- Barcode, cariño. Baja a desayunar, antes de que se te haga tarde para la universidad. -
Un muchacho pelinegro se levantó de golpe al escuchar la voz de su progenitora detrás de la puerta de su habitación, se encontraba despertando y todo él era un desastre junto con su pijama de dinosaurios, regalo de su adorada hermana.
- Ya voy, mamá. -
Desperezándose un poco, vio el reloj de su ordenado escritorio viendo que eran las siete y media de la mañana, sesenta minutos antes de la hora de entrada a su primera clase del día.
Dándose una rápida ducha, se vistió con el uniforme respectivo de su facultad, posándose frente al espejo de cuerpo completo observó toda su figura haciendo una mueca de disgusto.
- Tengo que empezar a hacer ejercicio. - Susurró antes de salir de su habitación, tomando su mochila en el proceso.
Bajando las escaleras, vio a toda su familia comenzando a desayunar. Dando los buenos días se sentó junto a ellos para hacer lo mismo. Era un agradable martes, el sol resplandecía y no había señales de posibles lluvias como las que habían estado ocurriendo durante toda la semana anterior.
Terminando el desayuno, fue momento de partir. La primera que salió de la casa fue su hermana mayor, ya que ese día entraba un poco más temprano a su trabajo como contadora en una pequeña empresa.
- Vamos, hijo. - Dijo su padre acomodándose un poco la corbata que portaba, Barcode sólo asintió y se dirigió hacia su madre para poder despedirse.
- Hasta luego, mamá. - Se acercó a la bajita señora para darle un pequeño beso en la mejilla.
- Ay, cariño. Siempre traes sucios tus lentes, trae acá. –
La mayor dirigió una de sus manos hasta la cara de su hijo para quitarle suavemente el par de lentillas que siempre llevaba. Utilizando su blusa talló delicadamente cerciorándose en dejar completamente limpios los dos pequeños vidrios. Cumpliendo con su cometido se los devolvió al menor.
-Ten un agradable día. - Terminó de hablar para luego despedir a su marido con un pico en los labios.
Los dos hombres de la casa terminaron por salir hacia la cochera para subirse en el vehículo familiar, su padre era el encargado de llevarlo cada día a la universidad.
El viaje, como cada día, fue relativamente corto, en veinte minutos ya se encontraban frente al imponente edificio.
- Hasta luego, papá. - Despidió, acomodándose mejor su mochila.
- Adiós, hijo. Te veo en casa. - Y se marchó, dejando al pelinegro parado en medio del camino hacia la entrada del lugar.
Caminando cohibido se dirigió a su correspondiente salón de clases, todos los estudiantes a su alrededor pululaban metidos en sus propios asuntos, y él iba con la mirada baja jugando con sus manos.
- Barcode, no camines así que un día te vas a estampar con alguien. - Aquella voz hizo subir su mirada para encontrarse con un joven algunos centímetros más bajo que él.
- Hola, Apo.- Saludó con una leve sonrisa. Apo, uno de los escasos amigos que consiguió desde el inicio de su carrera. No sabía cómo había pasado, suponía que era porque el bajito era extrovertido y amigable.
Ambos se juntaron para llegar hasta su aula, ahí se encontraron con Mile, su otro amigo.
Los tres eran bastante cercanos desde el segundo año de la carrera, cada uno conocía a la familia de los otros dos y de vez en cuando se reunían en casa de alguno para gastar su tiempo jugando videojuegos o leyendo comics.
Tinnasit, o Barcode, como le decían sus más cercanos de cariño, siempre batalló por entablar relación con cualquier persona, era bastante tímido e introvertido. Pero tanto Apo como Mile no se dieron por vencidos hasta ganarse su confianza y que dejara de lado, al menos un poco, su timidez. Luego de un año lo lograron y Barcode se sentía agradecido con ellos, pues eran los únicos verdaderos amigos que tenía, ya que sus demás compañeros lo consideraban "rarito" y evadían acercársele.
No les dio tiempo de hablar sobre cosas banales cuando el profesor entró para comenzar a impartir su clase.
Aquel día fue bastante normal, sin nada interesante, aparte de tareas y proyectos que debían entregarse en fechas cercanas.
El trío se encontraba en la biblioteca terminando un par de pendientes. Hacía ya una hora y media que habían salido de clases.
- Chicos, recuerden que el sábado es mi cumpleaños. - Dijo Apo, empezando a cerrar y guardar los libros y materiales en su mochila al haber concluido con su trabajo.
- No lo olvidamos, llevas desde hace dos semanas diciéndolo. - Soltó Mile rodando los ojos.
- Les había dicho que no sabía que hacer, pero ayer se me ocurrió algo. Quiero ir al nuevo bar que abrieron en Khao San Road, invitaré a más amigos ¡Será genial! -Lo último lo exclamó con una gran sonrisa.
- Creo....creo que yo no podré ir. -Susurró levemente Tinnasit, pero fue escuchado por los contrarios. Él nunca había ido a un bar, y sabiendo que habría más personas se sintió incómodo sólo con la idea.
- Vamos Barcode, sé que no te gusta ese ambiente y habrá gente desconocida. Pero sólo será una vez. - Apo dijo sonriendo levemente.
- Yo...-Quiso denegar nuevamente, pero fue interrumpido.
- No te dejaremos solo en ningún momento, y no es necesario que te quedes mucho tiempo. - Fue el turno de Mile.
- No sé...-
- Vamos, hazlo por mí. - Dijo el más bajito con ojos de cachorrito fingiendo llorar.
Barcode sabía que en algún momento debía salir de su zona de confort, temía que no fuera de su agrado, pero lo haría por ser el cumpleaños de su amigo.
- Está bien, puedo ir un rato. - Suspiró rendido, acomodándose un poco sus lentes.
- ¡Eso es todo! Nuestro bebé se está convirtiendo en hombre. - Los tres rieron un poco por el comentario.
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Adicto a ti | JeffBarcode
FanficUn temido mercenario y un simple estudiante. El destino a veces juega muy sucio. Esta es una obra originial de @JLBCLS.