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YoonGi se mantuvo en silencio mientras veía el techo de su habitación. El apartamento se sentía como todos los días, excepto que hoy el pálido lo sintió diferente.

En realidad, lo sentía diferente desde hace unos cuantos días.

Desde la última vez que vio a Park JiMin.

YoonGi se mantuvo pensando, tratando de delimitar el problema en el que se había metido y la única respuesta a todas sus interrogantes era el chico rubio que se sentaba tres sillas atrás en su salón de clases, imperturbable y descaradamente tranquilo.

Cómo si nada hubiese pasado.

Y YoonGi se maldijo internamente, porque él no pudo volver a tener el control tan rápido como Park JiMin lo hizo.

No pudo evitar pensarlo demasiado cuando estaba seguro que JiMin, ni un momento lo había hecho.

Era eso de lo que estaba huyendo toda su vida, de volverse una total mierda insegura.

Pero había bajado la guardia, un minuto, un maldito minuto... Había atacado como un digno cazador, pero también había caído como una presa.

No quería pensar en la palabra con "A", pero terminó haciéndolo mientras se repetía mentalmente que era un maldito estúpido.

Un maldito estúpido que había caído en el juego que tantas veces ganó.

—Mierda. —Susurró cubriendo su rostro con sus manos mientras sus dedos se enredaban en su cabellera negra. —Eres un jodido idiota, Min. —Se dijo en voz alta, refregando sus manos con un poco de violencia en su rostro.

Quizás esa noche, cómo todas las anteriores, no podría dormir correctamente.

Su insomnio tenía nombre y apellido.

...

JiMin rodó los ojos cuando escuchó la charla sin sentido de su padre con uno de sus aliados comerciales. Cuando recibió la invitación del hombre pensó que por fin iban a poder establecer una conversación normal, pero nuevamente se había equivocado.

Otra vez estaba siendo utilizado de una manera vil por el hombre, era el acompañante para el acompañante del contrario, no podía hablar de nada, ni siquiera tenía permitido pedir algo que no fuera previamente autorizado por el mayor.

Era un completo desastre.

Aunque bueno, su vida estaba siendo un completo desastre desde hace algunos días.

El desastre tenia nombre, apellido y lo había dejado inestable y confundido.

—¿JiMin? —El tono elevado en la voz de su papá lo hizo volver a la realidad. Con una sonrisa tratando de ser amable alzó la mirada encontrándose con los tres presentes observándole. —El hijo de Kim quiere ir a la barra, ¿Por qué no lo acompañas? —JiMin asintió más por compromiso que porque quisiera. En silencio siguió al mayor de ambos hasta que tomaron asiento frente al minibar del lugar.

El contrario se aclaró la garganta antes de hablar.

—Parecías aburrido allá. —JiMin observó al contrario. Era atractivo.  Quizás en otro momento hubiese estado entusiasmado por enredarse con él, pero justo ahora JiMin no sentía nada más que un leve interés. —No me he presentado aún, Kim NamJoon. —Mencionó ofreciendo su mano en forma de saludo. JiMin imitó la acción del chico.

—Park JiMin. —Respondió de forma educada mientras veía al hombre detrás de la barra acercarse con su trago.

—Entonces... ¿Park JiMin tiene alguna ocupación, trabajo? —Indagó curioso el moreno mientras le observaba. JiMin chascó la lengua mientras un suspiro escapaba de él.

Mine » YoonMin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora