Capítulo 14

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    Cuando llego a casa, pongo música y abro el armario sacando uno de los vestidos de Daliah.
    Voy cantando mientras me cambio, para luego dar vueltas dejando que el vestido vuele. Estoy demasiado feliz como para poder expresarlo por palabras.

    Se me olvida por completo que aún es temprano y que voy danzando por la casa sabiendo que la policía debe de estar ahora enterada de que sigo en casa.

    Paro un momento y recuerdo tengo más cosas de Daliah que me llevé porque decidí al final dárselos a Grace, como su maquillaje.
    Saco la caja de debajo de la cama y miro su maquillaje. Sonrío y saco todo lo necesario para maquillarme un poco, pero sin resaltar demasiado.
    Voy al baño y me recojo el cabello para no manchármelo.
   —Tienes cara de que te tenga que besar un tío, que lo admito, está buenísimo en lo que respecta a nivel de normalidad —pongo los ojos en blanco al escuchar a mi hermana—, para tener que maquillarte o ponerte un vestido.
   —Tan solo quiero saber cómo se siente ser un poco más guapa, como tú —le respondo, empezando a echarme la base—, pero lo más importante ¿por qué aún no desapareces si Jake y yo estamos juntos?
   —Creo que al final va a ser la culpabilidad de mi asesinato lo que hace que mi recuerdo no se vaya de tu mente —dice mientras mueve la mano, señalándose.
    Daliah desaparece y la felicidad con ella.
    Me miro en el espejo. No me veo a mí. Veo a Daliah. Soy aquella chica que murió. Mi hermana. Pero al mismo tiempo, veo a una Carla que ha estado feliz hoy.

    El sonido de la puerta hace que me detenga maquillándome y dejo el pintalabios en el lavabo.
    Miro por la mirilla y veo que es Elliot.
    Cierro los ojos tomando aire, intentando relajarme.
   —Márchate Elliot —digo, intentando ponerme firme, aunque estoy nerviosa de que esté aquí de nuevo.
   —Carla, abre y hablemos de lo que pasó —alza la voz y veo que se ha apoyado en la puerta—, no intentaré hacer nada.
    Me pongo a tirar de la manga del vestido, nerviosa ¿Debería creerle? En parte le dejé besarme. Yo también tengo parte de culpa de lo que sucedió.
   —Vale —trago saliva, nerviosa—, pero abriré solo un poco.
   —Por supuesto.
    Pongo la cadena y abro asomando un poco la cara.
    Elliot se queda mirándome. Creo que el maquillaje ha hecho que le recuerde a Daliah.
    Suspira y deja sus brazos caer suavemente a los dos lados de su cuerpo.
   —Quiero disculparme por cómo me comporté ayer —comienza a decir, aclarándose la garganta—, me olvidé de que no eres una persona tan atrevida, pero aquel beso me sorprendió de que me lo dieras.
   —Tan solo quería... —me muerdo la lengua para evitar seguir hablando. No puedo contarle que fue para callar a la Daliah de mi cabeza, me tomará por loca— Lo siento, no debería haberte besado —me disculpo, con vergüenza—, no sé qué me pasó, pero no debí hacerlo.
    Agarro con fuerza el picaporte, mirando el suelo sin atreverme a ver a Elliot a la cara.
   —A mí me gustó que lo hicieras —me responde, apoyándose en el marco de la puerta, aproximándose más. Le miro sin ninguna expresión. No sé qué contestarle a eso. Veo cómo agacha la cabeza antes de mirarme, otra vez esa mirada de disculpa. Como para apaciguarme—. Intentemos empezar de nuevo, como si no hubiera pasado nada y... Dejar que todo siga su curso, veamos lo que pasa.
    Miro hacia un lado con muchos pensamientos. Pero ninguno se dirige a él. No puedo contarle nada de Jake, si ahora le digo que estoy saliendo con alguien —en el sentido de que somos una extraña pareja— querrá saberlo todo para estar seguro de que no es el asesino de Daliah.
    Y tampoco quiero darle falsas esperanzas o mentirle, no soy así. Y tampoco sería capaz de usarlo.
    Niego con la cabeza, inspirando profundamente.
   —Lo siento Elliot, no puedo —digo finalmente empezando a cerrar la puerta.
    —Espera —me detiene y me mira esta vez con curiosidad—. Ayer por la noche, un compañero mío llamó a la puerta para avisarte del cambio de vigilancia, pero dijo que no contestaste.
    Me quedo mirándome, intentando buscar una excusa. Soy rápida para escribir canciones, no para mentir. Ya me costó bastante en el pasado ¿Cómo puedo hacerlo ahora? No ha cambiado demasiado la situación.
   —Me fui temprano a la cama después de... —pongo de excusa la situación de ayer, quizás con eso funcione... O eso espero— No me... Me sentía muy incómoda-
   —Vale, lo entiendo —agacha la cabeza, sintiéndose dolorido. No era el efecto que quería causarle—. Lo siento de nuevo —asiento a sus palabras, esperando a que se marche por fin. La situación cada vez es más y más incómoda—. Estaré abajo si necesitas algo, envíame un mensaje.
   —Claro, adiós Elliot —cierro la puerta despacio y suspiro.
    Apoyo la frente en la puerta, intentando bajar el calor de mi cuerpo por mentir de esta forma. El frío de la madera empieza a calmarme un poco.
    Escucho la notificación de mensaje e intento centrarme, sea quien sea, me ha salvado de que mi mente empezara a hacerme sentirme culpable con mis pensamientos.

La mitad de mí / DuskwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora