04 - Malentendido.

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ChangBin había llegado al apartamento de Felix a la hora indicada, tal y como se había acordado.
Dejó sus cosas en su lugar correspondiente de trabajo y el rubio lo miró confusamente.

— ¿Todo eso es tuyo?

— Sí, traje mi propia laptop porque me adapté a usarla. — Confesó y alzó las cejas al notar que el contrario parecía no muy convencido. — ¿Puedo usar mis propias cosas? — Y Felix solo asintió.

— Me haré un café, ¿Quieres que... — De pronto, ChangBin se apresuró a interrumpir lo que el rubio estaba por decir.

— No, gracias. — Contestó en un tono rígido, sin mostrar alguna emoción y siguió sacando las cosas de su mochila.

— Esta vez tendré más cui... — Y ChangBin volvió a interrumpir, esta vez, mirando a Felix que vestía un suéter azul cielo, un pantalón de mezclilla clásico, acompañado de unos tenis blancos.

— Ya tomé café.

Lee no volvió a insistir y se dispuso a ir directamente a la cocina, pero ChangBin tomó una bolsa de colores rosas y cafés y la acercó al contrario.
Lee miró el contendido, se trataba de su suéter amarillo.

— No tenías que lavarlo. — Lo dijo debido al olor que desprendía a un tipo de suavizante de telas que él no solía usar.

— Eso sería de mala educación. — ChangBin volvió a lo suyo, encendiendo su laptop de color gris. Miró el reloj redondo que colgaba de la pared y después volvió a mirar a Felix. — ¿No deberíamos comenzar a trabajar?

Lee asintió. Después de que preparara su taza de café, la puso en su escritorio, esta vez, teniendo respectivo cuidado.
Se sentó en la silla que hace juego con su escritorio y se dispuso a dibujar la última escena en la que se había quedado.

Felix observó la última ilustración en la que estaba trabajando. Se trataba de una chica con sus pechos visibles ante el espectador, con una expresión vergonzosa mientras las líneas de sonrojo hacían presencia en su rostro.
El rubio se detuvo observando detalladamente, no muy convencido de lo que se encontraba dibujando y Bin pudo notarlo.

— ¿Sucede algo? — Bin se mostró intrigado por aquellos gestos que hacía el contrario al momento de observar.

— No. — El rubio siguió concentrado en aquella ilustración y al mismo tiempo suspiró.

— Pero no dejas de suspirar. — Alzó una ceja e hizo una mueca extraña. — ¿No te gustó el boceto que te envié hace un momento?

— No, no eso. — Negó con ambas manos. — Es sólo que, no puedo pensar en otra pose. He estado dibujando las mismas poses desde hace una hora.

Ese era el punto débil de Lee. Cuando todas sus ideas se agotaban y no tenía nada más que hacer, automáticamente se bloqueaba y las escenas parecían ser aburridas. Sin duda, ser un autor de títulos +19 se había convertido en un reto para el rubio quien se había quedado sin imaginación.

— Puedo ayudarte, sólo necesito posar, ¿No? — Se ofreció el asistente de cabellos negros.

Para Felix sería como ser un artista antiguo que veía a su modelo para después plasmarla en su lienzo. En este caso, sólo le quedaba caricaturizar a ChangBin, copiar su pose y ya está. No necesitaba tener detalles de los rasgos de su asistente puesto que el personaje ya estaba hecho.

— Gracias pero... ¿Estás bien con eso? — Preguntó un poco intrigado. Porque es cierto que ChangBin no haría cualquier pose, no posaría como un modelo común y corriente, lo que haría ChangBin era replicar una pose sensual y que resultara provocativa en el acto. — Creo que será mejor que primero veas esto.

Seo se acercó a mirar la tira cómica y observó a esa chica que estaba prácticamente desnuda de su torso.

— Abre más las piernas. — Dijo señalando aquella pose del boceto. — Es raro, ¿Verdad? — Lee no lo iba a negar, era algo extraño compartir su trabajo con alguien más que no fuese su jefa.

Bin pasó sáliba y terminó de observar aquel boceto para después mirar a su jefe, quien tenía una pluma sostenida entre su cabeza y la parte superior de su oreja.

— No es raro. Es trabajo, ¿Qué podemos hacer para mejorarlo? — Preguntó y pasó su mano en su nuca, algo nervioso de las palabras que estaban saliendo de su boca. — ¿Necesitas tomar una foto?

Felix no negaría que el cuerpo bien trabajado de Seo le daría un toque aún más llamativo a la escena, pero realmente pensó en la incomodidad del momento, aunque no dejaba de ser trabajo, ¿Cierto?

— Creo que podemos hacerlo sí sólo observo tu pose. — Esta vez, tomó su pluma y la puso en su boca para después mirar fijamente a ChangBin.

— Pero creo que el boceto tiene varios errores. La mano debería estar apoyada en algún lugar. — Sugirió y el rubio pareció pensarlo.

— Deberíamos usar mi cama y podrías apoyar la mano de una forma más natural.

Así fue como ChangBin terminó posando en la cama de Felix, quien veía detalladamente y dibujaba de una forma hábil en su cuaderno de bocetos, replicando la pose tal y como Seo la estaba haciendo.

— No pienses en nada raro. — Advirtió el rubio, concentrado en el cuerpo de Bin, copiando los ángulos indicados. De pronto, su asistente se había convertido en su musa.

— No estoy pensando en nada. — Mentía, realmente era imposible no pensar algo al respecto, pues la pose se trataba de Seo apoyando sus manos y sus rodillas en la cama, elevando su trasero y llevando su rostro un poco más abajo, inclinándose por completo.

— Espera, necesito ver esto desde otro ángulo.

Lee caminó y rodeó la cama, hasta lograr estar del lado predominante de la pose, donde podía ver el perfecto y redondo trasero de Seo.

Felix siguió dibujando rápidamente desde ese ángulo y dió un paso equivocado, sin darse cuenta de que había una almohada en el piso, provocando que cayera rectamente. Se apoyó en el cuerpo de Bin, colocó sus manos en las caderas del asistente, quedando detrás del cuerpo del más bajo, pegando su miembro contra el trasero de Bin, quien al instante se sobresaltó pero no hizo un intento de moverse.

Felix bajó su mirada lentamente, viendo en la posición en la que se encontraba y en ese mismo instante,
ambos se sobresaltaron al escuchar el ruido que hacia la puerta al abrirse. Se quedaron inmóviles.

— Felix, ¿Por qué no contestas el teléfono? — Se escuchó una voz femenina. Obviamente se trataba de Chae, era la única persona que tenía la contraseña de su apartamento y podía entrar las veces que le diera la gana.

Chaeyoung caminó un poco más y se encontró con esos dos chicos en aquella pose. Los dos jovenes miraron a la hermosa mujer que se tapó los ojos y miró hacia otro lado.

— Oh Dios mío. No sabía que también le inspiraban los hombres.

Asistente - ChangLix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora