𝟖. 丸 𝐜𝐢𝐫𝐜𝐥𝐞

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El niño corrió entre las personas que estaban de pie en las áreas de los puestos que cubrían la calle principal de la villa, en honor del festival de verano. Las lámparas rojas y luces cálidas colgadas, pues ya era de noche y el cielo sobre la villa siempre mostraba las estrellas resplandecientes. Había una luna llena que iluminaba todo como un ojo amarillento.

Las personas vestían con trajes tradicionales, los yukata de muchos colores. El pequeño tenía puesto un yukata de un color verde menta con patrón de hojas de bambú de un color más oscuro.

Se movió con agilidad hasta ver a lo lejos a un joven adolescente que tenía los brazos cruzados y parecía mirar en todas las direcciones, buscando a alguien en particular. El joven tenía un yukata lila con camelias celestes y blancas.

—¡Junjun! —gritó con voz aguda, corriendo con los brazos abiertos, y cuando el joven lo vio, lo recibió dándole un abrazo aliviado.

—¿Dónde estabas, Haohao? Te hemos estado buscando —dijo el mayor cuando se separó del abrazo—. ¡Casi me da un infarto cuando te soltaste de mi mano! Toda la gente de la villa está aquí, no te pierdas de mi vista, por favor —puso la mano sobre el cabello del niño, dejando un beso en su frente.

El menor sonrió, levantando la mano, mostrándole el objeto que tenía a su hermano mayor.

—Ah, es que me di cuenta de que dejé mi máscara en el puesto de takoyaki y tuve que ir por ella, luego no podré participar en el kakurenbo de este año, la necesito.

Junhui sonrió con las cejas bajas, pero habló con voz firme a pesar de ser suave.

—Bueno, pero a la otra avísame, yo pude haber ido contigo, no quiero que te pierdas entre tanta gente, ¿sí?

El niño abultó las mejillas y asintió, aceptando el regaño de su hermano mayor. Sin embargo, sonrió y volvió a mostrarle su máscara a Jun.

—¿Qué te parece mi máscara, eh? No me dijiste nada cuando la terminé de hacer —Minghao hizo un puchero y Junhui le volvió a acariciar el cabello castaño.

—Oh, Haohao, es una máscara de usagi muy bonita, sólo que me parece un poco tétrico que tenga el kanji de muerte.

Minghao rodó los ojos. —Estás igual que mamá, ella dijo lo mismo, son muy sensibles ustedes dos —Luego señaló la máscara que su hermano llevaba en la mano—. Tú siempre usas tu máscara de neko con listones morados. No es muy intimidante... Aburrido.

Junhui ignoró la parte de que era muy sensible (y que era un aburrido) porque Minghao, a pesar de ser menor que él, siempre fue más atrevido a hacer las cosas y él, al ser mayor, tenía que restringirse y no podía mostrar lo cauteloso y asustadizo que en realidad era.

En pocas palabras, lo cobarde que podía ser en comparación de su hermanito menor.

—Para empezar no soy un niño, no debería seguir jugando, pero siempre necesitan a chicos de mi edad para asegurarse de que ningún niño se pierda, aunque más que nada debo asegurarme de que tú no te pierdas, Haohao —dijo, pinchando las dos mejillas del niño, que se quejó, espantando las manos del adolescente que rió.

—¿Y yo por qué me perdería? Los demonios siempre guían a los niños de vuelta al pie de la montaña, nadie nunca se ha perdido.

Fue su respuesta, tomando la mano de Jun e incitandolo a caminar para que empezaran a subir las escaleras que llevaban al templo en la montaña, dónde los niños se reunirían para esparcirse y jugar en el bosque.

—Sólo es por ser precavidos, Hao, que los niños jueguen en la oscuridad y los peligros del bosque no es algo muy simple aunque sea una tradición del pueblo —respondió Junhui, buscando entre las personas con la mirada a su madre que se había separado de él porque también había estado buscando a Minghao cuando se alejó de ellos.

El Festival de los Demonios (WonHui/GyuHao)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora