Advertencias: fic de época con muchas atribuciones. YoonSeok como pareja principal, pero al ser un fic harem, también existirán otras interacciones. Drama y angst.
Este capítulo tiene, en la parte final, una escena delicada a tener en cuenta. Por favor, leer con cuidado y con discreción.
Antes de leer, me gustaría pedirles amablemente que no me presionen o pregunten cuándo voy a actualizar este fic u otros. Comprendo que les gustaría tener actualizaciones más rápidas y seguidas, pero lamentablemente no puedo escribir todos los días y mucho menos actualizarles. Trabajo y tengo otras obligaciones, y este mes he andado con el ánimo como un sube y baja.
SÉ que debo actualizar. SÉ que tengo historias abandonadas. Pero no es agradable que todas las semanas pongan los mismos mensajes o me hablen por DM para preguntarme CUÁNDO actualizaré, porque ni yo misma lo sé.
O, por último, si quieren que actualice algo, pueden pagarme como hizo sylverkoky jejeje. Agradézcanle a ella que este capítulo esto hoy, porque si no, habría llegado en unas tres semanas más xd Así que ya saben, pueden pagarme para tener actualizaciones más rápidas:)
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Desde que la noticia de que la futura Emperatriz había perdido a su bebé recorrió el palacio, el lugar se sumergió en un tenso y caótico silencio.
No fue necesario que Yeji, como regente, ordenara un luto ya que fue asumido por casi todos de manera automática. Además, dentro de unos amaneceres debería llegar el Príncipe Min Yoongi, herido de gravedad en el rostro, junto con el cuerpo del Emperador para los ritos funerales. Y los ojos estaban puestos, por supuesto, en Euijin por si ocurría el último golpe de gracia: si se comunicaba la muerte del Príncipe Heredero, entonces el príncipe Euijin sería quién asumiría el trono en unos años más.
Hoseok no tenía cabeza para eso. Llevaba encerrado en sus aposentos cuatro amaneceres y todos tenían prohibido entrar... Todos menos Dawon.
La hermana del muchacho tenía la tentación, en ese momento, de abrir las cortinas para que entrara un poco de luz natural. Sin embargo, sabía que Hoseok no quería nada de eso, y sólo acarició sus sucios cabellos, oyendo sus suaves sollozos. Su hermanito sólo lloraba, gimoteaba y murmuraba en voz baja, acurrucado entre las mantas, y Dawon no sabía qué podía hacer para calmar su adolorido corazón.
―Hobi ―susurró ella, y no sabía si estaba despierto, porque Hoseok sólo se acurrucaba contra su cuerpo y se quedaba allí. Apenas comía algo y tomaba poca agua―, es momento de bañarte, ¿no lo crees, cariño?
―No ―la voz ronca de Hoseok, por apenas haber hablado, la estremeció―, no quiero, noona. A veces... ―un sollozo bajo―, a veces siento que mi bebé todavía está conmigo.