Diez

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No le gustaba la idea de separarse de Severus y volver a Grimmauld Place en la más absoluta soledad y con la presión de Dumbledore sobre él. Se despidió como si ese fin de semana no hubiera sido suficiente y como si la próxima vez que se vieran fuera a ser dentro de mil años. Severus le regaló un abrazo largo y placentero. Jamás creyó que estar entre las paredes de una de las guaridas de Voldemort iba a ser tan cómodo.

Algo que hablaron varias veces fue lo extraño que se les hacían a ambos que el director no le hubiera invocado en todo ese tiempo. No obstante, Harry notó algo raro cuando las sombras de Severus le dejaron en la casa. Entró en la casa encontrando a Tonks trajinando en la mesa con cara de cansada.

—¿Tonks?

—Hola, Harry —dijo ella con nerviosismo.

—¿Pasa algo?

—No. Estoy cansada por el bebé.

—Sé que me estás mintiendo. —La chica detuvo las manos frunciendo el ceño hacia la mesa—. ¿Tiene algo que ver con Severus? ¿O con la razón de que Dumbledore y Remus no hayan dado señales sobre la varita?

—Harry, te aprecio demasiado ya lo sabes, por eso quiero avisarte.

—¿Qué ocurre?

—Dumbledore ha designado a McGonagall como directora mientras él resolvía el misterio de la varita. Ha encontrado la ubicación y se ha pasado toda la noche rompiendo esa magia. Lo peor ha sucedido cuando la ha recuperado.

—¿McGonagall directora? —exclamó sorprendido—. ¿Qué le ha pasado?

—Lo primero que ha hecho ha sido venir aquí. Tal vez hayas notado el cambio en el ambiente.

—Sí.

—Yo también sentí algo, pero fue Remus quien me explicó que eran hechizos fuertes y con ciertas tendencias tenebrosas.

—¿Qué? —Se apoyó en el borde de la mesa, ansioso y preocupado—. ¿Dumbledore con magia tenebrosa?

—La varita de Saúco fue manipulada por un mortífago, pero no cambió su lealtad porque no había desarmado a su dueño. Trató de obligarla para que le obedeciera. En cuanto Dumbledore puso sus manos en ella una parte de él se quemó para siempre. —Tonks se aproximó hacia él con la consternación plasmada en su cara—. Está obsesionado con acabar con Severus, es su único objetivo. Remus no tiene ni idea de cómo frenarlo.

—¿Qué pretende hacer con los hechizos que le ha puesto a la casa?

—Hacer que Severus aparezca por su cuenta. Y la única manera de conseguirlo es a través de ti. Lo siento, yo tampoco sé qué hacer. Estaré aquí si me necesitas.

—No te preocupes, en esta casa no existe nada que pueda hacerme daño.

—¿No lo entiendes, Harry? —exclamó ella, impaciente—. Las ideas y la magia de Dumbledore son incontrolables. Lo más mínimo puede volverse un riesgo para ti. Tienes que salir de esta casa, pero me temo que si Severus te ayuda su magia se pegará a ti y lo conducirá a la cabaña. Eso es lo único que mantiene a Severus a salvo, permaner en la cabaña. Voldemort sin querer hizo la guarida perfecta para su espía. Por ello Dumbledore quiere hacerte daño y que Severus venga a salvarte. ¿Lo entiendes? Fuera de la cabaña es presa fácil para él.

—Vale —concedió Harry visiblemente ansioso—, tengo que avisar a Severus. Que no venga aunque me torturen. Tienes que ayudarme, Tonks.

—Creo que puedo hacerle llegar una nota, pero necesito algo de tiempo. Por el momento voy a quedarme aquí. Remus está en casa con Teddy.

El regreso del invierno y sus Tinieblas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora