Capítulo 3

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    Al día siguiente, fui con mis amigos para ver a mis padres. No me atrevía a ir sola. Además, así los conocían. Aunque también el grupo había estado en Rosenschwarz, nunca se los había presentado. Ya era hora de que os presentase a mis padres.
    Sabía que un coche de incógnito nos seguía, vigilándome. Les avisé de que eran mis amigos de Duskwood e incluso habían sido interrogados también, para estar seguros de que ninguno tenía que ver en el asesinato de Daliah. Eso me había molestado, pero lo entendía. Era el protocolo, como Elliot le había dicho.

    Nos aproximamos a la casita con jardín y dalias plantadas. Las flores favoritas de mi madre. Por eso Daliah se llamaba así. Una de las dos tenía que llevar ese nombre.
    Cuando llamo a la puerta, mi padre abre, recibiéndome con un fuerte abrazo. Era el abrazo más largo que jamás nos habíamos dado.
   —Papá, ellos son mis amigos de Duskwood —los presento con la mano y el grupo saluda, intentando poner mi mejor cara a pesar de que no era el mejor momento de nuestras vidas.
   —Pasar —mi padre se echa a un lado, invitándoles a entrar en la casa.
    En fila, empezaron a entrar, mostrando sus respetos.

    Mi padre dejan que se sienten en el sofá y ambos sillones a los lados.

    Mi padre los mira y los va señalando.
   —Thomas —dice, acertando.
   —Señor Gardner —Thomas se levanta para ofrecer la mano para saludar.
   —Llamarme Haines.
    Puedo apreciar sus ojeras. No creo que haya podido dormir. Incluso su aspecto, a pesar de haber pasado un día solo, parece más envejecido. Pequeñas canas habían vuelto a aparecer y sé que hace poco se había teñido. El disgusto ha hecho que aparecieran de nuevo. Ver a mi padre en tal mal estado me parte el corazón.
   —Tú debes de ser Dan ¿verdad? —señala a Dan, sentado en el sillón.
   —El mismo —Dan se levanta del sillón, ofreciendo su manos—. Siento mucho lo sucedido, le acompaño en el sentimiento.
   —Gracias hijo —asintió mi padre, con una sonrisa triste.
    Mira luego a mis amigas, señalando a Jessy.
   — ¿Cleo?
   —No, ella es Cleo y yo soy Jessy —contesta Jessy, intentando no ofenderse, pero aceptando su saludo.
   —Claro, lo siento —se disculpa papá—. Encantado de conoceros a las dos —ofrece la mano después a Cleo.
   —El placer es todo nuestro, señor —Cleo acepta su mano, mirándole con compasión.
    Por último, su mirada fue a parar a Lilly.
    Con ella no hacen falta las presentaciones, la conoce perfectamente. La chica que me acusó de secuestrar a su hermana. Se que controla su enfado al verla, le conté que eso ya era cosa del pasado, que ambas éramos buenas amigas y que entendía su sentimiento porque también nos preocupábamos por nuestras hermanas.
   —Lilly... —finalmente dice, soltando un suspiro.
    Lilly no duda ni un segundo que se levanta del sofá a abrazarlo, llorando.
    Haines acaricia el cabello de Lilly, tratándola como si fuera otra hija más, intentando calmarla con palabras tranquilizadoras.
    Una pequeña sonrisa aparece en mis labios. Me siento un poco mejor viendo que no había rencor en mi padre, que todo estaba bien entre ellos.
    Una vez que Lilly se calma, vuelve a sentarse, secándose las lágrimas, al mismo tiempo, papá hace lo mismo.
   — ¿Y mamá? —pregunto, abrazándome a mí misma.
   —Sigue en el cuarto —contesta abatido—. No ha comido nada todavía, ni se ha cambiado de ropa —pasa su mano por su cabello, con una mirada destrozada—. Esto está siendo demasiado duro para todos...
   —Señor Gardner —empieza Thomas a decir—, estamos aquí para ayudar a su hija, pero también podemos ayudarle a usted y a su mujer si nos necesita.
   —Sois muy amables —papá los mira con orgullo—, también vosotros perdisteis a alguien ¿verdad?
   —Sí, Richy —responde Cleo con tristeza—, Michael Hanson se lo llevó con él...
   —Maldito... —papá pronuncia entre diente.
    Jessy y yo nos miramos cómplices de aquella conversación. Que nombrasen a Richy ahora no nos lo esperábamos ninguna.
    La garganta me duele por ocultar la verdad, pero era mejor que decirles que su amigo fue el hombre sin cara, el secuestrador de Hannah... La persona que los atormentó durante dos meses.
   —Me hubiera gustado mucho conocerle —continua papá, con una sonrisa de orgullo—, Daliah me contó que se llevaba muy bien con Carla-
   —Papá... —Me tapo la cara, avergonzada.
    Para mí, Richy había sido un gran amigo. Bueno... En parte, había tenido mi corazón un poco dividido, pero estaba claro que al final, un idiota me enamoró con mentiras.
   — ¿Es que ellos no lo sabían? —señala al grupo y niego con la cabeza.
    Claro, Daliah no había podido mantener la boca cerrada, tenía que haber contado ''mis romances''.
   —Richy era un buen hombre —Dan sonríe, mirándome a mí y luego a mi padre—, le hubiera hecho gracia sus tonterías.
   —Seguro que sí.
   —Papá, ¿te han dicho algo más la policía? —cambio el tema, para evitar sentirme menos culpable.
    El hombre asiente, cruzándose de brazos.
   —Al parecer, el móvil de Daliah aún no ha aparecido —contesta con un tono de molestia—. La casera les dio una copia de llaves a la policía para entrar en su piso, pero no encontraron nada —mira al grupo, también hablándoles a ellos—, tampoco estaba en la tienda de cosmética en donde trabajaba, al parecer, fue antes de ir a clase porque tenía que pedir días libres para preparar el proyecto de clase.
   —Entiendo... —Me pongo a pensar.
    Era muy raro que todas sus cosas no estuvieran en el piso, lo que significaba, que el que la mató, tenía sus pertenencias.

La mitad de mí / DuskwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora