▶ Más problemas.

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Kevin Álvarez

Kevin Álvarez

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Veía a todos correr de un  lado a otro, para mi era como un Deja vu de la vez en la que casi nos arrestaban y se habían llevado a Luis. Esta vez fue diferente, mis amigos y yo logramos huir junto a las chicas.

A pesar de ir ya en carretera a una velocidad media para no llamar la atención, aún se escuchaban las sirenas de las patrullas. Seguramente habían agarrado a muchos, por suerte esta vez no.

Katia a mi lado sostenía mi mano, podía sentir sus nerviosismo por la manera en la que temblaba un poco. Además a cada poco veía hacia atrás, como si tuviera miedo de que alguna patrulla nos estuviera siguiendo. Estoy seguro de que si eso sucediera podría perderlo fácilmente, el auto que venía conduciendo era muy rápido por ser un deportivo.

Minutos más tarde llegué a la fiesta que se haría después de las carreras en alguna casa alejada de la ciudad, Katia aún estaba seria y viendo hacia otro lado. Se soltó de mi agarre para bajar del auto, la seguí y entonces me di cuenta de que estaba respirando pesadamente.

— ¿ Estás bien? — me atreví a preguntar mientras me acercaba a verla, ella asintió acomodando un poco su cabello que se había despeinado con el viento.

— Si, ahora si — afirmó brindándome una sonrisa de boca cerrada. — ¿ Que hacemos aquí?

— Es una fiesta, todos están aquí ya. — asintió dándole una mirada al lugar — ¿ Quieres quedarte o irte?, por que no tengo ningún problema con lo que decidas.

— Supongo que podemos quedarnos un momento — sonreí

— Vamos entonces Pastelito.

Ella camino al menos un par de pasos, después se detuvo. Su comportamiento me estaba resultando extraño, pero de alguna manera se que le asusta el hecho de haber huido de la Policía.

Volteó a verme, sonreí un poco tratando de enseñarle que todo estaba bien. Ella regresó los pasos que había dado y se lanzó sobre mi a unir nuestras bocas, sonreí entre el beso y lo seguí.

Sostuve sus mejillas entre mis manos mientras nuestros labios se movían en sincronía, después de varios segundos nos separamos con las respiraciones agitadas.

— Ahora si vamos — dijo apenas soltando el poco aire que le quedaba, sonreí y tome su cintura para caminar con ella a mi lado.

Entramos a la casa repleta de gente bailando, tomando, fumando y hasta fajando en nuestro camino.

Katia veía todo con un semblante extraño, se que ella nunca ha sido de este ambiente y que por eso está adaptándose apenas. Yo en cambio estaba acostumbrado a esto, no sería la primera fiesta a la que voy y todo es así.

Llegamos a donde se encontraban nuestros amigos, ellos aún hablaban de lo "genial" que se había sentido huir de la Policía. Yo no lo había sentido tan genial a decir verdad.

El hermano de mi roomie• Kevin Álvarez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora