Capítulo 27

327 28 11
                                    

    Siento un escalofrío por todo mi cuerpo y sudor frío, junto con la sensación de que todo en mi estómago se revuelve y sube hacia arriba.
    Me despierta las ganas de querer toser, para luego tener arcadas.
   ―Ey, tranquila ―escucho a mi lado y me pasa un cubo en donde echo el vómito―. Estoy aquí, te ayudo.
    Exactamente no sé qué echo, dado que no tengo nada en el estómago, pero vomito. Después, me pasa un trapo mojado para limpiarme la cara.
   ― ¿Dónde estoy? ―pregunto mareada. Siento como si me taladraran la cabeza ¿tanto bebí anoche?
   ―En los apartamentos de la madre de Mike ―me doy cuenta de que el que tengo al lado es Jake cuando me giro al verle. Así de mal estoy que ni me he dado cuenta de quién era.
   ―Más despacio, hablas muy deprisa.
    Apoyo mis codos en las rodillas, llevándome las manos a la cabeza. Es como si una apisonadora me hubiera pasado por encima.
    Entonces recuerdo lo ocurrido de anoche. Llevo mi mano a la boca, intentando borrar los besos que me di anoche. Me estoy detestando a mí misma por lo que hice.
   ―Carla, para ―Jake me detiene, cogiéndome la muñeca―, te estás haciendo daño.
    Le miro a los ojos y veo que me mira con preocupación y amor. Pero yo estoy muerta de miedo por lo que pasó ayer. Porque una parte de mí se sentía bien al no pensar en ningún problema, tan solo me divertía como nunca lo había hecho.
    Le abrazo escondiendo mi cara, avergonzada, arrepentida. Comienzo por llorar porque no quiero volverme a sentir de esa forma si no es con él. Me... Me aterra pensar que necesito volver a sentirme feliz de esa manera.
   ― ¡Lo siento! ¡Lo siento! ―grito, agarrándome fuertemente a él― ¡No sé qué pasó! ¡No entiendo... ¡No lo entiendo! ―mis nervios regresan y Jake me separa un poco, para mirarme de nuevo a la cara― No quería hacerlo, no quise besar a nadie, lo juro-
   ―Está bien, tranquila ―pasa una mano por mi cara, acariciándomela―. Sé que no eras tú anoche, lo veía en tus ojos.
   ―No necesito ahora palabras bonitas ―contesto, secándome las lágrimas con la manga. Me doy cuenta de que llevo una sudadera bastante grande. Debe de ser suya.
   ―No son palabras bonitas ―me examina y suspira―. Parece que estás bien ―sonríe, volviendo a acariciarme con cuidado―. Escúchame, anoche no creo que fuera la bebida por lo que estuviste así.
    Niego con la cabeza. Tiene que ser el alcohol. Tomé solo una copa y un sorbo de otra, pero no llegué a terminármelo.
    Recuerdo otra cosa. Cómo su pierna separó las mías, rozándome.
    De nuevo molesta, me froto las piernas llorando y Jake me para.
   ―Basta-
   ― ¡No! ―le respondo gritando― ¡No estoy bien! ¡Anoche hice- ¡No me mires! ¡No quiero que me mires! ―cojo la manta y me tapo para que no me vea. No quiero que lo haga.
    No hablo como una niña pequeña, hablo como alguien asustada de verdad. Hicieron conmigo lo que quisieron y yo me dejé. Soy una estúpida.
    Sé que no ocurrió nada más, pero...
    Noto cómo me abraza desde fuera de la manta, acariciándome donde debería estar mi cabeza. Tiemblo al pensar que soy la peor persona que existe y que traicioné su confianza.
   ―Quizás deberías ir a un hospital para que te examinen ―dice con un suspiro, preocupado.
   ―Solo me besé con unos tíos ―respondo muy lentamente―. Cuando me di cuenta de lo que pasaba, me puse nerviosa, pero luego ―saco la cabeza de debajo de la manta, mirándole―, luego, tras golpear al tío de la calle, volví a sentirme bien, a recordar esa sensación de... ―niego con la cabeza, más avergonzada todavía― No quiero volver a sentirlo, es... No quiero, Jake, por favor, no me hagas hablarlo más, no quiero recordarlo, deberías odiarme porque te engañé.
   ― ¿Pero qué dices? ―acaricia mi mejilla con una mirada compasiva― No eras tú. Escúchame y no te alteres por lo que te voy a contar ¿de acuerdo? ―asiento intentando calmarme a pesar de que estoy pasando por el peor momento del mundo― Carla, anoche... ―Hace una pausa, inspirando profundamente. Es como si no quisiera contármelo, pero algo debe de saber― Creo que te drogaron.
    Es como si todo mi cuerpo hubiera recibido otro golpe. La cabeza me martillea una y otra vez más deprisa tras escuchar esas palabras ¿Quién podría hacerlo? Si estuve pendiente de-
    No, espera... Ralph me trajo una bebida, pero ¿por un solo sorbo?
    Me agarro con fuerza a la manta, sintiéndome asqueada conmigo misma, aunque también enfadada por haberme fiado de él.
    Apoyo mi cabeza en su pecho, no dejando de llorar.
   ―Quiero irme a casa, Jake... ―digo entre un mar de lágrimas― No quiero estar más aquí... No quiero recordarlo...
    Jake me abraza y me acaricia con cuidado la espalda, como si me fuera a romper.
   ―Me aseguraré de que regreses ―hace una pausa, besándome en la cabeza―, no te preocupes, me aseguraré de que estés segura.
    Asiento mientras dejo que me mime aunque no me lo merezco.
    No me merezco que me trate bien después de haberle engañado.

La mitad de mí / DuskwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora