Capítulo 4

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"No se proyecta la realidad,
cuando despierto de este sueño interminable".

"Distress and coma" —The Gazette

—¿Y ahora qué? —preguntó Neir, viendo hacia donde estuvo antes el pelirrojo.

—Nos vamos a casa —respondió Abril, con voz sosegada.

—Vaya espectáculo —dijo asombrado un muchacho detrás de ellos. El de los ojos castaños.

—Cierra la boca, Yelian —exclamó Neir.

Neir no entendía por qué estaba molesto, o tal vez sí, pero se negaba a dejar que la oscuridad lo engullera.

—¡Cálmense! —ordenó Abril. No estaba de humor para separar una pelea—. Lo mejor será que nos vayamos, por ahora solo queda esperar —prosiguió con un dejo de tristeza.

—¿Esperar a qué?

Abril guardó silencio y contempló a Neir, acto seguido negó con la cabeza. El chico seguía inquieto, no lo había visto así en un buen tiempo. Esto no era una buena señal.

—¿Si sobrevive y no se vuelve loco? —continuo él, levantado la voz en las últimas palabras—. No lo creo —terminó con una leve capa de preocupación en su voz.

—Neir, lo siento, pero no puedo hacer nada. Tengo menos poder del que piensas.

—Ella tiene razón. Vamos a casa, no podemos hacer nada, ya se están haciendo cargo los Umbradex —terció Yelian.

Hicieron el viaje de regreso en silencio, cada uno sumido en sus pensamientos.

El tiempo transcurrió, y ellos seguían sin tener noticias.

La noche llegó, y como si supiera lo que estaba pasando las luciérnagas que siempre pululaban sin control, hoy parecía que tenían descanso. Ni siquiera la lechuza con su eterno ulular se escuchaba, e incluso los grillos se negaban a cantar.

Después de esto, no estaba de ánimo para nada. Se encerró en su habitación, no obstante, eso no detendría a sus compañeros de buscarlo, por lo que salió por la ventana con agilidad, sin un rumbo establecido.

Cuando se percató de a donde se dirigía, intentó aclarar su mente, pero no estaba de humor, apretó los puños y el agua del riachuelo cercano azotó las rocas con fuerza.

Siempre se dirigiría a ese lugar. Se quedó en silencio en medio de su lugar especial, mientras la tranquilidad embargaba su cuerpo, y poco a poco, soltó su agarre sobre el agua. Menos mal era zona neutral, o estaría causando algún desastre en la tierra.

¿Qué es lo que tenía este joven que lo cautivaba tanto?

No lo sabía. Y eso no estaba bien, cada que veía esos ojos verde jade y su rostro con sus hermosas y delicadas facciones, sentía que debía protegerlo, ¿pero de qué? Exactamente tampoco lo sabía y eso estaba volviéndolo loco.

Sentía que lo conocía desde hace mucho tiempo, y eso no podía ser posible. Cuando fue humano, nunca se topó con él. Neir lo recordaría, o eso quería pensar. Entonces, ¿qué era todo esto? Necesitaba respuestas, y sabía dónde o mejor dicho a quienes dirigirse.

No era normal querer a alguien con quien tu convivencia era poca o casi nula, de quien no se sabía nada. Esto era muy extraño, le inquietaba y despertaba su curiosidad a partes iguales.

Los demás no debían enterarse de esto.

***

Dentro. Fuera. Dentro. Fuera, de esta forma se encontraba él, un momento despertaba confundido, y luego se sumía una vez más en la inconciencia. Sin saber cuánto tiempo había transcurrido, o si volvería a despertar. Ilógico, ¿no? tomando en cuenta que él ya estaba muerto y no podría morir otra vez, ¿o sí?

El resurgir de un corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora