EXTRA

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Diana de Gales

Dejaba que la brisa que acogía el lugar impactará sobre mi rostro, aún sabiendo que la fuerza de la misma traía con sigo una fuerte tormenta.

Tome un profundo respiro casi tembloroso, pues al instante la nostalgia y las ganas de llorar me invadieron.

Había pasado exactamente cuatro años desde que Carlos sucedio a su madre en el trono. Sabía que su mandato y el ser rey cambiaría muchas cosas, sin embargo esperaba mantener una estabilidad.

Al principio intentamos que nada cambiará y que todo marchara con normalidad, sin embargo, con el pasar del tiempo las responsabilidades de los dos había aumentado en gran cantidad, pero algo nos diferenciaba nuevamente, yo me mantuve cerca y al pendiente de nuestros hijos, pero él, se había alejado poco a poco de nosotros. Sabía del esfuerzo que hacía para que no se notará tal cambio, pero basto unos meses para que todo cambiará.

Carlos se había alejado de nosotros, nuevamente no llegaba a dormir y si lo hacía llegaba cansado, aunque hablamos sobre eso, no fue una gran solución. Sin embargo no habíamos discutido y eso era bueno, él intentaba recalcar lo mucho que me amaba y no quería que pensara que volvió a ser el mismo de hace unos años.

Claro, esto fue lo primero que pensé, más después de saber que Camila se había separado de su esposo hace unos meses, pero confiaba en Carlos y sabía que esto tal vez solo se trate de una crisis, pero que sin duda, no está siendo fácil de sobrellevar.

Me encontraba en Highgrove House y nuevamente Carlos no nos había podido acompañar, pues los niños están acostumbrados a venir aquí todos los fines de semana. Carlos esperaba venir por lo menos hoy, que era domingo, aún así ya eran más de las dos de la tarde y él no llegaba, por lo que deduzco que no podrá llegar nuevamente.

Lo amaba y sin duda alguna sabía que el también lo hacía, guardaba la esperanza de que todo se normalizara, entendía el poco tiempo que tenía y más cuando el pais pasaba por una leve crisis económica, que aunque no era grave, la intención de Carlos era solucionarla.

—mamá—la voz de William sono a mis espaldas y de inmediato me saco de mis pensamientos.

Me di la vuelta para verlo, William había crecido demasiado, ya tenía nueve años y ya se estaba educando para el puesto que algún día ocuparía como futuro rey.

—cariño, ¿que haces aquí afuera?—preguntó sintiendo finalmente frío. Aunque me di cuenta que Will traía una sonrisa consigo.

—dijiste que papá vendría hoy, ¿sabes a que hora llegará? Mis hermanos también quieren verlo.

No sabía que responder ante su pregunta, pues realmente no sabía si Carlos vendría o no.

—esperemos que tu padre se desocupe rápido, recuerda que es el rey, cariño. Tiene muchas cosas que hacer, pero esperemos que pueda venir.

Vi el semblante de Will cambiar, su sonrisa se desvaneció y eso no me gusto en lo absoluto.

—¿entonces no estará este fin de semana con nosotros tampoco?—su pregunta me entristeció, no me gustaba que todo esto los afectará a ellos también.

—vamos con tus hermanos y esperemos que papá pueda venir.

Él solo asintió y se dio la vuelta para seguir caminando, también lo hice y nos adentramos a la casa.

Desde muy pequeño Will se daba cuenta de la ausencia de su padre y ahora mucho más, sin embargo me decía muy a menudo que le alegraba la relación que los dos manteníamos. Sabía que se refería a las peleas que con constancia se presentaron durante los primeros años de nuestro matrimonio, sin embargo esa situación ya no se presentaba hace mucho tiempo. El mayor miedo de Will no era que su padre se volviera a alejar como antes.

Entramos a la casa y William lo hizo de primero, fue en ese momento cuando su ánimo subió instantáneamente y lo vi correr en dirección a la sala, cerré la puerta a mis espaldas y solo pude caminar en dirección a la sala.

—¡papá!—lo escuche decir con alegría. Camine hasta llegar a la sala y pude encontrarme con una alegre imagen, al ver como Will abrazaba a Carlos con alegría y él correspondía a ese abrazo con una sonrisa.

De inmediato una sonrisa se formó en mi rostro y la alegría me invadió, él había hecho todo lo posible por venir.

Mire Carlos susurró algo al oído de William y vi como él se alejo de su padre para ir junto a sus hermanos, quienes abrían regalos que seguramente les había traído Carlos. Me daba ternura ver como Sofía le ahorro el trabajo a su hermano Felipe de que busque su nombre en el regalo, lo busco por el y se lo entrego.

—cariño—la voz de Carlos hizo que dirija mi mirada hacia el, de inmediato le dedique una sonrisa.

Me acerque a él y lo abrace, sintiendo como el envolvía sus brazos en mi cintura y a través de ese abrazo saber lo mucho que necesitábamos un momento como este.

—me alegra que estés aquí—dije alejándome un poco para poder mirarlo. Carlos no dudo un segundo en darme un cálido, pero deseado, beso.

—no podía fallarles nuevamente, se lo mucho que me he distanciado de ustedes y no es lo que quiero—dice mientras sus ojos y los míos hacen un contacto visual.—el problema económico esta resultó finalmente y ahora podré pasar más tiempo con ustedes.

—eso es una gran noticia—le digo sinceramente.—no fue fácil lidiar con tu alejamiento durante estos meses, nunca lo será y...creo que no me acostumbraria a eso.

—se lo difícil que fue—dice y vuelve a darme un beso.—perdón por eso, tampoco me gustó estar alejado de ti y de los niños.

—recuerda que no estas solo en este mandato, estoy aquí y puedo ayudarte, cariño.

—no quiero que te sientas presionada.

—no me sentiré presionada, solo no quiero que te estreses con todo esto y se que te puedo ayudar—le digo mientras me acercó a darle un beso.

—que estés conmigo es suficiente ayuda, pero si quieres interferir en esos asuntos, esta bien.

Le doy una sonrisa antes de separarme y darme la vuelta para ver a los niños, quienes ahora juegan con lo que Carlos les trajo.

—su majestad—una de las mujeres de servicio entra al salón y hace una reverencia.—señora Camila Parker esta aquí.

El ambiente se vuelve inmediatamente tenso y de inmediato la felicidad se va del ambiente.

—lleven a los niños a la habitación de juegos—digo a dos de las mujeres que cuidan a los niños y ellas asienten, para después acercarse a los pequeños y llevárselos.

—ella tiene prohibido venir aquí, como pudieron dejar que llegara a este lugar—dice Carlos disgustado, sabía lo mucho que le disgustaba la presencia de esa mujer.—no deje que entre y dejele en claro que tiene prohibido pisar cualquier propiedad de mi familia.

La joven mujer asiente y hace una reverencia y sale del lugar.

—no viniste aquí a enojarte, cariño—le digo intentando que la tensión del lugar baje.

—sabes lo mucho que odio a esa mujer, es un verdadero tormento.

—eso no importa ahora—me acercó a él y le doy un beso.

—hace mucho tiempo no estamos juntos—dice el y ahora si se forma una sonrisa en su rostro.

Una sonrisa se forma en mi rostro al saber a donde quiere llegar.

—el lugar es grande y los niños están jugando—dice con cierta suplica.

—te amo—digo con una sonrisa y acercándome a darle un beso.

—también te amo, cariño.

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