Oigo algunos aplausos, ni siquiera causan gran estruendo considerando la poca gente que hay en las butacas, que prácticamente solo es un puñado de muchachos que, como yo, esperan su turno para audicionar, sin embargo, me permito disfrutar el ser leventemente elogiada, me ayuda a que la seguridad que adopté al subirme al escenario no se vaya a pique.
Todos aplauden por cortesía, los chicos que pasaron antes que yo también recibieron algunos y yo me vi en la obligación moral de hacerlo también, así que estoy consciente de que no es para tanto, sin embargo, la sensación de estar sumergida en otra piel, entregada a la personificación, hace que el cosquilleo que me provocan esos aplausos se agrande, que ensanchen mi esperanza y alimenten mi pasión.
La señorita en las butacas es muy amable cuando me despide y me dice que estuve bien. Tampoco es para tanto, pero me permito fantasear, me dedica una sonrisa gentil antes de volverse a los papeles que tiene en frente y garabatear algo, yo asiento y agradezco para todos antes de dirigirme tras el telón y salir de ahí.
He terminado mi actuación con lágrimas en los ojos, así que mientras voy a buscar mis cosas para retirarme, me limpio los ojos con las palmas de mis manos y suspiro tratando de abandonar por completo la sensación que aun siento que me envuelve.
He tenido la suerte de que justo me pidieran interpretar una escena triste, y digo suerte porque, aunque no tengo problema con llorar a voluntad, todo lo que pasó ayer por la noche sirvió como catalizador y fue inevitable sentirme un poco sensible e identificarme con parte del guion.
Creo que me fue muy bien, me siento realmente tranquila con el resultado de hoy.
Si no me equivoco, está audición tiene como propósito encontrar suplentes para una obra de teatro poco reconocida.
No es la gran cosa, pero cada escalón cuenta.
Podría empezar de suplente y con el tiempo pasar a un papel recurrente, luego uno principal, saltaría de una obra a otra hasta que pudiera hacerme de una reputación y pudiera dar el salto a la televisión o cine.
Hoy me encuentro más optimista, y aunque es probable que no me llamen como en las ocasiones pasadas, en algún momento debe ocurrir y me permito crear escenarios en mi mente donde mi sueño se hace realidad.
Me he levantado de buen humor a pesar del trago amargo que fue la noche con Freen, y he tenido éxito en no dejar que eso me afectara de forma negativa, efectivamente no ha salido de su habitación por la mañana, sé que estaba al tanto de que estaba en casa porque use la ducha y la cocina. No dejé que su indiferencia me arruinara el momento, necesitaba concentrarme, pero ahora que me dirijo a la salida, es como si regresara todo a mí y la discusión se rebobina en mi cabeza.
Ahora cuando salgo del teatro hacia la recepción me siento mejor conmigo misma, no he disipado por completo las dudas, pero actuar es algo que tengo claro en mi naturaleza, cuando subo al escenario y me convierto en otra persona, es mágico, es terapéutico.
Tengo claro que, aunque me rechacen no pararé de intentarlo, aunque haya rachas en las me sienta decepcionada. Tarde o temprano llegará el momento y me obligo a animarme a misma, en consecuencia, ese pensamiento anestesia un poco el dolor de herir a Freen al pensar que no tengo porque irme pronto.
Siento que salgo tranquila por el trabajo mostrado hoy. Levanto la mirada al llegar al recibidor cuando reconozco una figura cerca de la pared lateral que da acceso a los pasillos.
No sé inmuta cuando choca su mirada con la mía y mi corazón se acelera por la vergüenza de volver a sentirme rondada, ya lo hizo Freen una vez. ¿Cómo Nam llegó al teatro si no le dije donde sería la audición?
ESTÁS LEYENDO
Ese tipo de chica [Freenbecky]
FanfictionFreen tiene una nueva compañera de piso. No es que le agrade la idea, de hecho no lo hace para nada, menos cuando esta nueva chica le sacudirá el suelo con su personalidad y belleza. Pero a pesar de lo irritable que se vuelve el ambiente con la...