—¿Dónde estamos? —preguntó Harry apretando los puños en la túnica de Severus.
—Aquí es donde me he estado quedando estos meses.
Harry se apartó de él estudiando el lugar donde se encontraban. Era una de las cabañas en las que había visto a Voldemort en sus visiones. Quizá Remus tenía razón. Al ver el horror en su cara Severus se apresuró a negarlo.
—No soy nada como el señor tenebroso, estoy aquí porque nadie puede rastrearme en su interior.
—¿Sabías lo del veneno de Nagini?
—Sí. Lo supe unos días después. Verás, Harry —Le tomó de la mano hasta conducirlo a un viejo sofá de cuero raído—, no ataqué a McGonagall porque me haya convertido en un mago oscuro. Te contaré lo que sucedió aquel día.
∆∆∆
Notaba cómo el veneno de la serpiente iba colándose en su sangre. La certeza de que no le quedaba mucho tiempo le producía un tremendo dolor. No por él, sino por Harry. Despedirse de él estaba siendo lo peor del mundo. Ni siquiera tuvo que soportar eso cuando supo sobre la muerte de Lily.
Vio sus lágrimas, su dolor, su agonía hasta que Severus no pudo más y se entregó a la oscuridad. Alguien le golpeó el pie lanzando por todo el cuerpo una corriente de dolor insoportable. Consiguió abrir los ojos lentamente.
—Mc... McGonagall —susurró—. Lléveme con él... Harry, con él —rogó a pesar de sentir cómo le ardía la garganta. Ella se agachó junto a su cuerpo.
—Incluso en su estado piensa en cumplir con su misión. Es despreciable, Snape. ¿Cómo ha podido dejarle entrar en el colegio con todos los alumnos aquí? Mató a Dumbledore.
—No, él... estaba escondido.
—Claro que lo estaba. Escondido bajo la piedra de mármol blanca. Me da asco, Snape, y me repugna haber trabajado con usted.
—Harry... tengo que hablar con Harry.
McGonagall chasqueó los dedos y señaló a Snape tumbado en el suelo. Alguien lo levantó sin cuidado haciendo que el veneno y la mordedura le quemara la piel.
—Llevadlo al bosque, están cavando la tumba para los mortífagos.
—Espere —rogó de nuevo en vano—. Harry merece saber que sigo vivo.
—Harry merece ser feliz sin su veneno, Snape.
Le dejaron en el bosque tirándolo con un golpe de varita en la fosa común. Al caer una piedra cortó la piel de su barbilla perdiendo más sangre de la que ya había quedado en la casa de los gritos. Cuando su pulso se volvió lento y le dolía hasta respirar notó cómo su núcleo vibraba. El veneno de Nagini lo había alcanzado, empezó la cuenta atrás. Él conocía el poder de la magia y la del amor. Para él decir amor era decir Harry.
Su magia, la magia que Harry había prendido a su núcleo y la fuerza de la sangre de Dumbledore, adherida a su persona, comenzaron a luchar contra el veneno y el poder del señor tenebroso. Aquella batalla en el interior de su cuerpo le desgarró provocando unos gritos en mitad del bosque que nadie quiso oír. De nuevo se abandonó a la oscuridad.
Cuando volvió a abrir los ojos no sabía dónde se encontraba, qué día era y qué había sucedido. Poco después averiguó que había pasado veinticuatro horas dormido porque consciente no hubiera soportado el dolor que se lidiaba en su interior. Continuaba vivo sí, pero con claros signos que evidenciaban cambios.
Todo lo que el señor tenebroso le enseñó podía efectuarlo con mucha más precisión. Nada le dolía. Su magia había evolucionado a una más poderosa y precisa. Esperó dos semanas en el bosque prohibido comiendo lo que encontraba y durmiendo escondido de Hagrid. Las bestias y animales no se acercaban a él porque eran capaces de oler su sangre híbrida entre oscura y vital. Otra vez se vio metido en problemas por su sangre contaminada.
Pero lo que realmente le frustraba era el hecho de que Harry seguía en el castillo en sus últimas semanas de curso y no podía ponerse en contacto con él. Pensó en usar los poderes del señor tenebroso para su beneficio. Se instaló en la cabaña y comenzó a usar la legeremancia unida a los poderes de Voldemort para intentar llegar a la mente del chico. Le costó días y días de trabajo.
Trató de colarse en Hogwarts en vano. En uno de esos días fue sorprendido por McGonagall y debido a su aspecto de sombras aprovechó la ocasión para vengarse de ella.
∆∆∆
Al terminar de explicarle lo ocurrido Harry parecía irritado, indignado y abatido.
—Lo siento. Me dijeron que te pusieron en una fosa común, pero no sabían dónde estaba exactamente.
—Olvídalo, tú no eres quien debe disculparse.
—¿Cómo McGonagall se atrevió a algo así? Estabas vivo, debió ayudarte.
—Creyó que maté a Dumbledore y que le abrí la puerta a los mortífagos y al señor tenebroso.
—Fue Draco —soltó furioso.
—Lo sé.
—¿Qué hiciste con la varita de Saúco? —Severus le observó confundido.
—¿La varita de Saúco? La tiene Dumbledore.
—No, desapareció el día que vieron la sombra. Creían que el mago oscuro la robó.
—Yo no la tengo.
—¿Crees que sea un invento de ella?
Severus soltó su mano poniéndose en pie. Harry sabía que le estaba dando vueltas a todo y ahora que le recuperó lo último que quería era que se sintiera culpable por los acontecimientos o por las palabras de Remus. Sin hacer ruido se aproximó a él para abrazarlo por la espalda.
—Dejemos de hablar de los demás. Solo quiero estar contigo.
—Esta vez será más difícil. El ministerio se interpondrá si averiguan mi condición y tú podrías terminar en Azkaban si te involucran con un mago heredero de los poderes del señor tenebroso. Lupin tiene razón, debería dejarte y ponerte a salvo.
—No lo hagas, Severus. —Afianzó el abrazo tratando de que sintiera que estaba dispuesto a todo por él—. Esperaste demasiado para estar conmigo, no me dejes por lo que piense Remus.
Se colocó frente a él captando toda la atención de Severus. Se puso de puntillas directo a sus labios temiendo que la integridad del profesor le detuviera. No obstante, Severus correspondió el beso apretando su cintura con fuerza. Le besó lentamente hasta que Harry desabrochó el primer botón de su túnica. Severus le apartó con la respiración entrecortada.
—Detente.
—Si me detengo ahora cuándo sucederá. Ya no soy ese niño al que temías tocar.
—Tenía planeado algo especial para el día de nuestro aniversario. Tú tendrías dieciocho años y una relación de un año conmigo en la que vieras que permanecía a tu lado porque te quiero.
—Ya lo hemos logrado. Tengo dieciocho años, mi relación contigo sigue en pie y me niego a volver a separarme de ti cuando por fin te he recuperado. Sé que estás conmigo por amor, Severus.
—Hay demasiado en juego.
Harry volvió a besarle guiándole hacia la pared donde Severus se dejó apoyar de espaldas. El beso había aumentado y el profesor veía más que claras las intenciones del chico.
—Voldemort estuvo en esta casa, ¿de verdad quieres que sea aquí?
—Has dicho que nadie te puede rastrear hasta aquí —comentó casi sin aliento—. ¿Qué mejor lugar para contar con más privacidad?
Severus le observó impidiendo que Harry pudiera besarle. Sin previo aviso se agachó para alzarlo por el trasero haciendo que Harry se agarrara en torno a su cadera con las piernas. Comenzó a besarle conduciendo sus pasos a la habitación que había acondicionado para él en los últimos meses.
Abrió la puerta con su espalda yendo hacia la cama sentándose en el borde de esta con Harry en su regazo.
—Te quiero —susurró entrecortado notando el olor de Severus.
—Te quiero. Gracias por no olvidarme.
—Nunca podría hacerlo —dijo dejándose llevar por el abrazo y las caricias del mayor.
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El regreso del invierno y sus Tinieblas
FanfictionLa guerra de Hogwarts concluyó hace unos meses. La paz ha vuelto, la magia es leal y blanca y Harry Potter al fin vive sin el temor de tener a alguien que le pise los talones. Sin embargo, la felicidad es efímera y más cuando una nueva amenaza irrum...