Capítulo 03

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Las palabras de Nam retumban en mi cabeza. Compórtate. Es fácil decirlo. Ayer saliendo de su habitación y mientras me dirigía a la mía, logré ver dentro de habitación de Becky. Esta justo frente a la mía, que esperaba.

No voy a negar que me hubiera gustado verla en toalla, o sin ella, pero la simple vista de sus largas piernas y su cabello dorado húmedo fueron suficientes.

—¿Qué miras? —me dijo fulminándome con la mirada.

Me quedé como estúpida sin saber que contestarle porque realmente estaba viéndole el trasero y las piernas y no iba a admitírselo. No me dio tiempo de devolverle un comentario mordaz en su lugar porque me azoto la puerta en la cara.

Hoy es otro cuento. No hubo percances en la mañana, lo que realmente agradecí. Por mi paz mental decidí ponerme los audífonos mientras se duchaba y mantener la puerta cerrada.

No la puedo culpar por el hecho de ser demasiado caliente, y tampoco por mi predisposición a admirar la belleza femenina. Era algo que pensé desde ayer que iba a ser realmente molesto ya que he estado casi en la abstinencia física, visual y de todo tipo.

No me equivoqué.

Es medio día, realmente pensé que me encontraba sola en el departamento, ya que Nam y Baitoey salen desde temprano, pero la música que sobrepasa las paredes hasta mi habitación me indica que no lo estoy.

Para mi suerte he avanzado bastante bien desde anoche y mi estomago ruge reclamando atención. Así que decido usar la interrupción para salir a buscar algo que comer. Es su segundo día, y le daré el beneficio de la duda, por hoy.

Realmente espero que no sea algo rutinario eso de oír música por todo lo alto, o en verdad tendremos problemas. De ser así tendré que hablar con Nam, aunque parezca muy ridículo.

Así que estoy haciéndome un sándwich cuando entra a la sala riendo y hablando muy alto por teléfono, claro para hacerse oír por encima de la música que ella misma ha puesto.

¿Por qué no puedo dejar de mirarla?

Ella se da cuenta, pero esta vez corrijo mi mirada a tiempo y parece que realmente me fastidia su presencia.

Ella no se queda atrás, su mirada es igual de filosa y baja la voz mientras habla. Yo me quedo ahí tardándome más de lo debido en embarrar la mayonesa en mi pan, mientras la veo desde la barra platicar animosamente con quien sea que esta del otro lado de la línea al tiempo que juega con un mechón de su cabello y sus piernas quedan extendidas desde el sofá hasta la mesita de centro.

¿Por qué no puedo estar molesta por el ruido?

¿Por qué parece que no respiro cuando se levanta y entra a la cocina meneando esas caderas?

Me obligo a dejar de fingir embarrar mayonesa, coloco el jamón y la lechuga sin prisas. Ella suena demasiado risueña y por un momento me planteo que tenga pareja.

Oigo un tenue bye y yo le doy un mordisco a mi sándwich. A pesar de que ya se despidió no la veo salir de la cocina por lo que permanezco de espaldas a ella algo tensa por su presencia.

Hasta que mi parte estúpida decide hacer acto de presencia y es demasiado tarde para cerrar la boca.

—¿Tienes novio? ¿o novia? —No sé en qué momento me giro para encararla, pero es demasiado tarde, ella me mira como si tuviera dos cabezas y luego se ve algo incomoda.

—Y eso que más te da —Ay dios su jodida voz. Recupera su postura y yo soy la que estoy nerviosa ahora.

Piensa en algo, ¿por qué hiciste esa pregunta para empezar? Estúpida, estúpida.

—Es solo que somos algo estrictas con ese tema, podemos tener visitas, pero no pueden estar en las áreas comunes, ya sabes... —Pienso en Nam soltando una carcajada si me hubiera oído decir esto, pero agradezco que se me ocurriera.

—Oh, descuida no debes preocuparte por eso —Trata de sonreír, pero se queda en un intento, entonces reparo en que quiere bajar un vaso de la gaveta, es alta, pero aun así le saco unos centímetros, me acerco para ayudarle.

—Permíteme —le digo acercándome peligrosamente a ella, su aroma es tan... mierda—. Aquí tienes.

Ni siquiera me da las gracias, solo lo toma y luego va hacia el refrigerador.

Trato de comportarme, no quiero que piense que mi estúpida pregunta tenía otra intención, pero Dios sí, sí la tenía. Y ahora no sé qué pensar por su respuesta tan ambigua. Dijo que no me preocupe por eso, pero ¿a qué se refería exactamente? ¿No tiene pareja o no piensa hacer demostraciones en las áreas comunes?

Becky me mira algo escéptica y yo me aventuro a hablar de nuevo.

—No hemos tenido tiempo de hablar sobre como son las cosas aquí.

Ella camina hacia la salida de la cocina, pero se detiene.

—Baitoey me dijo lo suficiente —la miro algo inquisitiva, me importan una mierda esas cosas, de pronto solo quiero oír su voz y platicar con ella.

—Bueno tal vez deberíamos plantearnos otras reglas de convivencia —le digo alzando una ceja—. Como los decibeles permitidos para la música.

Entonces ella me mira con una expresión que era desconocida para mí y que hace que algo se encienda en mi interior.

—Tendremos tiempo para eso ¿o no?

Su voz pausada, pretendiendo inocencia cuando su mirada dice todo lo contrario, su mano rozando mi brazo deliberadamente.

Me corto un dedo si eso no fue un coqueteo. ¡Claro que habrá tiempo! Y si esa fue una invitación, con gusto la aceptaré.

Le devuelvo la sonrisa y ella sale de la cocina dejándome muy alterada.

Ese tipo de chica [Freenbecky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora