La felicidad es efímera y él no era digno de ella. Apretó las rodillas contra su pecho observando el lugar donde le vio por última vez. Llegó tarde, llegó tan tarde que no pudo hacer nada por él. Apenas tuvieron un segundo para que Severus le mirara con sus ojos cristalinos con la garganta repleta de sangre. Ni siquiera tenía fuerzas para hablar y su mundo se hizo pedazos cuando los ojos de Severus dejaron de mirarle y su respiración cesó para siempre.
Hermione tuvo que sacarle a rastras de allí con la ayuda de Ron. El ser testigo de cómo Harry perdía a la persona que quería le sirvió para acercar posturas unas semanas después, comenzando de nuevo la amistad. Pero Harry ya no era el mismo.
Luchó contra Voldemort lleno de ira y coraje. Le gritó quien era Severus Snape, leal a Dumbledore y un gran hombre que dio la vida por él, por protegerle cada segundo. Voldemort se burló de ambos, se mofó por haberle matado y porque el niño que sobrevivió se hubiera conformado con lo que su madre no quiso a su lado. Harry se volvió más violento en la pelea. No se conformó, lo aceptó y lo quiso los nueve meses que pudo estar a su lado compartiendo su vida, sus risas y sus sueños con Severus.
La guerra de Hogwarts se cobró pocas víctimas, todas mortífagos, y la pérdida que más le dolió: la de Severus. Cuando volvió a recuperar su cuerpo para enterrarlo como el héroe que fue Dumbledore le comunicó que alguien lo había echado en un fosa común en el bosque con el resto de los mortífagos. Nadie sabía la verdadera identidad del profesor. Harry sintió cómo la herida en su pecho se hacía más grande.
Colocaron un retrato en el despacho del director, pero no era más que una pintura inmóvil. Severus jamás se hizo presente para hablar con él.
Una lágrima de impotencia cayó por la mejilla del joven mago que borró con su puño. El verano estaba apunto de terminar y el director no le permitiría entrar en la casa de los gritos durante el desarrollo del curso ya que él ya no era un alumno del colegio. Perdería el lugar donde puede llorar tranquilo recordando al hombre de su vida.
Se incorporó un poco haciéndose a la idea de que debía marcharse. Mañana volvería otro rato para recordarle. Esntonces una sensación de abrasión le cruzó la cabeza, justo en la zona de la cicatriz. Cayó de bruces buscando el aire que se le escapaba debido al dolor.
—No puede ser. Él está muerto, se acabó. No puede volver. —Otra oleada de dolor le hizo gritar de forma desgarradora.
—¿Harry? —Oyó su voz alejada, distante—. ¿Harry, estás ahí?
Hermione entró en la estancia encontrando a su amigo arrodillado en el suelo sujetando la cabeza con ambas manos. Agradeció que la viera antes en el colegio cuando su amiga llegó a recoger las últimas cosas que quedanban de ella en Hogwarts. Era duro cerrar una etapa tan importante.
—¿Es la cicatriz? —preguntó agachándose junto a él—. Es imposible, tú mismo acabaste con él. Ni siquiera quedan mortífagos en los alrededores.
—Intenta entrar... Le noto en mi cabeza.
—¿Puedes oír su voz?
—No, es solo fuego.
—Hay que llevarte con Dumbledore, deprisa. —Harry se puso de pie con dificultad, justo al enderezarse la presión desapareció.
—Se ha ido.
—Esto no me gusta nada.
—A mí mucho menos.
Llegaron al despacho un tanto desordenado por la inminente llegada del nuevo curso. Dumbledore se movía de un lado para otro moviendo la varita con gracilidad.
—¿Ya te vas, Harry? Usa la chimenea para poder llegar bien a casa.
—Voldemort ha vuelto —soltó Hermione sin preámbulos.
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El regreso del invierno y sus Tinieblas
FanfictionLa guerra de Hogwarts concluyó hace unos meses. La paz ha vuelto, la magia es leal y blanca y Harry Potter al fin vive sin el temor de tener a alguien que le pise los talones. Sin embargo, la felicidad es efímera y más cuando una nueva amenaza irrum...