La vida de Junior se vio arruinada por un accidente inesperado, sus recuerdos se ven afectados y lo único que quiere es lo que no tiene.
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Dicen que la vida tiene formas extrañas de sorprendernos, eso le paso a Junior tras despertar del accidente...
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Estoy cansado, mi cuerpo pesa y lo único que quiero hacer es dormir, jamás creí que retomar las sesiones se volvería agobiante quitándome la fuerza para moverme. Al menos esto tendrá sus frutos, si consigo ponerme de pie y caminar por fin podré irme, tendría una vida lejos de ser quien Gabardi, ser simplemente yo.
Es por eso que retomar el gimnasio limitando mi entrenamiento a mi situación es lo más aburrido de todo, jamás creí que estaría cansado de entrenar, pero no tener la función de todo mi cuerpo es deprimente. Por lo que estar tirado en la cama es lo último que quiero, Gastón tiene razón, tengo que mantener las apariencias y no hablar de nada, si llegaran a enterarse que planeo irme mis padres armaran un escándalo y Charles no me sacaría el ojo de encima.
Es por ese mismo motivo que estar en casa de mi hermano "ayudando" es la cosa más aburrida de todas, en mi vida habría odiado venir, pero que puedo hacer cuando no tengo forma de tomar el auto e irme a donde quiero. Soy preso del lugar a donde quieren llevarme, al menos ver como cambio la casa y ver a Charles convertido en el hombre del hogar me causa gracia, jamás imagine presenciar este momento de esta forma.
Veo como corta el césped de su patio mientras Ameli está enloquecida con el pequeño Charly, alias hijo y pesadilla de mi hermano, Frida me trae una botella de agua y suspira viendo a su prometido. Aun me cuesta aceptar que se casaron en secreto, con razón mi hermano disfruta tanto Las Vegas es el motivo de que a la distancia Frida seguía siendo suya, por más que estuviera con alguien más estaban casados y querer seguir su vida con otro la haría volver. El plan funciono.
—Es divertido verlo trabajar y no tener que hacerlo.
—Estaba viendo su trasero —cierro los ojos con asco y se agacha a besarme la mejilla—, tranquilo también tienes buen trasero.
—Frida —me quejo—, eres un asco, no quiero que estés viéndome.
Me tira la mejilla y trato de apartarla, creo que vivir con Charles hizo que se le pegué lo idiota también, se hacen bien, pero se potencian a un nivel que si no aguantas a uno tienes que aguantar a dos. Siempre la vi como la versión femenina de Charles ¿Sera que por eso funcionan tan bien? Uno es la cordura cuando el otro está en su modo locura, de igual forma la casa poco a poco comienza a sentirse como un hogar.
—¿Como van las sesiones? —la observo sin quitar la vista del trasero de mi hermano—. Enserio le mordería el trasero.
—Me voy —intento irme con la silla, pero me retiene dejándome en el lugar y sacándome al patio donde me cuesta mover las ruedas—, deja de hablar de mi hermano no quiero saber que hacen.
—¿Como si fueras inocente?
—Pero no estoy por ahí —respiro hondo y la observo, me regala una sonrisa sentándose a mi lado.
—¿Como van las sesiones?
—Agotadoras —me refriego el rostro—, qué tal si no tiene sentido y jamás me recupero.
