𝟕. 嫁 𝐛𝐫𝐢𝐝𝐞

282 58 20
                                    

Regresaron al templo, completamente desesperanzados.

La niebla se había alzado y no había forma de que Seungcheol pudiera llegar a ellos con esas condiciones, aparte de que era un nativo de Yabbay, y como todos ellos, sabía lo que implicaba que los bosques y la montaña se cubrieran por aquella neblina.

Fueron hacia la cocina dónde estaba el comedor, ambos sentados en la mesa de nuevo cómo en la mañana. Las maletas recargadas en la pared y las cabezas cabizbajas. Cada uno de ellos estaba procesando todo lo ocurrido hasta ese momento.

Allá afuera había dos demonios, los habían visto. Minghao en su sueño, Junhui en una ilusión; ahora estaban escondidos en la niebla, esperando a que los hermanos pusieran un pie fuera del terreno sagrado. Si cruzaban la puerta torii, sabían que no habría vuelta atrás.

Ahí dentro del templo estaban protegidos, eso lo tenían claro, así como el hecho de que estaban atrapados en la montaña.

Junhui, el cual había realizado mas cosas que su hermano y lo que implicaba todo eso, tenía que dejarlo en claro, de esa forma no se sentiría tan demente y encerrado en su propia mente.

Protegería a Minghao, su hermano menor, no volvería a cometer el mismo error del pasado, sin embargo no era protección mantenerlo en ignorancia de la realidad que estaban enfrentando.

Carraspeó y llamó la atención del menor que levantó la mirada de la superficie de la mesa. Los ojos de Jun ya estaban puestos en él, grandes y serios. La palidez de su piel se notaba bajo la luz cálida de la cocina, por la ventana sólo se veía la neblina que incluso ya comenzaba a invadir la amplia plaza frente al templo.

—Esto es lo que creo, Minghao, y seguramente pienses que tu hermano mayor está loco, pero no sirve de nada entrar en negación ahora, eso no solucionará nada y no nos va ayudar a salir de aquí.

Minghao frunció el ceño, juntando las manos sobre la mesa y mirando a su hermano con duda.

—¿De qué hablas, Jun? Me estás asustando... —dijo, tratando de no pensar en los ojos amarillos y la gran bestia que lo perturbaba y fascinaba en igual proporción. Sentía un dilema respecto a ese lobo.

Junhui hizo un gesto desvalido, casi frustrado de no saber cómo ordenar sus palabras y decir algo así en voz alta y clara.

—Yabbay... —comenzó vacilante, negando con la cabeza—. No son sólo cuentos ni leyendas, no son historias ficticias. Al menos que estemos en una alucinación colectiva o esto sea una gran broma solipsista, la única alternativa que nos queda es que sea real —dijo, sin despegar su mirada del menor.

—La navaja de Ockham... —dijo Minghao, con un gesto preocupado, pero estando de acuerdo con las palabras de su hermano. Todo ese tiempo había tenido una creencia casual y casi infantil por las leyendas de Yabbay, aunque no creía en ellas como realidad.

No tenía el escepticismo al que se aferraba su hermano, y aún así, de nada le sirvió tener la mente abierta. Se quería rehusar, pero sabía que era inútil hacerlo ahora. Los cuentos de los que habló por diversión e interés no eran nada de eso.

—Minghao, te voy a decir algo que es muy grave y quiero que me escuches con atención porque es importante —dijo con su voz seria. Junhui, el que siempre sonreía y evitaba preocupar a su hermano de cualquier manera, hasta el punto de sobreprotegerlo—. Te juro que lo que voy a decir es difícil de creer, pero tengo pruebas... —bajó las cejas y la mirada en gesto angustiado—. Tengo las pruebas para saber que no me equivoco.

Minghao notó la ansiedad de su hermano mayor y asintió lentamente. Lo que vendría a continuación no sería fácil de digerir, pero estaba preparado para escucharlo.

El Festival de los Demonios (WonHui/GyuHao)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora