En la nueva casa donde Hoseok llega a vivir luego de que su padre falleciera, comienzan a ocurrir sucesos escalofriantes que lo llenan de pánico, haciéndolo pensar que lo mejor es marcharse de ahí para siempre. Hasta que un habitante de otro plano t...
-Historia inspirada en la canción Faint de Linkin Park. -Historia completamente mía, se prohíbe adaptación y/o copia. ⚠️ CONTENIENDO ADULTO ⚠️ Amor homosexual, mención de sexo explícito, masturbación, tabaco, alcohol, palabras altisonantes. Ligero intento de suspenso, temas sobre la muerte, fantasmas, actividad paranormal. Violencia, mi perspectiva sobre la vida después de la muerte, mención de asesinatos y suicidio, se recomienda discreción. -Pareja principal: YOONSEOK. -Se pide respeto para los nombres de los personajes. -Esto es ficción, la historia es completamente f i c t i c i a, no tengo nada en contra de los nombres que aquí menciono. -Escribo cómo método de terapia y por mero entretenimiento para mí, compartiéndolo con ustedes. -De antemano agradezco infinitamente que se tomen el tiempo de leer, votar y comentar. ¡Muchas gracias!
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Yo soy lo que quiero que quieras, lo que quiero que sientas, pero es cómo si no te importara lo que hago... No puedo convencerte de que simplemente creas que esto es real, así que lo dejo ir... Observándote, dándome la espalda como siempre lo haces. Mira hacia otro lado y finge que no estoy, porque eres lo único que tengo...
Faint, Linkin Park
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A través de la ventanilla de la parte trasera del auto clásico, contemplaba cómo el camino civilizado poco a poco desaparecía a su paso, dejando ver qué se adentraban al lugar donde a partir de ese momento, sería su residencia.
Hoseok permanecía quieto en el asiento trasero, del lado derecho del coche: un viejo pero perfectamente cuidado Mustang Boss que parecía tener constante mantenimiento a pesar de su edad.
El elegante chófer conducía muy callado y atento, tomando con sus guantes blancos el volante.
Hoseok podía ver desde su lugar, cómo los grandes y redondos ojos del chófer lo miraban en ratos a través del espejo retrovisor. Estaba comenzando a sentir temor, porque era la primera vez que conocía a ese hombre de aproximadamente treinta o treinta y cinco años, era apuesto y curioso: sacudía la punta de su nariz cada que sus miradas se encontraban en el espejo.
