En la nueva casa donde Hoseok llega a vivir luego de que su padre falleciera, comienzan a ocurrir sucesos escalofriantes que lo llenan de pánico, haciéndolo pensar que lo mejor es marcharse de ahí para siempre. Hasta que un habitante de otro plano t...
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Sobre los dos primeros escalones del pórtico de la casa, Jungkook se encontraba sentado con Taehyung dormido sentado sobre su regazo en tanto lo abrazaba.
Un montón de policías forenses salían de la casa cargando con camillas llenas de restos humanos que habían encontrado debajo del inmueble.
Restos óseos demasiado antiguos y otros desmoronados que llevaban a varias cajas en el portaequipaje de varios autos para su investigación.
Además de bolsas con prendas y accesorios, y otros artículos que podían ayudar a verificar a quiénes pertenecían todos esos lamentables hallazgos.
Al final, sacaron una última camilla con la silueta de un cuerpo cubierto por una bolsa hermética. Changbin seguía dando su testimonio y todo lo que Hoseok había confesado temer de esa casa, todo excepto sobre los fantasmas. Culpando a Namjoon de su locura por haber atemorizado de esa manera al chico.
Pero tan pronto observó la camilla puesta dentro de la ambulancia, interrumpió abruptamente su conversación con los policías y corrió para verificar si era cierto los rumores que ya había escuchado, luego de las detonaciones que retumbaron en el exterior.
Subió a la ambulancia y sin pedir permiso, abrió la bolsa, llevándose inmediatamente un gran dolor en su corazón.
Ahí estaba él, como si estuviera dormido, casi con el mismo gesto de miedo con el que Changbin lo había conocido. Aquel gesto de angustia y tristeza que Hoseok llevaba en su cara la mayor parte del tiempo.
Del lado izquierdo de la cabeza podían verse los cabellos húmedos de sangre que comenzaba secarse al igual de la línea que chorreaba hacía su cara.
La garganta del profesor parecía estrecharse entre más lo miraba, anhelando que sus ojos se abrieran al menos una última vez para despedirse.
—Lo lamento, Hoseokie... —sollozó en un susurro, dejando una caricia sobre su helada mejilla—. No pude protegerte... Yo... Lo siento tanto...
—Señor —interrumpió uno de los paramédicos que veía la escena en silencio—, el joven falleció de una forma tan deprisa, que seguramente no pudo sentir nada. Los disparos se incrustaron justamente en el área de su corazón, por lo que desafortunadamente no pudimos siquiera reanimarlo. Cuando llegamos, ya no tenía signos vitales.
Las lágrimas en los ojos de Changbin brotaron una tras otra sin despegar la vista de Hoseok.
—¿Podemos reclamar el cuerpo? Él no tenía más familia pero nosotros éramos amigos cercanos... Nos gustaría darle una digna sepultura —comentó, cerrando poco a poco la bolsa.
—Por supuesto, señor, venga con nosotros.
El resto de los policías rodearon la casa de cinta delimitadora, sobre los ventanales y la puerta trasera, así como la puerta principal.
