15: Así son los negocios

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Minjeong

—Ya estoy comiendo, ahora explícame eso del viaje a Hawaii —dijo dándole un bocado al sándwich.

Le di un sorbo al café.

—Es un viaje de negocios, iremos nosotras, Giselle, el señor Lee y su mujer. Ah, y mi madre.

—¿Tú madre? ¿En serio? —se encogió de hombros.

—Financia parte del proyecto, quería venir y no iba a decirle que no.

—¿Y tiene que ser en Hawaii? ¿No hay lugar mas cerca?

—No, va a ser en Hawaii porque hay que concretar cosas del terreno de construcción y el dueño es de allí, así que para contentarle vamos a movernos hasta él.

Ella bufó. ¿No habia nada que le pareciera bien?

—Vamos, es Hawaii. ¿Tanto te disgusta viajar? —dijo ella.

—No me gustan los aviones, creo que te suena —mierda, eso era cierto—, y ahora me dices lo de nadar. Me quieres poner todo en uno, entiende que no me haga especial gracia.

—Bueno... Una vez que aprendas a nadar eso no será un problema, esta tarde empezamos la primera clase. Y lo del avión... —suspire— Estaré contigo.

Ella alzó las cejas sorprendida.

—¿Se supone que eso me tiene que traquilizar? —mordió el sándwich de nuevo.

—Sí porque procuraré que nadie te moleste y estaré a tu lado todo el trayecto, eso te lo prometo.

Noté como tragaba saliva y no dijo nada, volvió a morder su sándwich de nuevo.

—¿Hyunjin no viene? También es socio.

Le di una mirada seria. ¿De verdad tenias que traerlo a la conversacion? ¿Que mas da si no venía?

—No, Hyunjin no viene —respondí seca.

—¿Por qué no?

—Pues porque no puede, no es socio mayoritario. Nadie ha solicitado su presencia.

—Vaya, suenas como si te cayera mal.

Es que me cae mal.

—Y tú parece que tienes muchas ganas de que venga —repliqué.

Se encogió de hombros y rió. Le dio un sorbo a la bebida. A los pocos minutos el rey de Roma apareció por la cafetería y Jimin le saludó. Ese chico era peor que un chicle en la suela del zapato.

—¡Hola! —me miró—, Hola Minjeong.

—Hola Hyunjin.

—Me ha dicho Minjeong que no puedes venir al viaje de Hawaii.

¿Tan poco has tardado, Jimin?

—En efecto, no puedo ir. Tengo unos asuntos pendientes —hizo un puchero—, para la próxima.

—Estaría bien. Ahora tengo que aprender a nadar o acabaré siendo arrastrada por la playa —dijo bromeando.

Estar en medio de esta conversación era algo que no terminaba de entender. Prefería el silencio con Jimin a una conversación con este espécimen.

—¿No sabes nadar? Yo daba clases de sur en donde vivía, podría ayudarte.

No la dejé responder, hablé yo antes.

—Ya tiene quien le enseñe, no es necesario.

Ella me dio una mirada asesina.

—Oh, perfecto entonces. Igual cualquier cosa que necesites avisame.

por siempre, jamás | winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora