Capitulo 3

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Hago los ejercicios del habla que de a poco ayudan a mejorar en mi comunicación, es ridículo seguir metido entre estás cuatro paredes, en este momento todos quieren asegurarse de que siga los tratamientos mientras me hacen pruebas por las cuales n...

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Hago los ejercicios del habla que de a poco ayudan a mejorar en mi comunicación, es ridículo seguir metido entre estás cuatro paredes, en este momento todos quieren asegurarse de que siga los tratamientos mientras me hacen pruebas por las cuales no pregunto. Estoy aburrido y que mi hermano me trajera la Nintendo Switch que de alguna forma me ayuda a mover mi mano izquierda es un pequeño progreso para aumentar mi frustración tras perder partidas una y otra vez.

Tomo la pelota antiestrés y trato de presionarla con mi mano fallada, es frustrante intentar hacer fuerza y no tener la capacidad de aplastar una mugrosa pelota de espuma. Cambio de canales buscando algo que ver centrándome en una película romántica, no quiero ver nada acerca del deporte, noticias o música solo quiero algo, irme a casa.

—Junio —volteo al grito agudo y me quedo embobado viendo lo cambiada que está Amelia.

Su cabello está más largo, tiene unos centímetros de más, jamás había entendido a mi madre cuando lloraba al vernos crecer, ahora lo entiendo. Arrastra a Charles que no para de reír haciéndola frustrar, por un momento me había olvidado por completo de mi pequeña princesa. Siento las lágrimas en mis ojos cuando me estiró sobre la cama tirando la pelota y abrazando a mi hermana que se suelta y corre a la cama, no sabía cuánto la extrañaba, Charles la ayuda a subir y se tira a mi cuello asfixiándome.

No me importa que mi hermana tenga más fuerza que yo en este momento, es mi princesa y la amo, beso su cabeza continuamente haciéndola reír y apartarla para ver lo mucho que cambio. Tomo su pelo entre mis dedos y sujeto su mano cuando intenta tirar de mi pelo, en otro momento la dejaría, pero aún tengo dolores repentinos e intensos aumentando mi estancia ya que no parecen tener motivo.

—Te extra... extrañe prin —beso su mano y quitó las lágrimas de sus ojos—, no llores, iré a casa y té.

—¿Té? —pregunta y observó a Charles.

—Quiere decir que tomarán té, te dije que el príncipe está mal y no puede hablar bien recuerdas.

—Si —asiente mirando con atención a Charles—, lo cuido.

Se tira a mi cuello y deja un beso lleno de babas en mi mejilla ocasionando su risa, sabe lo mucho que odio haga eso, pero escucharla reír es algo de lo que jamás voy a cansarme, siempre es tan ocurrente y dulce que a veces me sorprende que sea mi hermana. Según mi madre es la más tranquila de los tres, aunque eso no quita que haga travesuras un poco más intensas, la abrazo y dejo que se recueste en mi pecho mientras mira a mi hermano que nos sonríe, agradezco y asiente sentándose junto a mi cama.

—Tengo algo que decirte —la seriedad con la que lo dice y la forma en la que me mira me genera incomodidad, no sé qué esperar de él—, voy a mudarme con Frida.

No puedo evitar despeinarlo y sonreír, joder, ya era hora que se ponga los pantalones y decidiera hacer algo por ellos, tendrían que haberse mudado juntos hace tiempo, me alegra ver que a pesar de todo mi hermano tiene lo que quería. Ameli aprovecha que despeino a Charles para golpearlo con el ceño fruncido y no puedo evitar preguntarme que la tiene tan molesta, toma su mano y la besa antes de sostenerla para que no vuelva a pegarle.

INOLVIDABLE. Confiar, conectar y corregir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora