La taberna

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—Son nobles de buena familia...no podemos hacer nada más—Intento explicar el hombre honesto.

El hombre se acomodó su sombrero negro y ladeo su cabeza. Podía escuchar la conversación con claridad a sus espaldas en la pequeña taberna.

—No me interesa si son nobles o no. No voy a perdonar a nadie que haya intentado matar a uno de mis hijos y se haya robado el dinero de la arqueta—Espeto encolerizado. — ¡Solo por tener un título son superiores a quien paga impuestos para que ellos se vayan a sus fiestas pomposas y le besen el culo al rey! —Aclaro entre susurros y entre dientes, el hombre de piel blanca se había puesto rojo de ira. Era como ver a un tomate maduro.

El trovador de la taberna cantaba a medida que tocaba una guitarra, la misma leyenda que todos había estado murmurando entre corrillos en recovecos, esperando que el caballero de las leyendas apareciera frente a ellos. Solo el rey de Dumnonia sabía la verdadera identidad del Dragón blanco.

La gente gritó y empezó a lanzar monedas al trovador.

—Buenas tardes damas y caballeros ...vengo a relatar una historia que ocurrió años atrás—Con su voz cantarina se posó entre las mesas y empezó poco a poco a caminar entre ellas dando giros y saltos animados—Sobre el caballero imperial que a un dragón blanco ...asesino de una manera brutal—Subió la voz y empezó a tocar con más fuerza—En un bosque muy lejano, donde la luz apenas puede entrar, había caído una enfermedad al parecer incurable ya, un joven busco a un dragón que podía cumplir deseos , pero termino encontrando a su cría muerta allí, el dragón enfurecido rugió y el pueblo de Ingrid apenas podía luchar, para su sorpresa el Dragón Blanco llego y con un fuego abrazador los extinguió, el bosque incendiado quedo y con eso llego la destrucción, el fuego empezó a extenderse hasta Dumnonia, llego y con él, el mismísimo Dragón. La ira se veía en sus ojos, un demonio alado que no podía ser asesinado—Canto lleno de pasión.

La gente gritaba y barbullaba, los hombres tenían mujeres sentadas sobres sus piernas, las risas resonaban en el lugar lleno, mientras los cocineros servían pan recién hecho, pasteles de carne y caldos de verduras.

El caballero que tenía un mechón blanco en el fleco del cabello negro lo observaba, mientras se llevaba un bocado de sopa a la boca. Solitario y silencioso.

—La esperanza parecía perdida, hasta que en su brillante armadura bajo desde una colina, con una espada y un escudo brutal, aproximo a la bestia justamente cuando nadie lo veía, con una mano se sostuvo de su cresta y con la otra atravesó su corazón. , termino por arrancarle el mismo con un jalón, él fue el primer hombre y único hombre en matar un dragón—Inspirado señalo hacia donde se encuentra un caballero tomando su cerveza y mirándolo con un profundo odio.

La gente seguía bebiendo y el trovador se detuvo y luego se sentó frente al caballero que tomaba su cerveza.

—Lord Dorian, por favor quité esa cara, parece que va a matar a alguien—Explica el chico pecoso de cabello castaño.

Dorian vira los ojos.

—Puede que te mate a ti—Amilano.

El chico irritante nervioso al mirar a la camarera que pasaba ponerse nervioso.

—Jajaja solo está jugando, es un juego que tenemos...yo te mataré a ti también—Bromeo nervioso.

La chica ladeó la cabeza y sonriendo poco convencida hasta que fue llamada a otra mesa.

—Jajajaja Es lo más ridículo que te he escuchado decir y por eso te has salvado—Se burló luego de beberse todo el tarro de cerveza dejo monedas sobre la mesa y se fue, mientras el trovador observaba a la joven que le había sonreído.

La Dama Blanca y El DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora