Capítulo 29

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*Jake POV*

    Dejo el móvil en llamada, escuchando la respiración de Carla. De vez en cuando cambia la respiración, siendo descontrolada de vez en cuando.
    Coloco los cascos al móvil y me subo la mascarilla, después, me ajusto bien la capucha y la cazadora. He decidido ir al local de Irma Roth y hablar con ella.
    Normalmente no haría esto, pero en estas circunstancias, solo yo puedo investigarlo. Y necesito saber qué clase de persona es. Si ella tuvo que ver algo cuando drogaron a Carla. Tras saber su historia y lo que ella me ha comentado, tengo un presentimiento muy escalofriante.
    Vuelvo a poner la dirección de anoche y salgo del piso a pasos grandes, sin querer perder el tiempo.

    Por fuera, parecía cualquier local nocturno como otro más. Quizás por la noche es mucho más espectacular con sus luces y su gente gritando, pero solo logro ver que es un antro en el que a Carla le hicieron de una noche que tenía que ser entretenida un infierno.
    Entro y veo que los empleados están trabajando en limpiar el lugar, corriendo de un lado a otro y a veces gritándose en dónde han puesto algunas bosas de basura.
    Me acerco a uno de ellos y le miro a los ojos. Creo que por su expresión se asusta de cómo le miro. Sé que puedo parecer un ladrón con las pintas que tengo, pero no puedo controlar mi ira en este momento.
   ― ¿Irma Roth? ―pregunto con dureza.
   ―Está... ―me señala con la mano el camino― En la oficina. Tienes que ir al lado de la barra del bar, la puerta de hierro ―contesta con algo de miedo―. Hay un pasillo y tienes que llamar a la tercera puerta a la izquierda.
    No pierdo el tiempo y me alejo de él, dirigiéndome en la dirección que me ha dicho. Algunos empleados me llaman, para que no pase. Pero los ignoro completamente.
    Los fluorescentes del pasillo son totalmente molestos a la vista, entrecierro los ojos, intentando acostumbrarme antes de llegar a la puerta.
    Empiezo a escuchar gritos detrás de la oficina de la señora Roth. Intento afinar el oído. Es la voz de un hombre.
   ― ¡Ya te he dicho que no tenía nada con Daliah! ―escucho gritar a Serrano, furioso― ¡No sé por qué me han detenido! ¡Solo era mi empleada y la amiga de mi hija!
   ― ¡¿Entonces quién ha podido saber de vosotros?! ―Roth le grita y oigo un golpe seco― ¡¿Dime?! ¡¿Acaso me lo invento?! ¡¿Qué la policía no ha querido saber que erais amantes?!
   ― ¡Estás loca! ―oigo unos pasos, como si Serrano se dirigiera a la puerta.
   ― ¡¿Yo soy la loca?! ¡Y ella era una zorra buscona que iba detrás de tu dinero!
    Me aparto de la puerta que se abre y veo a Serrano hacer un gesto con la mano como si quisiera que le deje tranquilo. Cuando se marcha, un zapato de tacón sale volando antes de que entre en el despacho, rozando mi cara.
   ―Hijo de puta ―masculla Roth entre dientes. Entro en el despacho y me mira, furiosa― ¿Y tú quién eres?
   ―Prefiero no dar nombres ―le contesto.
    Roth suelta una carcajada y se acerca a la estantería, abriendo una de las puertas. Dentro se podía ver que era una especie de nevera. Saca una botella de whiskey y en vez de echar el contenido en un vaso, lo bebe directamente de la botella.
   ― ¿Quieres? ―me ofrece y niego con la cabeza― Pues tú te lo pierdes ―vuelve a dar otro trago y se queja entre dientes― ¿Qué has venido hacer aquí, ojos lindos?
   ―He venido a hablar de lo que le pasó anoche a mi novia ―respondo acercándome un poco más, cruzándome de brazos. Logro continuar escuchando a Carla dormir tranquila, sin enterarse lo que sucede.
   ― ¿Qué novia? ―Roth se apoya en la mesa, dejando la botella a un lado. Mantiene la mirada en mí, como si me estuviera examinando― ¿Y qué perdió anoche? ¿El bolso? ¿Las bragas? —aprieto los puños y ella se ríe— Suele pasar a menudo que se dejen ropa.
   — ¿Le suena el nombre de Carla Gardner? —doy otro paso hacia delante. Veo cómo me mira al decir el nombre, sus ojos se han movido nerviosos.
    Hace una mueca, encogiéndose de hombros.
   —Sí, me la presentó mi hija —se separa de la mesa cogiendo la botella, sentándose en el sofá—. Es una muñequita, igual que Daliah.
   —Querrás decir, 'la zorra de Daliah' —le recuerdo el cómo la ha llamado, queriendo buscar una reacción de culpabilidad.
    Suelta un gruñido y bebe de nuevo, secándose la boca con la mano. No esconde su desprecio hacia Daliah.
   —¿La llegaste a conocer, señor desconocido? —me pregunta mientras le da vueltas a la botella. La voz de Roth es de indiferencia.
   —No he tenido ocasión de hacerlo.
   —Entonces su hermana tiene suerte —me señala con una sonrisa—, seguramente habrías acabado acostándote con esa zorra.
   —Lo dudo mucho, de lo que he llegado de saber de Daliah, de momento sé que no es de mi agrado.
    Quizás si me muestro como un aliado con ella en el odio común hacia Daliah, lo tengo más fácil para que hable.
    Sonríe y da toques en el sofá, invitándome a sentarme.
   —¿Por qué no te sientas y hablamos mejor? —su voz suena coqueta. Ya sé lo que quiere.
   —No gracias, estoy mejor de pie.
    Suelta una carcajada, levantándose del sofá. Se acerca a mí colocando su mano en mi pecho, deslizándose hasta mi hombro mientras da una vuelta a mí alrededor.
   —Nunca me gustó esa niña —al hablar noto el olor a licor saliendo por su boca, suerte la mascarilla hace que alivie menos el olor molesto—. Tan dulce, tan perfecta —me baja la capucha y pasa su mano por mi cabello, a lo que yo la detengo cogiendo su mano.
    Mantengo la mirada firme y me mira directamente a los ojos, bajando la mano.
   —Ella era joven, preciosa —muestra su molestia arrastrando las palabras—. Armando le ofreció un trabajo en cuanto cumplió los dieciocho, así que ya sabes lo que quiere decir eso.
   —¿Sospechabas que Daliah se había acostado con su marido? —pregunto curioso.
   —¡Por favor! Era más que obvio —se separa de mí, alzando las manos— Esa niñata sabía lo que podía conseguir si se abría de piernas a mi marido ―suelta un suspiro, cogiendo la botella―. Era igualita que yo a cuando era joven ―sonríe, es una sonrisa fría― y me alegro de que por fin esté muerta.
   ― ¿Admite que fue usted quien la mató?
    Gira rápido la cabeza, mirándome con los ojos nerviosos.
   ― ¿Eres acaso de la policía? ―coloca una mano en su cadera, y la sonrisa fría regresa― Tan solo me alegro de que ya no esté rondando por mi marido, eso es todo.
    Suelto una risa floja, entendiéndolo todo. Esta mujer tiene tanto dinero que temería perderlo por una infidelidad de su marido.
   ― ¿Y qué pasa con Carla? ―Pregunta regresando a la calma total― ¿Qué ocurrió anoche con ella?
   ―Fue drogada en su bar.
   ― ¿Y? ―arquea las cejas, confusa― ¿Qué tiene que ver conmigo?
   ―Que fue su hijo, Ralph ―me acerco a modo desafiante, apretando los puños.
    Roth agacha la mirada, evitando mirarme porque sabe que tengo razón en lo ocurrido.
   ― ¿Acusas a mi hijo de haber drogado a tu novia? ―me pregunta sin mirarme, sino sus uñas. Rojas. Afiladas. Al igual que su lengua― Ralph es un buen chico, jamás haría algo así.
   ― ¿Y a Daliah? ―me mira por el rabillo del ojo― Ella también tuvo una mala experiencia aquí.
   ― ¿Tienes pruebas de que fuera en mi local? ―deja caer sus brazos de forma pesada, lanzando un resoplido, como si estuviera cansada de oírme.
   ―Es el único lugar en donde vienen a drogar a chicas ―le respondo con frialdad.
    Se acerca a mí, el sonido de sus tacones no hace más que eco por toda la oficina.
    Alza su mano llevándola a mi cara, para quitarme la mascarilla. La detengo y sonríe.
   ―Ojos lindos, en mi local nadie ha drogado jamás a nadie ―dice ladeando su cabeza, ''arreglándome'' la cazadora―, tenemos una estricta vigilancia sobre que no suceda.
   ― ¿Y si esa vigilancia solo lo decidiera la jefa en quién hay que avisar a quién han drogado y a quién no? ―pregunto dejando caer que quizás fue ella la que decidió que se drogase a Carla― Al fin y al cabo, Carla y Daliah son gemelas, podrías temer que tu marido la sustituyera por ella ¿no es así?
    Pone los ojos en blanco, riéndose con frialdad. Parece de esas risas que solo la oyes en una bruja.
   ―Es cierto que me impactó ver a Carla porque vi a Daliah en ella, llevaba ese vestido y ese peinado de la última vez que estuvo aquí ―presto atención a sus palabras, ¿Carla iba igual que Daliah en el día de los hechos?― , la misma pequeña zorra que pensé que estaba muerta, la tenía delante de mis ojos, viva. Respirando ―se le tuerce el labio en una pequeña sonrisa―. Fue peor que ver a un fantasma, porque la estaba viendo con vida.
    No sé qué pensar de esto ¿es o no es culpable? Quizás solo odiaba a Daliah pero no capaz de matarla. Perdería muchas cosas si lo hace. Toda su fortuna. Incluso su marido, que ya tenía el miedo de perder por culpa de Daliah. Seguramente pensó lo mismo al ver a Carla si sabe que su marido ''conoce'' a Carla.
   ―Pero no, no ordené drogar a nadie y mi hijo es totalmente inocente ―me agarra la cara, colocando sus uñas en mi cara. Por suerte alivia un poco la mascarilla del dolor―, si es lo que buscabas averiguar, ojos lindos, lo siento mucho, pero aquí todo el mundo es inocente-
   ―Hasta que se demuestre lo contrario ―la corto con frialdad yo ahora.
   ―Pero no hay pruebas ―se aproxima a mi cara y puedo oler mejor el wishkey. Pongo mala cara. Apesta―, así que márchate de aquí antes de que llame a la policía por acoso y como se entere mi marido, no le hará mucha gracia...
    Aprieto con fuerza la mandíbula. Puede que no haya confesado directamente, pero creo que ha dicho bastante más de lo que esperaba.
    Voy a darme la vuelta y ella me agarra del brazo, para luego inesperadamente bajarme la mascarilla y besarme. La aparto de un empujón y paso la mano por la boca limpiándome los labios, para subirme de nuevo la mascarilla.
   ― ¿Qué? ―empieza a decir, volviendo a coger la botella― ¿Sólo vosotros podéis engañarnos? Si puedo vengarme de él y de su hermana solo para que la zorra se revuelque en su tumba, entonces lo haré con mucho placer―sus ojos parecen que se salen de sus cuencas. Me mira con locura―. Espero volver a verte, ojos lindos.
    Me marcho del despacho dando un portazo. Asqueado por lo que ha hecho.
    Claramente no se puede negar que son madre e hijo.

La mitad de mí / DuskwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora