𝟸𝟿 ➻ 𝙾𝚝𝚛𝚊 𝚘𝚙𝚌𝚒𝚘𝚗

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— ¡No!

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— ¡No!

Felix se levantó con fuerza, lanzando el celular al sofá, aunque esté rebotó y cayó al suelo con ganas, el sonido al romperse hizo a Osvaldo saltar.

— ¿"No", qué? ¡Felix! ¡No escuché lo que dijo!

— ¡No, no, no, no!

El pelinegro comenzó a caminar dando vueltas, Osvaldo lo miró con algo de espanto, siguiéndolo con la mirada, y no se movió hasta que el chico salió de la sala, caminando lejos.

— ¡Jose Francisco! ¿Qué dijo? ¿Qué pasa?

Osvaldo tuvo que correr un poco para alcanzarlo, viendo cómo el chico caminaba por un lado de la mansión que el poco conocía.

— ¡Juanito es mío! ¡Él no va a marcar a nadie!

Felix abrió las puertas y continúo caminando rápido, seguido de cerca por Osvaldo, en algún punto habían salido al patio de la casa y terminaron caminando por el prolijamente corto pasto verde.

¿Juanito? ¿Juan?

— ¡Sí, ese mismo, el idiota!

— Felix pareces una mujer histérica del siglo pasado.

— ¡¿Y qué si soy histérica?!

— Puta madre... —murmuró el más alto.

— Juan Guarnizo es mío, y el no va a marcar a nadie a menos que sea yo.

— ¿Por qué tendría que marcar a alguien más? —Osvaldo abrió sus brazos, seguía sin entender que había dicho aquel doctor para que el beta estuviera así.

Felix dejó de caminar de golpe, volteando para mirar al otro.

— Porque Juan Guarnizo tiene la necesidad que su nombre sea sinónimo de "héroe".

>> Siempre haciendo lo correcto, nunca desobedeciendo a nadie... Claro menos a mí... Siempre hace todo lo que su familia quiere, y le vale verga lo que él quiere mientras sea por un "bien" según su concepción de las cosas.

>> Si antes iba a marcar a esa Abril Garza porque su familia lo decía... Ahora va a hacerlo porque piensa que le salvará la vida...

A Felix se le escapó un sollozo.

Osvaldo estaba petrificado, no sabía en qué drama se había metido.

— Bien, Felix, comprendo —dijo, intentando ser suave, aquel beta estaba muy sensible—, pero Guarnizo no haría las cosas sin pensar, sabe que hay otra opción.

Felix se detuvo, limpió sus lágrimas rápidamente.

— ¡La otra opción! —dijo, con alegría—. Tú dijiste que sospechabas que Abril Garza y Samantha Rivera eran predestinadas y-

𝗗𝗲𝗹𝘁𝗮 ☕︎︎ 𝚁𝚒𝚟𝚊𝚛𝚒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora