Capítulo Ocho ✧♡°

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   Llevando la canasta de sábanas recién secas al sol, el pequeño Yoongi de diez años, la entregó a su madre, ayudándole a las labores de la enorme casa

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   Llevando la canasta de sábanas recién secas al sol, el pequeño Yoongi de diez años, la entregó a su madre, ayudándole a las labores de la enorme casa.

—Madre, ¿hay algo más en qué pueda ayudarte? —Preguntó en voz baja, dejando la canasta justo a un lado de la mesa de madera donde su mamá picaba verduras para la comida.

—No, cariño mío —respondió con pesar, limpiándose con el antebrazo el sudor que comenzaba a mojar su frente—. Gracias por traerla, cuando termine con esto, subiré a plancharlas...

Yoongi se quedó en silencio, observando como su madre parecía estar a punto de llorar. Y es que apenas llevaban pocos días de haber llegado a esa casa, y su madre tenía demasiadas labores por cumplir.

Pronto el silencio fue interrumpido, cuando la voz del dueño de la casa, llamaba a gritos a su madre.

—¡Sungkyung! Sungkyung, ¡¿en dónde estás?! —Se escuchaban los llamados de Jung Hoseok, con su voz avejentada, acercándose a la cocina.

Asustado, Yoongi corrió a esconderse debajo de uno de los muebles de la cocina rústica. Tapó sus oídos y cerró con fuerza los ojos, rogando para que el señor Jung no estuviera furioso.

Pues en tan pocos días, habían descubierto el mal genio del hombre.

—Aquí estoy, señor Jung —respondió Sungkyung, la madre de Yoongi, una de las sirvientas de aquella casa.

El hombre apareció por la puerta, Yoongi abrió los ojos por mero impulso, pudiendo ver la sonrisa tenebrosa en el tipo.

Liberó sus orejas solo para poder cubrirse la boca de su agitada respiración.

—Aquí está mi preciosa mujercita... —Comentó el señor Jung Hoseok, acercándose peligrosamente a la sirvienta—. ¿Qué haces? ¿Todavía no tienes la comida lista?

Yoongi los observaba aunque ambos estuvieran dándole la espalda: podía ver al hombre meter la mano por debajo de la falda de su madre.

—Estará pronto, señor... Solo deme unos minutos más... —Musitó Sungkyung con evidente nerviosismo, pero manteniéndose inmóvil.

El señor llevó sus labios al cuello cubierto por la larga melena oscura de la joven mujer, y repartió besos que solo provocaron incomodidad en ella.

—Así me gusta... Que seas obediente, mujercita...

Las lágrimas enseguida comenzaron a caer de los ojos de Yoongi, apesar de su corta edad, podía entender lo que estaba sucediendo. Su mamá no se veía contenta y eso lo angustiaba.

—Puede... Puede ir alistándose y esperarme en el comedor... En un momento llevaré la comida...

—¿Por qué mejor no la subes a mi habitación? —Cuestionó descaradamente, deslizando su mano por el interior de los muslos de la sirvienta.

Faint -YoonSeok- (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora