Ese verano era especialmente caluroso y cálido, pensó Hoseok mientras Minji le abanicaba para tratar de mantenerlo fresco, bebiendo el té frío que le sirvió Bongsun unos minutos atrás.
―Mañana vendrá la modista en la mañana ―le estaba informando Minji―, y durante la tarde, recuerde que tiene su reunión con el señor Lee por la ampliación de la fundación.
―Lo sé, lo sé ―suspiró Hoseok y, de manera innata, llevó una mano hacia su barriga―, ¿podríamos tener esa reunión aquí fuera, por favor? Si me tengo que quedar adentro voy a...
―¡Mamá! ¡Mamá!
Los gritos infantiles lo sobresaltaron, girándose para ver aparecer por el sendero a Wheein, llevando a dos niños de las manos. Sus pequeños príncipes.
―Príncipes, por favor, no corran ―suplicó su doncella, haciendo fuerza para que caminaran debido a que la estaban tirando para que les soltara.
Hoseok se puso de pie con ayuda de Bongsun, yendo a recibir a los niños, que acababan de cumplir las cuatro primaveras una luna atrás. Se inclinó para besar primero a Jimin en su frente, antes de hacer lo mismo con Taehyung.
―¿Cómo estuvo la lección con el maestro Gwon? ―preguntó, agarrándoles las manos para volver hacia el sofá donde había estado recostado―. ¿Se han portado bien o lo han hecho rabiar nuevamente? ¿Qué aprendiste hoy, Jimin?
―¡Nada! ―exclamó su hijo mayor sabiamente, y Hoseok negó con la cabeza, aunque una sonrisa pintaba sus labios.
―Han empezado a usar tinta para escribir, pero dejaron los pergaminos todos sucios ―suspiró Wheein a modo de explicación―, sus manos y ropas también, Emperatriz. Tuve que darles un nuevo baño antes de traerlos con usted.
―Por los dioses ―Hoseok comenzó a hacerle cosquillas a Taehyung, que empezó a reírse enseguida con escándalo―. Ustedes son realmente unos pequeños monstruitos, el maestro Gwon se la pasa quejando que son muy malos estudiantes.
Jimin se puso de pie en el sofá, yendo a abrazar a Hoseok por el cuello para darle un húmedo beso en la mejilla.
―¿Dónde está papá? ―preguntó Jimin, sin soltarlo mientras Taehyung recostaba su cabeza en las piernas de Hoseok.
―Trabajando, por supuesto ―dijo Hoseok―, tu padre es el Emperador y tiene muchas cosas que hacer, Jimin.
Vio la inconformidad en el rostro de su hijo mayor, que por el infantil enojo, lo soltó para volver a sentarse con un puchero. Hoseok acarició el cabello de Taehyung antes de posar su mano en su hinchada barriga de cinco lunas.
Para nadie fue una sorpresa el nuevo embarazo y cayó como una buena noticia luego de un invierno duro y largo. Hoseok estaba emocionado por recibir a un nuevo bebé en su familia, esperando y cruzando los dedos para que en esta ocasión tuviera una niña. Sabía que Yoongi igual deseaba una princesa a la que mimar más de lo que ya hacía con sus otros hijos.