Chuuya

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Confusiones y confesiones

Sábado en la mañana. Cada sábado daba clases en el centro cívico a niños de entre 5 y 7 años. Bueno, en realidad eran como apoyo. Dábamos repaso de sumas y de como escribir, eran realmente tiernos, aunque a veces me desesperaba mucho porque eran muy inquietos. 

Como cada sábado, me desperté a las 6 de la mañana para poder arreglarme e irme con los niños, viendo que Dazai estaba despierto. No me gustó para nada saber que no había dormido, me pregunto que tan seguido le pasa eso. 

A lo largo de la mañana no dejé de hacerme esa pregunta. ¿Que podía hacer? En realidad, no creo que pudiera hacer mucho por él, pero no puede estar tanto tiempo despierto, podría enfermarse y, si lo que padece es insomnio, eso es todavía más complicado. Estaba tan inmerso en esa pregunta, que no me di cuenta de que mis niños me estaban hablando. 

-Chuuya, ¿Se encuentra bien? -preguntó la pequeña Sakura mientras se sentaba a mi lado 

-Oh, sí -hablé algo confundido sacudiendo un poco la cabeza -. Estoy algo distraído 

-¿Está pensando en su novia? -preguntó Shinji con una sonrisa -. Cuando mi hermano está en las nubes, mi papá siempre le pregunta eso y se pone rojo, igual que usted 

-No estoy rojo, Shinji -los 7 niños comenzaron a reír, diciendo que si estaba rojo -. Solo pienso en alguien que me importa

Los niños rieron emocionados, murmurando cosas entre sí. Admito que eran realmente tiernos, pero no dejaría que piensen cosas erróneas, y menos cuando aún no terminaban de resolver sus ejercicios. 

Pero no, no me puse rojo. Eso se lo inventaron ellos. 

No me miren así. 

Al salir del centro cívico, cuando el último niño se fue con sus padres, tuve una idea. Tal vez lo que Dazai necesita es alguien que cuide un poco de él; a veces estar solo hace que no duermas bien. O, si te sientes mal, es lindo que alguien esté junto a ti mientras te curas. Si, eso es, iré a su casa. 

Pero... ¿Donde vive Dazai?

No tengo idea de donde vive Dazai, pero estoy seguro de que su amigo Oda si lo sabe, por lo que fui corriendo a la librería, quedándome fuera unos pocos minutos para poder retomar el aire. Correr así de la nada me agita mucho siempre y hace que me duela un poco la pierna. 

Le expliqué a Oda lo que había hablado con Dazai en la mañana y que me costaría ir a verlo, por lo que me dio la dirección de Dazai e hicimos juntos un plan para que Dazai no supiera mi plan de ir a verlo; yo llamaría a Oda por teléfono al llegar a la casa y él llamaría a Dazai para que me abriese, haciendole creer que era él. Era un buen plan. 

Antes de llegar a la casa, pasé a un restaurante y le compre unas bolitas de arroz. He visto que le gustan mucho y seguramente le vendrán bien, además de que Oda me dijo qué medicinas debe tomarse cuando no duerme bien. Sin más, llegué a la casa, viendo sus enormes ojeras y su rostro agotado, se veía muy cansado. 

Me pregunto... Hace cuanto no ha podido dormir...

-Parece que viste un fantasma -sonreí, ladeando la cabeza y dejando ver una bolsa que traía entre manos -¿Puedo pasar?

No dijo nada, solo se hizo a un lado y después cerró la puerta. Comencé a preguntarle cuanto llevaba sin dormir, si había tomado sus pastillas, si había intentado tomar un té para el sueño y si le pasaba muy seguido, pero parecía no escucharme, solo vi como se sentó en el sofá mientras y después se acostó casi acurrucándose en él. Esa imagen me hizo sonreír tiernamente mientras sacaba las bolitas de arroz y las acomodaba en un plato para poder llevárselas. Pensé acercarme, pero en eso tuve una idea. Si la cabeza le duele, algo frío lo ayudará a disminuir el dolor, por lo que tomé un paño del baño y lo humedecí un poco para poder llevármelo a conmigo. Coloqué el plato en mis piernas y despúes coloqué el paño, viendo como abría ligeramente sus ojos. 

Luces de diciembre -soukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora