslo y le da un apretón.

-Si – recorro los centímetros que separan nuestros labios y le doy un beso – Segura.

El discurso termino rápido con una ronda de aplausos y abrió paso a los camareros que empezaron a servir los platos y bebidas, todos comemos en silencio hasta terminar, cuando retiran nuestros platos la banda empieza a tocar música para bailar y a un volumen mucho más alto que antes. 

Dulce 𝒮𝑒𝒹𝓊𝒸𝒸𝒾𝑜𝓃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora