Capítulo 17

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    Me levanto despacio de la cama, evitando hacer ruido y no despertar así a mi madre.
    Cojo el móvil y lo guardo en mi bolsillo del pantalón, saliendo del cuarto en silencio.

    Bajo las escaleras y voy al salón. Mi padre está sentado en el sofá, masajeándose la frente.
    Me acerco a él y me siento a su lado, abrazándome a su brazo.
   —Siento que hayas tenido que ver eso, cielo —me dice, dándome un beso en la cabeza—. Tenía que haber ido yo a la puerta, entonces lo habría sospechado.
   —No pasa nada, papá —le digo junto con una mueca de indiferencia—, tampoco querría que tú lo hubieras visto —le oigo suspirar y me incorporo, mirándole con tristeza todavía— ¿Y Elliot?
   —En la cocina, hablando por teléfono con algunos de sus compañeros —hace un gesto vago con la mano, señalando en dirección a la cocina—, parece que él también está afectado.
    Seguramente también se echa la culpa por no haber estado delante para haber podido examinar el mismo el paquete.
   —Es un gran chico, Carla —le miro y veo que sonríe— y parece que se preocupa bastante por ti.
   —Es solo un amigo —comienzo a tirar de la manga de mi camisa, nerviosa—, y no me sentiría cómoda saliendo con el exnovio de Daliah.
   —Bueno, uno no controla de quién se enamora —sonríe, con melancolía—. Por ejemplo, tu madre y yo no nos llevábamos bien cuando nos conocimos.
   — ¿Y cómo es que acabasteis juntos?
   —Un buen día, nos quedamos solos en la sala de castigo y simplemente —se encoge de hombros y suelta una risa— hablamos. Nos comunicamos —niega con la cabeza y vuelve a reírse—. Hablamos de muchas cosas, lo arreglamos. Y todo lo que no nos gustaba del otro, desapareció.
   —Pero eso no siempre funciona.
   —Cierto, no siempre —me sonríe con nostalgia—, no todo el mundo es igual. Y ambos, no nos conocíamos bien, solo nos faltaba la comunicación para entendernos.
    Suelto una risa floja. Me cuesta creer que ambos fueran así.
   — ¿Hay alguna razón por la que te interese saber sobre las relaciones? —arquea una ceja, curioso.
    Tragó saliva nerviosa. Sí, por supuesto que estaba interesada. No podía preguntar a Daliah. Y sólo tenía a mis padres para preguntar.
   —No, ninguna —me levantó del sofá, señalando la dirección de la cocina—. Voy a ver a Elliot, quiero preguntarle cómo va el caso.
   —Por supuesto, habla con él —suelta una risa, divertido—. A Daliah le hubiera gustado veros felices.
    Daliah aparece a su lado y asiente. Su sonrisa maliciosa aparece, como si quisiera volver a tentarme.
    Pero ya no más. Yo no soy ella, no haré lo que no quiero. No engañaré como ella.

    Entro en la cocina y veo a Elliot al móvil, hablando un poco nervioso.
   — ¿Estáis seguros? —Pregunta casi alzando la voz— ¿Y qué hay de Seo-ah?
    Me apoyo en la encimera, prestando atención.
   — ¿No habéis podido contactar con ella? —veo cómo empieza a caminar por la cocina— ¿Y su dirección? ¿No sabéis dónde vive? —Me mira y se acerca a mí, apartando el móvil— ¿Sabes dónde vive Seo-ah?
    Pienso por un momento en si es bueno decírselo. Aunque sabiendo que se trata de un asunto serio, tengo que ser cooperativa o quizás sospecharán de mí.
   —No es de Rosenschwarz —le digo al final, cruzándome de brazos—, es de... —me muerdo la lengua. Lo siento Seo-ah— Es de Evergreed.
   —O sea, que muy posiblemente ella no ha podido dejar el paquete en el carro si es que no ha venido —dice rápidamente Elliot, regresando al móvil.
    Mientras que continúa hablando, recibo un mensaje.
    No puedo evitarlo, cada vez que veo un mensaje de él, sonrío, aunque fuera para noticias sobre la investigación.
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----Nym-0s se ha conectado----

Nym-0s

Nueva pista desencriptada.

Otra conversación entre Daliah y Mason.

Cuando estés mejor, hablamos.

Y espero que tus padres estén bien.

La mitad de mí / DuskwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora