IX. Mateo

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Narra Gavi
Me desperté en el pecho de Carla, al principio me extrañé un poco, hasta que recordé lo sucedido por la noche. Sinceramente no sé porque la besé ¿me gustaba?, la verdad es que no lo sé muy bien, literalmente la conozco de hace 3 semanas.

Y dale, te encanta pesado admítelo ya.

Levanté la cabeza para mirarla, estaba profundamente dormida, con la boca entreabierta. Me quedé un rato más observándola hasta que se removió un poco e hizo un sonidito adorable, indicando que se estaba despertando.

-Buenos días- dijo con voz de dormida cosa que hizo que me derritiera.

-Buenos días- dije sonriendo.

-¿Qué hora es?- dijo frotándose los ojos e intentando incorporarse, pero mi cuerpo se lo impedía.

-Ay lo siento- dije levantándome.

-No te preocupes- dije con una sonrisita a lo que yo la imité.

-Son las 12:27- dije mirando mi móvil.

-Buf- dijo volviendo a tumbarse- que pereza, ¿tu no tienes entreno?- preguntó.

-Que va, es por la tarde.

-Ah vale- dijo levantándose ya por fin.

-Oye em- me rasque la nuca nervioso -lo de aye-.

-Oye no, no pasa nada ¿vale?, no te rayes ni nada, solo fue un beso, tranquilo.

Auch

Narra Carla

Mentiria si dijese que no me dolió decir eso, claro que no sólo había sido un beso, pero no lo iba a admitir y menos delante de él.

-Ah claro claro solo un beso...- dijo como desanimado, allí me di cuenta que la había cagado.

-Ey no no, no quería decir eso perd-

-No tienes que decir nada Carla, solo fue un beso para ti, ya está- dijo cortandome e intentando irse.

-Oye no que te juro que no sólo fue un beso- dije poniéndome delante de la puerta para que no se fuera.

-Da igual Carla- dijo apartándome para pasar.

Me giré y le vi desaparecer por el pasillo, obviamente no sólo había sido un beso, supongo que por mucho que me cueste admitirlo me está empezando a gustar.

No mientas, no te està empezando gustar, te gusta, y mucho.

¿Nunca te vas a callar verdad?

Sólo digo verdades.

Bajé a bajo a desayunar y me encontré con mi hermano y Gavi comiendo en la isla de la cocina.

-Buenos días tata- dijo mi hermano.

-Buenos días- dije sentándome enfrente suya con el móvil.

-¿No desayunas?- preguntó este.

-Que va, es que no tengo mucha hambre.

Durante todo el rato Gavi no dijo ni una palabra no me dirigió ni la mirada ¿tanto le había afectado?

-Bueno, yo me piro que he quedado- dijo mi hermano cogiendo la llaves del mueble de la entrada.

-Uy, ¿y con quién eh?- pregunté burlona.

-Con una amiga, pesada.

-¿Tengo cuñada y no me lo has dicho? que fuerte- digo haciéndome la indignada a lo que el ríe.

-Bueno me piro, no os mateis porfa- dijo riendo.

-Que si pesado, ¡adios!- dije cerrando la puerta.

Me dirigí al salón donde estaba Gavi que ni me dirigió una mísera mirada.

Quién lo diría | Pablo Gavi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora