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Amenaza

Sabía que tarde o temprano llegaría este día, al jefe no le agradó saber que Tara y yo tenemos un hijo.

Pasé dos semanas maravillosas entre sus piernas y tratando de entablar una relación sana con Luca, pero mi felicidad siempre será momentánea.

En cuanto puse un pie el la torre de Bonten el hijo de perra de Rindou me golpeó la cabeza, cuando recobré la consciencia estaba atado a una de las sillas en la sala ejecutiva.

Mikey me miraba desde el frente y no era una mirada agradable, seguramente quería asesinarme, pero siendo honestos y realistas nadie más que yo lo seguiría y haría lo que me dijera sin pensarlo dos veces.

Su mirada era como una navaja afilada.

-¿Entonces qué tipo de relación tienes con Sémele?

-Ninguna- mentí.

Si Tara se entera que hablo más de la cuenta no tendré más oportunidades con ella y lo último que quiero es volverla a perderla.

-¿por qué su hijo se parece a ti?

-Yo que sé ¿coincidencia?

Me dio un golpe en la mandíbula, sentí como la boca se comenzaba a llenar de sangre, así que la escupí a un lado, tratando de que no le cayera al jefe.

-¿has estado conspirando con Dyonisus a mis espaldas?

-Jamás haría algo cómo eso, yo cumplo mis promesas y te seguiré a donde sea.

Se podrán decir muchas cosas de mi, pero nunca vendería a Bonten por nada.

-¡¿Por qué carajos el bastardo de la zorra se parece a ti?!

Nunca antes había querido golpear a Mikey, pero escuchar como insulta a mi familia me era insoportable, si cualquier otro lo hubiera hecho ya estuviera con un agujero de bala en el cráneo.

Si miento lo sabrá, si digo la verdad los matará.

Opté por decir lo que Tara tantas veces me repitió y lo mejor es que es una verdad a medias.

-Solo soy el donante de esperma, Dionisio no podía tener hijos y me lo pidió ¿Cómo negarme a coger con Sémele? Las has visto, es hermosa, de ahí nació él, pero no soy su padre.

Por primera vez me alegro que lleve el apellido Takahashi, es un seguro en caso de necesitarlo y Mikey no es tan estúpido como para ir a matar al heredero de una de las mafias más grandes del país.

-¿Quieres que me trague ese cuento?

Pues si la verdad.

-Puedes preguntarle a ella, tú haz visto como nos odiamos, la obligaron estar conmigo y nunca lo va a perdonar.

Me dio otro puñetazo, juraría que escuché algún hueso partirse.

-Escuchame bien Sanzu, si la tregua y el plan de unir a Bonten con Dyonisus se ve afectado por ti, te obligaré a matar al niño frente a ella ¿me entendiste?

Lo miré a esos ojos vacíos y llenos de odio.

-Fuerte y claro jefe.

-¡Ran entra!- el menos insoportable de los Haitani entró a la sala donde me tenían atado.

-¿Si?

-Quiero que te encargues de vigilar a Sanzu, hasta que recupere la confianza, pero si me entero que lo estás encubriendo recuerda que sé donde tienes a tu hija.

Pude ver como Ran se contenía, apretaba la mandíbula y mantenía las manos detrás de su espalda.

-Si.

Blood In The WineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora