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Tres meses después
— Hace siglos que no veo a Samantha, ¿Habrá engordado? ¿Estará más alta?
— Fueron sólo tres meses —dijo Millaray, sin ganas—. Y la conoces desde hace más de dos años, si no creció ni engordó en ese tiempo no lo hará en unos meses.
— Pero el embarazo te cambia —objetó Vicky.
— Rivera no está embarazada, idiota —se metió Aldo en la conversación—. Ella no es la pasiva, ni la omega. Es la que dice que va a comprar leche y no regresa nunca más —Aldo se rió de su propio chiste.
— Recuérdeme por qué me ofrecí a traerlos —habló Osvaldo al volante, en tono de súplica.
Los tres raritos habían hablado todo el camino, sin descanso y habían discutido varias veces por banalidades, o porque se golpeaban sin querer.
Ninguno había querido ir en el asiento del copiloto, así que los tres amigos iban apretándose en el asiento trasero, mientras Osvaldo se sentía como un taxista o un padre con sus tres hijos inquietos.
— Porque le querías ver el culo a mi hermano —respondió Millaray, con total seguridad, haciendo que Vicky riera, Aldo se volviera un tomate y comenzara a golpearla, y Osvaldo quedará sin palabras.
Segundos después, Osvaldo respiró profundamente, reprimiendo el impulso de frenar el auto y dejarlos en medio del camino.
— ¡Cambio de tema! —habló Vicky, con emoción— ¿Creen que a Abril ya se le note la barriga?
— De comer, quizás —dijo Aldo.
— De comerse a Rivera —corrigió Millaray, haciendo que ambos rieran, y que Osvaldo les dirigiera una mirada extraña por el espejo—. Sólo son tres meses, se le va a empezar a notar enserio a los seis meses.
— Cabeza de pito —lo llamó Aldo, haciendo que Osvaldo frunciera el ceño—. ¿Ya saben cómo le pondrán?
El pelinegro negó.
— No creo, tampoco les pregunté.
— Bien pensemos un nombre —Vicky sonrió ampliamente—. Tengan en cuenta que tendría que ser apto como para un perrito también... Considerando que serán cambiaformas como Abril.
— ¿Cómo le pondrían a un perrito? —preguntó Osvaldo, algo divertido por el razonamiento de Vicky.
— ¿Si es niño? ¿O niña? —preguntó Millaray, con una mano en su mentón, pensativa.
