XIV. La Rubia

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Narra Carla

Llegamos a casa y nos fuimos a preparar la comida. Como teníamos en casa dos futbolistas por supuesto no podíamos comer nada que no fuera sano así que hicimos una ensalada de pasta y pollo a la plancha. Mi hermano y Celia comieron con nosotros y nos ayudaron a prepararlo.

-¿Os apetece salir esta noche?- preguntó mi hermano.

-Buf, que pereza.

-Venga Carlita que yo quiero ir.

-Que no sé Pablo.

-Venga tata solo hoy y si te cansas o te aburres nos vamos.

-Joder, vale.

Nos pasamos la tarde viendo películas los cuatro juntos hasta que llegó la hora de cambiarse pero como no gavi había acaparado el baño.

-¡Mateo sal ya ostia!

-Si me llamas así si que no salgo.

-Venga Pablo tío que me tengo que cambiar.

En eso abrió la puerta y salió con unos pantalones rotos negros y una camiseta Nike blanca.

-Me vas a desgastar.

-Callate anda.

Entre al baño y me dispuse a vetirme. El outfit trataba de un vestido negro corto ceñido al cuerpo con un corte en la pierna derecha, las Converse blancas para así ir más cómoda y el pelo suelto y liso. El maquillaje sencillito, natural que no se notase mucho.

Salí y me encontré con Gavi en la cama tirado con el móvil.

-Venga, mueve el culo Mateo.

-¿Nunca te cansas de llamarme así?

-Pues no la verdad.

Bajamos a bajo y ya estaban listos mi hermano y Celia.

-Que guapa hermanita.

-Ya lo sé.

-No te lo tengas tan creído hormiga.

Nos fuimos al coche y el camino paso bastante bien, los cuatro cantando, riendo, hablando...

Al llegar nos fuimos directamente a la zona VIP y yo me fui a la barra a pedir.

-Hola guapa.

Me gire al escuchar la voz y me encontré con un hombre de unos 30 años.

-Hola- dije un poco incómoda.

-¿Te vienes conmigo fuera guapetona?

-Dejame en paz porfavor.

-Venga va guapa solo un ratito.

-Que no porfavor déjame.

-¿No te ha dicho que la dejes?- escuche una voz detrás de mi.

Me gire y me encontré con un chaval de más o menos mi edad.

-¿Y tu quién eres? ¿Su novio?

-Si, ¿algún problema?

El hombre no contestó y se fue.

Gracias a Dios.

-Muchísimas gracias de verdad.

-De nada...

-Carla.

-Hugo.

-Muchísimas gracias Hugo enserio, no me dejaba en paz.

-Nada mujer, ¿te tomas algo?

-Claro.

Estuve un rato más hablando con él y me pareció un chaval super majo y divertido. Me estaba contando algo pero yo no le estaba prestando atención, mis ojos estaban clavados en el sevillano que me traía loca. Estaba bailando bastante pegado con una chica guapísima, rubia, ojos azules y un cuerpazo de escándalo. En ese momento me empezé a sentir mal, mis inseguridades habían aparecido y me quedé paralizada cuando le besó y por mi sorpresa se lo siguió. Se estaba liando con una pava en mi puta cara.

Quién lo diría | Pablo Gavi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora