13. Nostalgia
Si por besarte tuviera que ir después al
infierno, lo haría. Así después podré
presumir a los demonios de haber estado
en el paraíso sin nunca entrar
- William ShakespeareValak Greco
—Los clubs y los prostíbulos de Blue Alley parecen estar limpios —me explicó Neutrón—. Todas las trabajadoras tienen nóminas. Hay algunas que tienen mejor seguridad y condiciones que otras, pero parece estar todo en orden.
Asentí, dejando que Runa, la hija de Ava y Ash, jugara con mi cabello mientras se ponía de pie en mi regazo.
—Bien. Pasemos a otro lugar, pero dejemos Blue Alley en reserva por si surge algo nuevo. Nunca se sabe —ordené, mi compañero asintió antes de volver a esconderse tras el ordenador.
—Traigo cafés —RAM entró con una bandeja de cartón, llevando cuatro cafés en ella. Le agradecí, mientras me entregaba el mío, con doble de azúcar—. Pi, el de leche de soja. Y negro como mi alma para ti, Neutrón.
—Tú lo único que tienes negro es el culo —rió Pi, RAM le hizo una peineta.
Solté una carcajada, Runa se me quedó mirando unos segundos de más y luego ella rió, enseñando esos pequeños dientes infantiles.
—Oh, mierda, hay un crío —RAM abrió ampliamente sus ojos cafés, yo solté otra risa.
—Es hija de A, no vas a asustarla.
—Ah, vale.
Se lanzó a su asiento, mientras que Neutrón lo ponía al día sobre los nuevos avances. Pi deslizó su silla hasta llegar a mi lado y juguetear un poco con Runa. Asher le había hecho una tonta coleta, recogiendo su corto cabello negro, y la niña tenía una expresión curiosa en sus ojos azules. Ella era la perfecta combinación de Ava y Asher, además de que tenía la inteligencia de la listilla. (Gracias a los cielos).
Runa tiró de un corto mechón rosa de su pelo y la de gafas sonrió ampliamente.
—¿Te gusta el rosa?
—Shi.
Sonreí un poco, Runa era probablemente mi favorita. Me centré en mi trabajo, mientras que Pi hablaba con mi sobrina, pero de alguna extraña manera mis pensamientos siempre iban dirigidos a ella.
Mi Kenzie.
Mi muñeca.
***
Cuando por fin pude estar en la tranquilidad de mi apartamento (bueno, el de Lilith, pero era mío provisionalmente) me dejé caer con un suspiro cansado en el sofá.
Amaba a mi familia y a la Mini Manada, de verdad, pero a veces eran agotadores. Muchos niños juntos.
Alcancé mi teléfono, notando que eran las ocho y media de la noche, y, aunque no era bueno para mi salud mental, entré a mi chat con Mackenzie. Estaba muy abajo, pero seguía ahí. Los últimos fueron de nuestra ruptura, con diecisiete. Yo estaba a punto de cumplir los dieciocho y llevábamos cerca de un año y poco. En su momento no lo entendí, ahora asumo que no quiso sentirse tan culpable de mandarme a prisión mientras era mi novia.
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Éxtasis (LM #4)
RomanceSeis años en prisión. Seis malditos años. Sus sueños y esperanzas se fueron al infierno con esas simples palabras. «Culpable». Pero ahora iba a encargarse de acabar con el bastardo que lo metió entre rejas, aunque eso significase sumirse en un lar...