En la nueva casa donde Hoseok llega a vivir luego de que su padre falleciera, comienzan a ocurrir sucesos escalofriantes que lo llenan de pánico, haciéndolo pensar que lo mejor es marcharse de ahí para siempre. Hasta que un habitante de otro plano t...
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Empujando suavemente el último plato vacío sobre la mesa, Hoseok limpió sus labios con la servilleta de tela en tanto veía la enorme mesa solitaria frente a él.
Todo era raro por el hecho de ser una casa tan grande, tantas habitaciones, la mesa, la servidumbre, para que él fuera el último Jung cómo ya habían mencionado.
En el orfanato acostumbraban a comer a una hora estricta también, sobre un largo tablón y ocupando el suelo como asiento. Con decenas de bebés, niños y adolescentes teniendo que alimentarse con la comida insípida que les brindaban.
Por esa razón, había quedado totalmente satisfecho en ese momento: porque eran contadas las veces que había comido un platillo tan delicioso desde que llegó a la mayoría de edad, y desde que se le permitía salir del orfanato donde vivía.
Aún había mucho silencio, era escalofriante estar rodeado por tanta exagerada tranquilidad. Estaba lejos del bullicio de los niños de su anterior hogar y ahora, tanto silencio le ponía la piel de gallina.
Bebió el resto de té caliente de su taza en tanto escuchaba fuertes pasos acercarse ahí desde el otro extremo de la planta baja.
Namjoon, el amo de llaves, apareció por la entrada. Mantenía su gesto serio, cargaba con una gruesa carpeta. Se acercó a él y con una reverencia, tomó un asiento cerca del chico.
—Terminó, ¿se le ofrece algo más ó podemos comenzar, señor Jung?
Hoseok todavía se encontraba muy nervioso por lo que había sucedido en su habitación, aunque no había mencionado nada con nadie, sentía los nervios recorrer su cuerpo entero y la imponencia de Namjoon, tampoco ayudaba.
—Terminé, gracias... —Musitó en tanto bajaba la mirada hacia su regazo.
El amo de llaves dejó la carpeta sobre la mesa, ocupando sus manos para dar dos fuertes aplausos al aire. Enseguida entraron Jimin y Seokjin y limpiaron el área, llevándose los utensilios sucios sobre un pequeño carrito de servicio.
Cuando quedaron a solas nuevamente, Namjoon abrió la carpeta y tomó la primera hoja que tenía escritos a maquina.
—Aunque la explicación es muy extensa, haré un breve resumen para que usted pueda comprender...
Temeroso, Hoseok puso su total atención, intentando ver la hoja que el amo de llaves levantó.
—Sí, señor...
—Hace aproximadamente tres meses que el señor Jung Bonhwa falleció, su padre... —Comenzó, con la misma seriedad e indiferencia de su rostro.
—¿Mi... Mi padre? ¿Pero cómo? He sido huérfano desde pequeño...
—Cuando el fallecido Jung presentía su hora de partir, dictó la historia que le daré a conocer. Quizás no pueda darle más detalles que no sé, pero creo que todo está claro aquí —respondió, tocando la carpeta con su dedo índice.
