14. Esperanza
Ella era fría, bastante complicada,
pero escupía te quieros sinceros y leales
- Juan Pablo SilvaMackenzie Clark
Tocarlo y soñar con él fueron mi perdición. Todo el maldito día estuve recordando nuestros momentos, nuestras sonrisas... Todos esos únicos momentos felices que tuve en mi vida, y que yo misma jodí.
Así que cuando me preguntó si lo quería ahí, volví a tener quince años, y me sinceré. No pude mentirle. Simplemente no.
Luego llegó y ni siquiera estaba pensando racionalmente cuando lo arrastré hasta el área de descanso que teníamos las chicas. Tampoco estaba pensando racionalmente cuando junté nuestros labios en un desesperado beso lleno de recuerdos.
Él me devolvió el beso con la misma intensidad que yo y las lágrimas rodaron por mis ojos. Mis lágrimas.
¿La puta reina del hielo estaba llorando? ¿De verdad?
Valak se separó de mí, secando mis lágrimas. Sus ojos también estaban rojos.
—Lo siento mucho —murmuré— Perdóname. Por favor, lo siento. Lo siento. Mucho, mucho, mucho.
Me calló, volviendo a besarme. Me recostó sobre el sofá, quedando él encima mío y besándome con más intensidad. Más hambre. Más sentimiento.
Solté un sollozo sobre sus labios.
—Ak... —susurré, sin saber realmente qué decir.
—Kenzie.
Bien, ya estaba llorando otra vez. Demasiados sentimientos reprimidos durante demasiado tiempo, supongo.
Eso, y que estaba locamente enamorada de Valak, a pesar de toda la mierda que le hice.
Sé que si el amor duele no vale la pena, pero yo realmente quería que lo nuestro valiera la pena.
Qué le jodan al destino.
—Ak, por favor...
—¿Por favor qué, Kenzie?
—Fóllame. Recuérdame que siempre seré tuya, aunque te alejes de mí, porque mi alma y mi corazón te pertenecen como no le han pertenecido a nadie —supliqué, aunque hacerlo me pareciese ridículo y fuese en contra de todos mis principios—. Solo una vez, luego podrás seguir odiándome. Necesito que me ames una sola vez.
Sonrió sobre mis labios.
—Nunca he dejado de amarte, Kenzie, y nunca lo haré.
Sonreí entre lágrimas, soltando una exhalación. Ak volvió a devorarme la boca, sus manos paseándose por mi cuerpo que solo llevaba una bata y la ropa interior.
Oh, mierda, tendría que estar trabajando.
Lo ignoré, sabiendo que no me tocaba bailar hasta dentro de un par de horas. Las chicas no me extrañarían aún.
Las manos de Ak fueron al nudo de mi bata, deshaciéndolo y apartando la tela de mi cuerpo. Sus ojos me recorrieron entera antes de sonreí torpemente.
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Éxtasis (LM #4)
RomanceSeis años en prisión. Seis malditos años. Sus sueños y esperanzas se fueron al infierno con esas simples palabras. «Culpable». Pero ahora iba a encargarse de acabar con el bastardo que lo metió entre rejas, aunque eso significase sumirse en un lar...