El príncipe de Elmet

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El príncipe de Elmet nació cuando su reino se encontraba muriendo de hambre, la helada nación de Elmet carecía cada vez más de alimento, se hacía cada vez más difícil mantener a los pueblos construidos alrededor del país, las pieles morenas de los Elmetianos no se parecía en nada a la piel clara de la reina Ingritt Frederickson la mujer amable que solía preocuparse tanto por su pueblo, el padre de Kiliam, el rey Jerome Nataniel era amable y sin duda alguna hacia lo que podía, pero debido a los estrechos llenos de ladrones, muchas de la comida nunca llegaba a su destino y ese era el castillo, los guardias no tenían la fuerza suficiente para defender las fronteras.

Un día la reina observaba el mar por medio de la ventana de su habitación.

—Su majestad...las aguas desconocidas deben tener peces, las gaviotas siguen a las ballenas y estas se alimentan gracias a ellas—Aseguro al señalar a las extrañas aves en el cielo.

Jerome se plantío muchas veces aventurarse a ese mar tormentoso y helado, pues los búfalos de la región se habían extinguido y los siervos no llegarían hasta la temporada de migración, cada minutos era preciado y en cada minutos se perdía o de evanecía una vida que debía. ser salvado de alguna manera.

—Ingritt es un poco descabellado...pero es una idea que no me había planteado, sino hasta que lo note, debemos diseñar redes de pesca y arpones—Planifico al salir de la habitación de su esposa, el rey era poco apuesto, pero muy atento con su reina.

La catástrofe amenazaba a la nación de Elmet y con ello un levantamiento de su pueblo, las personas morían de frío, de hambre y eso no era una situación adecuada para el reino, Jerome en un intento desesperado por salvar a su pueblo termino aventurándose en las heladas aguas del mar desconocido con el Maestre Bartoleo y un grupo de soldados que aún poseían la fuerza suficiente para luchar contra cualquier riesgo.

Kiliam nació en una noche tormentosa, mientras los rayos golpeaban con fuerza contra el mar, las luces llenaban la habitación en la cual las partes se encargan de asistir el nacimiento del primogénito, la reina agotada, flaca y palidecida se enfrentaba a la muerte entre cada uno. respiración, había perdido mucha sangre, una y otra vez gritaba pidiendo clemencia a dios, deseaba que esos terribles dolores se apaciguaran y su hijo naciera sano y salvo, los últimos tres meses de su embarazo había consumido poca comida, estaba un poco desnutrida y le preocupaba que su hijo no recibiera el alimento necesario. En muchas ocasiones se arriesgó a darle comida a su pueblo a las espaldas del rey aun sabiendo que su embarazo era mucho más importante. La hermosa mujer fue muy imprudente en muchas ocasiones.

La noche parecía no acabar y conforme gritaba abrumada y sus fuerzas desfallecían, podía entender que nunca había pasado por un dolor tan grande como lo era dar a luz.

— ¡Respira su majestad! —Ordeno la mujer anciana que se encontraba entre sus piernas.

Mientras ella daba a luz el rey pescaba por primera vez en las aguas peligrosas del mar desconocido, con el golpe de una centella recibieron ellos la primera pesca al levantar la red y soltó Kiliam su primer berrido, la reina agotada sonreía de alivio.

—Por fin—Murmuro al estirar un poco sus brazos.

Ella creía que Kiliam era una bendición.

Y después de dos días en el mar, recibieron la recompensa por sus esfuerzos, una y otra vez se llenaron los muelles de peces. Y luego llego el enfrentamiento contra los bandidos, rey Jerome se esforzó incontables veces para darle un lugar apropiado a su hijo.

Jerome regresó al castillo y recibió una grata sorpresa. Su primer hijo había nacido apropiadamente, estaba sano e incluso tenía un buen color de piel.

La Dama Blanca y El DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora