"He sacrificado todo y voy a luchar hasta que el mundo se enfríe"
"Until the word goes cold" —Trívium
No. Negó un par de veces. Sus ojos le estaban jugando una mala pasada, pero debió saberlo al notar la ondulante túnica escarlata. Se obligó a dar otro paso, sintió como si toda la sangre hubiese sido drenada de su cuerpo.
Jared se acercó con cautela a su lado.
—No voy a hacerte daño, Jaden —comentó con exagerada suavidad, en un intento por trasmitirle calma.
Él no sabía si creerle o no. La última vez que estuvo cerca de ellos terminó muy mal y no despertó en varios días. Se quedó en silencio con la cabeza baja por un momento.
Levantó la mirada, y notó de inmediato que, a él en específico, lo reconocía. Era el mismo que estuvo a su lado cuando despertó, después del intento fallido por recuperar sus recuerdos. Lo único que le quedaba era confiar en él, lo cual en verdad le resultaba difícil.
Jared caminó directo al agua, mirándola como si esta contuviese los secretos del universo. Ignorando su presencia.
—Si este lugar es tan difícil de encontrar, ¿por qué estoy aquí? —indagó mientras se acercaba con paso cauteloso a donde estaba Jared—. ¿Y por qué me llamaste así? Eres la segunda persona que lo hace.
El Umbradex no escuchó o decidió ignorarlo, ya que seguía en su sitio como si no hubiese dicho palabra alguna.
—Así te llamó Neir —respondió en tono desenfadado, tomándolo por sorpresa—, ¿puedes ver el fondo?
—¿Qué? —Miró en su dirección, consternado, ¿hablaba en serio?
—¿Puedes ver el fondo? —repitió, y su voz sonó amable a sus oídos.
—No. No puedo, la luz de luna no es suficiente, lo único que veo es oscuridad —reconoció al tiempo que se adentraba poco a poco en el agua, la cual estaba helada y le daba a la altura de los tobillos. Se quedó en la orilla, sin atreverse a avanzar más.
—Inténtalo de nuevo. —Se inclinó a tocar el agua con sus delgados dedos, los cuales ahora se veían normales, y se formaron pequeñas ondas con su toque—. Pero esta vez, inténtalo desde el centro, después dime que ves.
¿Qué estaba pensando? Esto era una locura, no lograría ver nada, estaba todo oscuro.
—¿Es duda lo que percibo en ti? —indagó el Umbradex sin volverse.
«Otra vez, no es posible». Odiaba eso, en definitiva. «¿Cómo carajos hacían eso?», se sentía invadido, ya no podía estar a salvo en ningún lugar, ni siquiera en su propia mente.
—Tu mente es la más traicionera —respondió sin inmutarse aquel ser, aunque el chico estuviera molesto con él por invadir su mente.
En cambio, el pelirrojo giró en su dirección.
—No creo poder hacerlo. —Miró del Umbradex, al abismo que se le presentaba en forma de laguna, y su voz tembló, retrocedió algunos pasos hacia tierra firme.
—Vamos, inténtalo. Tal vez puedas, tal vez no. Si no lo intentas, ¿cómo podrías saber de qué eres capaz? —Si el diablo endulzara su voz para hacer un trato, sonaría igual a él.
—Yo, yo... no... —tartamudeó mientras observaba el agua, el deseo de intentarlo crecía en su interior, la semilla de la duda y curiosidad ya había sido plantada.
—¿Estás seguro? —insistió el Umbradex observándolo con unos profundos e insondables ojos negros, y el pelirrojo casi podía jurar que avistó un atisbo de diversión.
ESTÁS LEYENDO
El resurgir de un corazón
ParanormalCuando la muerte es el inicio... Solo queda una opción.... Adaptarse. O al menos eso es lo que todos creen. Pero para él no lo es, nunca lo aceptará y no se rendirá. Peleará por ello, a pesar de que le cueste la vida (aunque es probable que ya es...