33: La señal

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Jimin

Entré a mi cuarto y dejé las cosas sobre la cama. Agarré una goma y me recogí el pelo. Mi madre justo llamó a la puerta y se asomó.

—¿Qué tal el día? Vi las noticias —sonrió—, esa chica esta loca.

—Lo sé, no me creo que hiciera eso delante de todo el mundo.

—Se nota que te quiere.

—¿De verdad lo crees?

—Pues claro, cariño... —ella dio un vistazo a la habitación—. Tienes un regalo sobre la mesa.

Fruncí el ceño y miré el escritorio. Había un terrario con una flor azul y una nota. Me acerqué.

—¿Y esto?

Se encogió de hombros.

—Léelo.

Abrí la nota y la leí.

Construyamos un futuro juntas.
Te quiero

—Pero... ¿Ha sido Minjeong? —ella asintió sonriendo—. ¿Minjeong me hizo un terrario? ¡¿En qué momento?!

—Esta mañana mientras te esperaba. Me dijo que iba a ser un regalo para ti.

—Esta chica... —pasé mis manos por el rostro—. No puedo más mamá, la amo...

Ella rió al ver mi desesperación.

—Lo sé cariño, se nota. Nunca te vi así con nadie.

—Porque nunca me sucedió nada así con ninguna persona, solo con ella... —suspiré—. Y pensar que yo la odiaba al principio.

—¿La odiabas? —preguntó curiosa.

—Digamos que no empezamos con buen pie...

—¿Y por qué aceptaste aquel trato?

—Porque a ambas nos convenía, a pesar de ser una locura...

Ella acarició mi brazo con cariño.

—Una locura que te hizo feliz, cielo.

Sonreí. Sí, tenía toda la razón.

***

Minjeong

—Mamá, ¿de verdad es necesario todo esto? —pregunté mirando a mi alrededor.

—Por supuesto que lo es.

Dos hombres terminaron de colocar las mesas en el jardín mientras que otros preparaban las luces en los árboles. Cuando mi madre me sugirió hacer una cena de despedida con mi familia y la de Jimin dije que sí, me esperaba algo más... familiar. Pero no, mi madre prefirió hacer una fiesta a lo grande, aunque solo fuera para nosotros.

—Marcus, pon esas lámparas por ahí. En esa mesa no me gustan.

—Claro, señora Kim.

—Esto ya esta casi listo —me dijo emocionada.

—Mamá, ¿estás bien? —pregunté.

—Claro que estoy bien, por supuesto.

La agarré de los hombros para que me mirará.

—Mamá...

Ella rodó los ojos y suspiró.

—Tengo derecho a llevar como quiera mi luto de que te vayas a otro país Dios sabe cuanto tiempo, y si quiero hacer una fiesta para distraerme y no pensar en eso lo voy a hacer te guste o no Minjeong.

por siempre, jamás | winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora