Capítulo 10

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No vuelvo a salir de mi habitación en los próximos días.

Siempre he amado como escribir y construir mundos ficticios me ha distraído de la realidad, es una de las razones por las que me apasiona y lo amo, durante mi infancia y adolescencia era mi mejor escudo.

Siempre tuve el control para escapar de mi realidad, siempre sirvió, aunque en los peores días era muy difícil, como ahora.

Por más que intento sumergirme en mi historia, vivir lo que los personajes, seguir el hilo, no puedo. Todo lo que hay en mi mente es Becky.

La besé, la besé, demonios, y fue increíble. No hay nada más en mi cabeza, solo el recuerdo del sabor y de la suavidad de sus labios.

El malestar por su renuencia después de eso tampoco me ha abandonado, sé que no ha sido otra de sus artimañas, se veía realmente afectada, como si quisiera y no pudiera. No he tenido oportunidad de hablar con ella, no he salido de nuevo y no pretendo ir a presionarla para que me bese de nuevo. Ella ya lo probó y estoy segura de que será ella quien corra hacia a mi esta vez. Le encantó y querrá más. Sé que sí.

Me rindo con el guion. Gruño frustrada y me levanto tirando la silla hacia atrás.

Me doy cuenta de que sigo sin limpiar mi habitación.

Salgo hacia la cocina, no me topo con nadie y me alivia, busco un par de bolsas para basura y regreso. Me distraigo las siguientes horas poniendo todo en orden, saco la basura, limpio el piso, acomodo mi ropa limpia y aparto la sucia, cuando me doy cuenta la puerta principal se abre dando paso a las voces de Becky y Nam. ¿Han salido juntas?

No puedo evitar sentir un malestar. Trato de ignorarlas, la puerta de mi habitación está abierta por lo que en cualquier momento Becky tendrá que aparecer en el pasillo para ir a la suya, no le doy importancia, termino el quehacer y me relajo un poco cuando la puerta de enfrente se azota.

Bien. Quiero correr hacia a ella y volver a besarla, pero no puedo hacer eso por lo pronto.

—¿Has cenado ya? —la voz de Nam me asusta y me llevo la mano al pecho, he traído la cabeza por las nubes, no me acostumbro a esa nueva rutina que tiene de venir a corroborar cada noche que siga viva.

—Por el Buda Nam, ¿por qué tienes que ser tan sigilosa?

—No lo soy.

—Gracias por la invitación, pero no tengo hambre —Nam entra a mi habitación y ve la laptop abierta en mi escritorio, suspira de forma pesada, como si estuviera cansada o angustiada.

Le agradezco su preocupación, debe sentirse culpable de que nunca lo había hecho antes de que Becky se lo hiciera saber.

—¿Has estado limpiando todo el día? Debes estar hambrienta, no mientas, vamos acompáñame a cenar, compré comida china —insiste.

Bajo la mirada avergonzada porque tiene razón. Muero de hambre, de nuevo el tiempo se ha ido volando, pretendía comer antes de que llegara, no quería arriesgarme a que organizara otra cena de compañeras.

—¿Solo tú y yo? —pregunto con cautela.

Ella nota la urgencia en mi vos y la veo arrugar la frente.

—Sí, solo tu yo, Becky ya ha cenado, y si tú me rechazas también, cenaré sola —comenta haciendo un puchero.

Pienso que probablemente Becky también quiere evitarme. No me agrada pensar eso, pero es lo mejor para evadir incomodidades.

Quisiera poder hablar con ella, pero no sé cómo, tengo que ser paciente, además ella tendría que explicarme el por qué actuó de esa forma.

Al final accedo y ceno junto con Nam en la sala.

Ese tipo de chica [Freenbecky]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora