𝟷𝟸 ➻ ¿𝙼𝚎 𝚊𝚢𝚞𝚍𝚊𝚛í𝚊𝚜?

6.8K 486 158
                                    

El corazón de Abril se había llenado de gratitud

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El corazón de Abril se había llenado de gratitud.

Samantha le dedicó una sonrisa, aún ruborizada, antes de soltar el abrazo, miró hacia la mano de la omega, tomándola para alzarla frente a su rostro, viendo la piel rojiza y algo hinchada de esta.

— Te quemaste con el ramen —dijo, y Abril pareció avergonzarse.

Samantha la soltó para abrir uno de los cajones de la cocina, dejando ver algunas cajas de medicamentos y otras más pequeñas con algunas cremas, leyó algunas cajas hasta encontrar la que buscaba, cerrando el cajón con el pie al pararse.

— Toma, es para quemaduras —dijo, dándole la cajita a Abril.

Tomó ambos tazones de ramen y los llevó a la mesa, agradeció a Abril por la comida, la omega respondió con una sonrisa mientras se masajeaba la mano con un poco de crema, para que se absorbiera bien.

Comieron en silencio hasta terminar todo lo que tenían servido, Samantha volvió a llenar el cuenco con más comida por lo rico que estaba.

Abril esperó en silencio a qué Samantha terminara su comida, y se levantó con intención de sacar los platos y lavarlos, pero la mayor la corrió con algo de brusquedad.

— No hagas nada, Abril, con que cocinaras es suficiente —dijo Samantha, pasando lo que habían usado al lavamanos de la cocina, abriendo el grifo

Abril sólo asintió, y volvió a sentarse en la mesa, viendo a Samantha, de espaldas a ella.

A la rubia le parecía preocupante la actitud que había adoptado Abril en tan pocos minutos, el como se había puesto sensible y había insistido en irse, cuando días antes casi rogaba por quedarse, su loba estaba inquieta en su interior, quién también quería saber por el cambio brusco de la omega.

— Creo que lo mejor será irme en la noche.

Las palabras habían sonado tan distantes, con tan pocas ganas y sentimientos, casi monótonas.

A Samantha se le cayó el cuenco que estaba lavando haciendo un ruido fuerte contra el metal del lavamanos al chocar, y salpicando un poco su ropa.

— ¿Samy? ¿Estás bien?

Samantha no pudo hablar, su vista se nubló un poco, apretando los dientes, se giró, acercándose a Abril, inclinándose sobre ella y quedando a pocos centímetros del rostro de la omega.

No.

Su voz había salido de lo más hondo de su pecho, en un tono que hacía mucho tiempo no usaba y creía perdido.

Casi pudo ver a la loba de Abril bajar las orejas con algo de miedo ante su voz de alfa.

Samantha negó, despejando su vista, no era la forma correcta de hacerlo, debía hablar de forma civilizada con Abril.

𝗗𝗲𝗹𝘁𝗮 ☕︎︎ 𝚁𝚒𝚟𝚊𝚛𝚒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora