CAPÍTULO 1

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El día era soleado y cálido, uno que anunciaba alegría y que sin embargo para aquella mujer era una más de sus tormentas, la cual siempre opacaba la luz, un dia normal en el palacio.

Diana apresiava el hermoso día desde la ventana de su habitación, viendo el verdoso jardín que era radiante bajo los rayos de sol, las flores parecían tomar un color más profundo y el cielo azul contrastaba a la perfección. Mientras en la misma habitación Carlos estaba compartiendo un corto momento con sus hijos.

Diana no decía nada, dejando que el silencio reinara en el lugar y solo se escuchara la risa de sus pequeños las cuales eran provocadas por su padre, sin embargo, aunque ella estaba ahí sus pensamientos estaban en otra parte. Siempre que apreciaba el día pensaba en lo deteriorado que estaba su matrimonio, las constantes peleas y las pocas muestras de afecto de Carlos. El tener que ver a la amante de su esposo en algunos eventos a los que asiste y muchas cosas más.

Diana empezaba a resignarse de su fracasado matrimonio hasta ahora, aunque el querer arreglarlo era uno de sus mayores anhelos, ella también se hacía a la idea de que eso nunca pasaría, luchar cansa y más cuando no tienes resultados y justamente eso pasaba con diana, estaba cansada de dar sin recibir lo mismo, pero una parte de ella seguía luchando por arreglar aquel evidente fracaso.

—tengo que irme —la voz del príncipe de gales, Carlos, La saca de sus pensamientos y ella finalmente volteo a mirarlo. 

Carlos estaba sentado con sus hijos en la cama, pero eso no dura mucho, él se levanta y mira a diana con la misma expresión de siempre, una seriedad inaudita y un enojo evidente. Diana le brinda una sonrisa que él no corresponde.

—¿regresaras temprano? —pregunta diana y con un tono de voz seco Carlos responde.

—si, recuerda que esta noche tenemos un evento —dice él. Diana asiente y Carlos simplemente se da la vuelta para marcharse.

Diana solo ve con tristeza el cómo su esposo desaparece por la puerta y ni siquiera se despide de la manera adecuada de ella. Es algo que sucedía hace mucho tiempo, pero le seguía doliendo ¿quién puede culparla por ello? si aun cuando la mente quiere dejar de sentir el corazón no puede dejar de amar.

—mamá —la dulce voz del pequeño William llama la atención de diana. Ella mira a su hijo y sonríe con ellos, después de todo era lo más importante y bonito que tenía.

Ella se acerca a los dos pequeños y empieza a jugar con ellos haciéndolos sonreír, diana sonreía con ellos, los dos eran su felicidad completa, esos niños hacían que diana se olvidara de todos sus problemas. 

(...)

Después de haber compartido un largo rato con sus hijos diana había decidido desayunar, estaba sola en la mesa, algo que se había convertido en una cosa cotidiana.

Diana miraba la comida y no sentía ganas de ella, pero el solo recordar sus problemas hacían que ella quisiera comer más de lo que tenía frente a ella. Esa era una lucha constante para diana. No controlar sus problemas alimenticios la agobiaba y pedir ayuda no era una opción, quizá si lo hacía solo le terminarían diciendo que exageraba y que solo buscaba llamar la atención.

—¿pasa algo? —pregunta una voz que de inmediato hace que diana se asuste, su lucha interna había hecho que se olvidara por un momento de su alrededor.

—pensé que te demorarías un poco más —dice Diana al ver a Carlos parado frente a ella sin mostrar ningún tipo de interés, con sus fracciones frias, solo que esta vez con un poco de sorpresa.

—solo olvide algo —dice Carlos y Diana opta por apartar el plato frente a ella, sabía perfectamente que él no diría nada, tantos eran sus problemas que no se percataria de su problema alimenticio.

—¿puedo preguntar para donde vas?

—no es necesario que lo sepas.

—Carlos —diana menciona el nombre de su esposo como si quisiera decirle algo, hace una breve pausa, ella duda un momento pero finalmente habla—, solo quiero que haya más comunicación en este matrimonio.

—no estoy para discutir eso, no tengo tiempo.

Diana se acerca a Carlos, este se queda quieto pero endurece su mirada ante la acción, mientras ella experimentaba esa amarga sensación de tener al hombre que amaba tan cerca pero a la vez sentirlo tan lejos, tan distante que dolia.

—es algo importante, es un matrimonio in... —diana quiere decir algo pero Carlos la interrumpe.

—ya no lo es cuando el matrimonio fallo completamente —dice Carlos. Su fastidio es evidente, más al comprobar otra vez que es imposible hablar entre ellos sin terminar en una discusión.

—un matrimonio que fallo porque tu lo quisiste así, por tu infidelidad con esa mujer —dice diana con un tono de voz que estaba mezclado entre decepción y dolor a la vez, un nudo en su garganta se formo y sus manos empezaban a temblar.

—no la metas en esto —dice Carlos y alza un poco el tono de su voz—, no tiene nada que ver.

—la defiendes como si de verdad fuera alguien con relevancia —la decepción vuelve a hacerse presente en diana, aquella que sabia tan amarga y era tan dolorosa como una espina, aquella que solo sientes cuando estas enamorada y la persona que amas tiene ojos para alguien más.

Carlos la miro por unos cortos segundos, analizando cada una de sus palabras, ¿era alguien con relevancia? él estaba seguro que si lo era.

—no quiero discutir diana, es ridículo todo esto.

—para ti todo es ridículo, el matrimonio, mi familia y la familia que tenemos, los niños, todo pierde valor para para ti si se trata de ella —dice Diana sintiendo como cada una de sus propias palabras le causaban dolor, pero era la verdad y esa siempre duele, mas cuando sale de ti misma, sus ojos se llenarón de lagrimas que amenazaban por resbalarse, pero ella intento contenerlas mientras miraba frente a ella al causante de su dolor...

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