La vida de Junior se vio arruinada por un accidente inesperado, sus recuerdos se ven afectados y lo único que quiere es lo que no tiene.
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Dicen que la vida tiene formas extrañas de sorprendernos, eso le paso a Junior tras despertar del accidente...
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Trabajar con Álvaro puede ser demasiado agitado, incluso diría que intenso, la mayoría le tiene miedo cuando un plato mal hecho o mal presentado sale, por eso los días en donde no viene suelen ser más tranquilos. Algo que suele ser frecuente con la situación de Junior, salvo por esta noche que vino especialmente fastidioso, no hay bromas, no hay comentarios, no hay un momento para respirar, solo tensión y nerviosismo por parte de todos.
Algo que agradezco es que esta noche me encargo de hacer la nueva receta que me estuvo enseñando, es difícil trabajar en un lugar donde la mayoría te odia, en cierta forma no los culpo. Donde otros pasaron años estudiando, yo entre como lava platos unos meses mientras aprendía cómo funcionaba todo en la cocina y en las tardes Álvaro me enseñaba a cocinar preparándome en secreto para ocupar un lugar permanente en la cocina.
Aunque me falte mucho por aprender vivo rotando de un lugar a otro y esta noche me toca lo dulce, algo que por el momento es tranquilo teniendo solo un pedido especial. Mientras la mayoría trabaja en conjunto ayudándose yo estoy a mi suerte, solo recibo ayuda cuando esta Álvaro. Falsos, todos hacen la vista gorda tratándome como uno de ellos cuando la realidad es que no quieren ser despedidos o rebajados por un principiante y como ganar enemigos no es lo mío, respeto a Álvaro y agradezco lo que hizo por mi todo este tiempo.
—Estas mejorando —sonrió de lado a Álvaro que prueba la mezcla de la torta—, volverías loca a Ameli.
—Se metería en la mescladora solo para sacar la última gota —me rio, la puerta del fondo capta nuestra atención cuando Charles entra furioso.
—Sigue con lo tuyo, yo me encargo de este —palmea mi hombro y lo observo siendo quien hoy estaba a cargo de Junior.
—Quieres calmarte —escucho a Álvaro antes de ignorarlo y preparar los moldes para el horno.
—Gastón nos vamos —grita Charles.
—No vas a llevártelo.
—Tienes la noche libre —vuelve a gritar ignorando que no es mi jefe, no entiendo nada, apago la maquina y trato de ayudar a Álvaro.
—¿No tienes que cuidar a tu hermano? —me cruzo de brazos y empuja a su padre a quien agarro evitando que caiga.
—Te vienes conmigo, no tienes opción.
—¿Quiero saber que te está pasando? ¿Como esta tu hermano?
—Siendo un imbécil —grita Charles y me observa furioso a lo que levanto las manos, no sé qué tiene conmigo hace días no voy a verlo más que hablar por mensajes—. Necesito que hables con él, no puede seguir así.
—¿Por qué tengo que ser yo, Charles? Eres su hermano lo conoces mejor.
—Eres al único que escucha —aclara Álvaro refregándose el rostro—, hazme un favor y ve a verlo, tienes la noche.
