Tres

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Tras pasar una hora a solas sumido en un mar de recuerdos que le rompían por dentro escuchó a Remus avanzar con lentitud. Dejó un pequeño ramo en el lugar donde Harry vio por última vez a Severus.

—Molly quiere verte, ¿te apetece pasar por la Madriguera?

—No lo sé. Al menos Ginny no estará allí. Hemos mejorado la relación, pero no me atrevo a pasar demasiado tiempo con ella.

—Te perdonó hace mucho. Todos entendieron el porqué te enamoraste de Severus. Descubrieron que no era ese hombre despiadado que parecía. Sí, era amargado, impaciente y malhumorado...

—No conocías a Severus —cortó Harry, ofendido—. Era paciente, cariñoso y protector. Incluso era divertido y generoso.

—Puede que no tuviera la oportunidad de conocer al mismo hombre que tú. Si hubiera sido más justo con él quizá lo habría conseguido.

—Perdona, Remus, a veces me olvido que tú fuiste su pareja.

—No le traté como tal. Fui un cobarde. Tanto que estuve enamorado de él más de tres años y no me atreví a decírselo a nadie. —Emitió una risa irónica—. Le odié al saber que te quería, pero era solo envidia e impotencia. Me negaba a admitir que me había superado. Me alegro de que sacaras al verdadero Severus.

—Nunca te lo he preguntado y no quiero sonar irrespetuoso, pero ¿qué sientes exactamente por Severus?

Remus suspiró alargando el silencio, pensativo.

—¿Preguntas si estaría con él si no se hubiera enamorado de ti? Seguramente sí. Fui yo quien echó a perder la relación y siempre quise volver con él. Incluso cuando me dijo que estaba enamorado de ti pensaba en hacer que te olvidara y volviera a mí. —Rio apartando la vista de Harry, avergonzado por reconocer lo mucho que le costó olvidar a Snape—. Daría cualquier cosa por tenerle aquí.

—Yo también.

—¿Vamos a ver a Molly? —cuestionó cambiando la voz a un tono más alegre.

—Claro.

Llegaron hasta las verjas de los cerdos alados. Remus alargó su brazo, muy similar a cuando se desaparecía con Dumbledore. Lo tomó prefiriendo la sensación de moverse con un Traslador, más cómodo y sencillo.

El mundo a su alrededor comenzó a disfuminarse y antes de que sus pies tocaran el suelo de nuevo una bruma gris, enorme y borrosa, chocó contra él provocando que su cuerpo saliera de la aparición que Remus estaba efectuando. Su espalda aterrizó dolorosamente contra el suelo.

—¿Qué es esto? —Se removió mirando al paisaje que se formaba en torno a él.

Los árboles eran altos y frondosos tapando la luz del día creando una especie de anochecer adelantado. Harry giró hacia un costado para ponerse en pie. A lo lejos su varita yacía en la hierba, pero al haber sido reparada con la de Saúco parecía que nada podía romperla otra vez.

—Accio. —La varita tembló, pero no voló hacia su mano. Harry echó otro vistazo reconociendo el bosque donde Remus usó aquel rito de la magia vital.

El claro se encontraba unos metros más al fondo donde se podía divisar la silueta de la piedra que el hombre lobo usó como mesa.

—Accio —repitió en vano. Un ligero dolor le recorrió la frente. <<Ha... >>

El principio de su nombre le heló la sangre. No estaba solo en el bosque como ya había supuesto. Corrió directo a la varita que se adaptó a su mano a la perfección. Al girarse esa bruma esperaba entre dos árboles. Pensó en usar su hechizo estrella, pero esa cosa no estaba armada. El miedo se iba apoderando de Harry conforme esa bruma parecía solidificarse.

El regreso del invierno y sus Tinieblas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora