En la nueva casa donde Hoseok llega a vivir luego de que su padre falleciera, comienzan a ocurrir sucesos escalofriantes que lo llenan de pánico, haciéndolo pensar que lo mejor es marcharse de ahí para siempre. Hasta que un habitante de otro plano t...
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Sintiendo el cuerpo helado a su lado, despertó de inmediato y no por la incomodidad, pues en su inocencia podía sentir que quizás Yoongi podía tener frío.
Apesar de ser de mañana, estaba muchísimo más oscuro de lo habitual, lo que indicaba que se trataba de una día gris.
No sabía la hora exacta, así que se dedicó a acurrucarse más sobre el cuerpo del contrario, quién evidentemente se encontraba despierto.
—Cúbrete, Yoon... —Susurró adormilado, recostándose sobre su pecho.
El fantasma sonrió inmediatamente, abrazándolo hacia su cuerpo. —¿Tienes frío, Hoseokie? Pero no sé si sea buena idea que te refugies en mí... Estoy frío.
Hoseok cerró los ojos nuevamente, respirando profundamente. —Me siento muy bien, Yoonnie... Sería maravilloso poder quedarnos aquí todo el día...
La noche anterior se habían besado por un largo rato, solo hasta que Hoseok no pudo resistirse más al sueño que lo estaba venciendo.
No hubo ninguna conversación entre los dos, solo besos afectuosos que hicieron sentir mucho mejor al chico.
—Sería un buen plan, Hoba... Pero te vendrán a buscar...
—No quiero bajar, Yoongi... Tengo miedo de Namjoon...
El pálido tomó su rostro y lo levantó para poder ver sus ojos. —Amor mío... Jamás permitiría que nadie te hiciera daño, en especial Namjoon...
El corazón de Hoseok comenzó a latir freneticamente por él. Al ver su cara tan cerca y sentir su tacto, lo hizo suspirar lleno de amor.
—Solo quiero que todos vivamos bien aquí, Yoon... Yo no quería molestar a Namjoon.
—Namjoon debe arreglar sus propios problemas antes de joderle la vida a los demás... Pero no te preocupes, amor mío, ya verás que todo mejorará. Estaré siempre a tu lado.
Sintiéndose más tranquilo, Hoseok besó sus labios, en un acto de amor y agradecimiento. —Te quiero, Yoongi... —Musitó, luego de separarse.
—Te quiero, Hoseok... Y...
Enseguida la puerta de la habitación estaba siendo llamada por suaves golpes, e inmediatamente la voz del responsable.
—Hoseok... ¿Puedo hablar contigo? Vine a disculparme —Decía Namjoon del otro lado, tocando con suavidad.
Yoongi llevó su dedo índice sobre sus labios, indicándole que no hiciera mención de él en su habitación.
—Estaré rondando por aquí, amor mío. No estás solo... —Besó su mejilla y enseguida se levantó, huyendo al baño.
El chico lo observó alejarse y, tomando valor de sus palabras, se levantó para abrir al amo de llaves.
Namjoon estaba ahí, vistiendo su uniforme y manteniéndose muy educado y formal. —Buenos días, Hoseok. ¿Puedo pasar?
