Capítulo 07

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La plática con Nam no funcionó. Ella cree que debería mantenerme al margen, pero está muy equivocada si cree que lo haré. Para bien o para mal, Becky no se librará de mí. Ella ya jugó sus cartas, ahora irán las mías. Hay algo en ella, y en cómo se ha comportado estos últimos días que me dan un poco de esperanza. Sorprendentemente ha estado más civilizada.

No es que me sonría y me ceda el paso o me habrá la puerta, pero ha estado.... quieta.

Seria inapropiado volverle a jugar una broma así que, en vez de eso, estoy haciendo lo que Nam me pidió. Ser indulgente.

Llevar la fiesta en paz por el momento, mientras busco una oportunidad para hacer mi movimiento. Y mientras eso pasa, también avanzo el guion, la junta con el señor Marshall será prontamente programada así que necesito un avance. A eso me he dedicado los últimos días.

No puedo fallarle a Nam, con suerte pueda venderlo y pagar el alquiler de un año, así si Becky quiere quedarse, podría rogarme.

¿Le gustaran al señor Marshall las escenas eróticas?

Aunque he tratado de concentrarme e increíblemente he estado inspirada aun debido a los contratiempos, justo ahora solo pienso en la forma que encajaría una escena subida de tono en la historia. Puede que este siendo parcial, pero es que no logro sacarme de la cabeza imágenes de Becky en ropa interior, tendida sobre una cama, y a mi encima de ella enseñándole lo sucia que puedo ser.

Tal vez pueda adaptar una escena así en mi historia.

Entre si sí, o si no, empiezo a escribir, porque necesito sacarlo de mi cabeza.


Ella se recuesta sobre la cama con delicadeza, al mismo tiempo que desliza el abrigo por sus hombros, con una sonrisa ansiosa y encendida que también encendió a su amante.

Queda tendida, manos sobre su cabeza, piernas dobladas, pero sin duda incitando a su amor que las abriera e hiciera con ella lo que le placiera. Estaba tan dispuesta y en su expresión también se notaba su fuego, que ya la quemaba desde dentro.

Poco traía encima cubriéndola, como para dejar volar la imaginación, apenas un par de diminutas prendas que uno pensaría eran incómodas para llevar de forma casual. No, aquello era premeditado, ella sabía que llegarían a ello, y esa mujer estaba preparada, jamás perdía el control, jamás la sorprenderías distraída.

Retó con la mirada al otro par que la veía desde el borde de la cama, su lecho, con una sonrisa que gritaba "no te atreves" y con los ojos sabiendo que, si lo haría, y cuando cayó por fin encima de ella, en un movimiento que parecía más un impulso, un instinto, ella solo gimió victoriosa y sonrió burlona al mismo tiempo.

Abrió sus piernas, se retorció como le gustaba, se acopló conociendo bien la danza de cuerpos, encontró los labios de su amante y jadeo cuando sintió que la hacía suya sin ninguna dificultad.


Mierda.

No puedo seguir escribiendo esto mientras me imagino contemplándola. Es así como siento toda esta situación con ella. Que estoy perdiendo el control, que nunca lo he tenido.

Decido que es mejor dejarlo ahí.

No funcionaría con la historia que estoy escribiendo, pero sin duda guardaré el fragmento, aunque sea para distracción personal futura. Algo me dice que puedo conseguir más de donde vino eso.

Decido que necesito un descanso, me levanto del escritorio y me tiro a la cama, pero justo en ese momento me sobresalta un portazo y unas voces. Me incorporo un poco sobre mis codos, agudizando mi oído para tratar de oír sobre lo que hablan.

Ese tipo de chica [Freenbecky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora