¿Me perdonas? Frase que se repite una y otra vez en mi mente, me doy la vuelta.
-Yo, yo no puedo responder eso ahora Daniel– titubeo.
Daniel me jala hacia él y me rodea con sus fuertes brazos pegándome a su cuerpo, baja su mirada y cubre mis labios con los suyos, un simple toque de labios. Suelto un gemido cuando nuestros labios se separan, respiró fuerte y asalta mi boca con avidez deslizando su lengua y la mía salta a su encuentro. Mágico era la palabra que podía usar para describir este beso, un beso que me sacudió desde la punta de mis pies hasta el último nervio de mi cuerpo, el cuero de nuestra chaqueta sonó cuando nos separamos.
- Buenas noches ángel - planta un último beso en mi frente y empieza a caminar en dirección a su moto, sin decir nada más y después de pedirme las llaves de mi carro
- ¿Daniel? – él se paró en seco, pero no se volteó – Buenas noches – le digo y subo las escaleras que llevan a la puerta e introduzco la llave en la cerradura, miro por la ventana gigante que está al lado de la puerta su reflejo, entro y me apoyo en la puerta, no me muevo hasta que escucho el sonido de la moto arrancando y yéndose.
Miro a mí alrededor viendo mi sala de estar, paredes pintadas de blanco, y pisos del mismo color, en la sala un sofá pequeño de tres plazas, una alfombra de colores claros, una mesa con revistas encima y un florero, a la izquierda se ve el comedor y una isla que da paso a la cocina. Subo las escaleras que están frente a la puerta, en el segundo piso están los dos cuartos con sus respectivos baños, un ventanal gigante en la parte posterior que da vista al patio y a la parrillera, entro en mi cuarto y veo el piso de cerámica blanco que predomina en toda la casa y unas aburridas sabanas de colores claros, he recibido invitaciones para sacarle fotos y elegios por ser una construcción moderna y la decoración minimalista con títulos como ex modelo nos muestra su nueva pasión me doy cuenta de lo aburrida y monótona que es mi vida, le falta un poco de diversión.
Me acuesto en la cama con los brazos extendidos, sé que no quiero algo de una noche, pero también sé que es algo que deseo mucho y que también anhelo. Un poco baja de ánimo decido llamar a Mags.
Termino de encender las luces del patio y de afuera, conecto mi teléfono al cargador y hago una video llamada.
-Holaa mags – la saludo lanzándole un beso
-Hola – me responde y me regresa el beso
- ¿Qué tienes, te pasa algo? - puedo notar sus ojos un poco tristes.
-No pasa nada – responde y se cubre un poco.
- ¿Segura?, sabes que puedes contar conmigo siempre
-Lo se Lena – se ríe, tal vez sea mi propio estado de ánimo, y para no incomodarla sigo con la conversación. - Estaba pensando en visitarte a ver cómo va todo
Puedo escuchar por su voz que está tratando de no preguntarme acerca de Daniel pero que evidentemente siente curiosidad
-Me encantaría verte más seguido lo sabes, apenas estas a 1 hora de viaje, no seas holgazana y ven a verme, ya el clima esta casi perfecto para ir a nadar al lago.
-Seria divertido ir como antes – suspira. Antes de contestarle escucho un ruido en la calle y el perro de mi vecino ladrar.
-Estaba pensando en tener un cambio – muerdo mi labio pensativo – de look, ¿qué piensas? - agarro un mechón de mi pelo y lo extiendo, aburrido pienso.
-Ohhh, ya era hora – dice, la miro con la boca abierta – no te puedes arrepentir de haberme invitado. - se rie.
Riendo escucho como si algo estuviera raspando mi ventana con mucha insistencia, pierdo la sonrisa y le digo a mi hermana que me tengo que ir que hablamos después, me bajo de la cama y me pongo las pantuflas lanzando mi calzado, dándole al lugar un aspecto algo desordenado, o bueno esa era la intención, agarrando mi móvil en la mano fuertemente bajo las escaleras con cuidado y tratando de no hacer ruido, me asomo por la ventana con mi corazón latiendo fuerte a medida que el ruido se hace más intenso, suspirando veo a el perro de mi vecino rasgando con sus patas mis ventanas, aliviada salgo y lo saludo mirando a los lados buscando a su dueño.
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Dulce 𝒮𝑒𝒹𝓊𝒸𝒸𝒾𝑜𝓃
Romance+18. Habían pasado 10 años desde la última vez que Lena había visto a Daniel Calgary, y no era para nada parecido a como lo estaba viendo justo ahora. ¿En dónde habían quedado su cabello largo, su motocicleta, y sus botas? Después de haber dejado...