—Soldados.—se incorporó de repente Erin.
De cuclillas, se escondió tras la duna para acechar al ejército que se aproximaba desde el Norte.
—Son cerca de un centenar.
Sostuve el arco y alcé mi mirada tratando de localizar el batallón, pero la noche era lo suficientemente oscura como para impedirme visualizar con nitidez sus cuerpos. A pesar de no haber ni una sola nube perturbando el cielo, la oscuridad en el desierto se intensificaba.
La soledad del lugar te hacía sentir diminuta. No se escuchaba más que el silbido del viento azotando la arena, y cuando el Sol caía, el paisaje te cautivaba. Si visualizaba los rostros de mis compañeros, era por las luces estelares y sus constelaciones. La tonalidad de la arena se volvía incluso plateada y el calor que se sufría de mañana se desvanecía. Me había acostumbrado a aquel lugar: a su grandiosidad y a su belleza, y escuchar que había más gente aparte de nosotros, me alteraba.
Agarré una flecha y la apoyé sobre la cuerda, pero Duman me agachó el brazo, preocupado por si mi impulsividad me vencía y disparaba.
El ejército avanzaba con paso firme hasta que finalmente, el sargento que encabezaba el pelotón señaló con el filo de su espada nuestra posición.
Escuchamos los gritos de los soldados, que entusiasmados comenzaron a cabalgar hacia nosotros. Sin pensarlo dos veces, alcé el brazo y comencé a disparar, mientras que Duman, Seth y Erin arremetían contra la retaguardia.
Mi objetivo se resumía en eliminar a los generales y arqueros, para cubrir a mis compañeros desde una distancia prudencial. Mi puntería había mejorado considerablemente durante estos meses, por lo que, a pesar de ser inferiores numéricamente, logramos reducir su fuerza.
Seth, Erin y Duman estaban perfectamente coordinados, y la destreza que mostraban la pelirroja y el comandante de Elion era indudablemente superior a la de su sargento.
Habían sido muchos los años que habían estado bajo las órdenes de sus gobernadores, y en un escenario como lo era aquella batalla, a la que podían incluso denominar como su "segundo hogar", ambos destacaban notablemente.
A diferencia de ellos, Seth apenas había tenido contacto en un combate cuerpo a cuerpo, pero la brutalidad que se ejercía en La Ciudad Perdida le había ayudado a desarrollar una increíble agilidad y un manejo de armas fuera de lo común. Si bien su punto fuerte era la distancia media: sorprendiendo a los soldados para atacarlos por la espalda, también me apoyaba desde la lejanía lanzando dagas a los combatientes.
Aquella batalla fue intensa, aunque breve. Los tres mostraron rastros de sangre sobre sus vestimentas que haría a cualquiera creer que, como mínimo, uno de sus puntos vitales estaría gravemente herido.
Mi mirada se desvió principalmente a Duman, que con una pequeña sonrisa me confirmó su bienestar, pero antes de que él pudiese articular las siguientes palabras, un siseo se adentró en mi mente:
¿Puedes realmente confiar en ellos?
El tono de voz era neutro, aunque escalofriante, y por mucho que intentara apartar mi atención, su insistencia me obligaba a centrarme en él.
Sé que temes por el futuro. Que dudas de si realmente serás capaz de acabar con todo esto, pero déjame decirte que tus intenciones son una estupidez y que todos los de tu alrededor acabarán muriendo por ti.
—¿Tresa?
Intentando centrar mi atención en Duman, que me observaba junto a Seth y Erin con el ceño fruncido y con una inaudible preocupación, cerré mis párpados con fuerza.
ESTÁS LEYENDO
Arcadia
Teen FictionCuenta la leyenda, que son cuatro los elegidos que liberarán a Arcadia de sus respectivos gobernadores cambiando radicalmente el futuro y peligrando el camino hacia la libertad. La guerra ha comenzado, los territorios pronto empezarán a desaliñarse...