𝟐. 霧 𝐟𝐨𝐠

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Subieron el camino que llevaba hacia arriba, dónde llegaron a las escaleras que no podrían seguir subiendo con la camioneta, así que Junhui lo estacionó en el área plana del terreno y miró a través del parabrisas el bosque que se extendía en todo lo que la vista pudiera alcanzar a vislumbrar. Y más allá, la villa de Yabbay.

Observó aquello, pero Minghao se quitó el cinturón y abrió la puerta, aunque sólo un poco porque notó que Junhui se quedó ensimismado, por eso no salió de inmediato.

—Hey, ¿pasa algo? —le preguntó el menor, curioso. El gesto de Junhui parecía intranquilo, pocas veces lo veía así—. ¿Jun?

El nombrado desvió la mirada del bosque y la dirigió a su hermano, tomando aire profundo y soltando un suspiro, negando con la cabeza mientras se quitaba el cinturón de seguridad también.

—No, es sólo... —Frunció los labios, pero al final lo dijo—. La niebla se está levantando.

Minghao observó también la niebla en el denso bosque, con el cielo pálido encima. Habían subido a terreno alto en el auto, pues el templo estaba muy cerca de la montaña.

—Es normal, ¿no?—dijo, pero luego sonrió de forma burlona y miró a su hermano con una ceja alzada—. ¿No me digas que crees que son los demonios que quieren jugar? Aunque no es que puedan jugar con nosotros, ya estamos muy grandes para eso.

Junhui lo miró sin humor y negó con la cabeza.

—No creo que por no ser niños los demonios vayan a dejarnos ir así como así si nos topamos con ellos.

—Pensé que no creías en eso —Minghao dijo de forma cantarina, apuntándolo con el índice.

—Y no lo hago, sólo digo que si existieran, los demonios no son benévolos, son criaturas egoístas y peligrosas, no te obsesiones mucho con ellos, Haohao.

—Yo no soy el que se obsesiona con las cosas, hermano. —Minghao le lanzó una mirada aguda antes de abrir la puerta y salir del auto.

Junhui volvió a mirar por el parabrisas, allá en el bosque donde la niebla ya empezaba a subir y extenderse. A veces podía ser tan densa y abundante que cubría las copas de los árboles.

—Hay cosas que es mejor dejar en paz y supongo que el pasado es una de ellas.

Abrió la puerta y salió también del auto, recibiendo la brisa fresca a pesar de estar en pleno verano. Por la altitud y los árboles no solía llegar el calor insoportable hasta ahí, aunque tenía que ver más que nada con que el sol no solía aparecer mucho detrás de las nubes.

Junhui fue a la parte trasera de la camioneta y abrió la cajuela que era amplia y en donde pudieron meter sus maletas tanto él y su hermano sin problema. Sólo tenían planeado quedarse dos semanas, pero no había mucho que pudieran conseguir en el templo, por tanto tenían que ir bien preparados.

Bajar a un hotel de la villa era mucho hastío y ambos hermanos tenían que quedarse con su abuela, la encargada oficial del templo. Ella vivía solitaria ahí después de la muerte del abuelo y que la madre de Jun y Minghao decidiera no volver ni de visita, 12 años atrás.

Los hermanos tomaron sus maletas, dos para cada uno y se aseguraron de llevar el ramo de flores que le habían comprado a su abuela.

Había otro auto estacionado ahí también, pero no les pareció raro. Probablemente su abuela no estuviera completamente sola, era muy conocida en el pueblo por ser la actual guardiana del templo.

Minghao tomó aire y lo soltó justo cuando el viento volvió a soplar y agitó sus cabellos junto a las hojas de los árboles que susurraron. Parecían voces y uno podía cerrar los ojos y sentirse rodeado de una multitud de ellas, para abrirlos y encontrarse completamente solo.

El Festival de los Demonios (WonHui/GyuHao)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora